sábado, 26 de diciembre de 2009

Para no cumplir más

Ayer o durante el transcurso de cualquiera de los 364 días contados a partir de ahora,
una vela más o menos apagada de quienes aun se dan el gusto de completarlas,
empezar a indagar sobre cuánto falta, cuánto queda, sin ahondar en los retratos que descolgué por última vez.
Ensimismarme aunque sea lo que duren sus tonos ambivalentes, de vez en cuando suplicantes, presumidos sus trajes avasallantes... esas miradas corrosivas, que no duelan más.
No tocarlos, los años cumplidos se encargarán de ellos.

martes, 15 de diciembre de 2009

Untitled

    Quien pudo (y puede) ver más allá, permite ya a su cabeza girar un poco hacia acá (sin replegarse tanto).
    Quien se encuentra lo suficientemente despierto para dejarse llevar y que el viento no lo quiebre en algún cataclismo del impredecible devenir social.
    Reacio a volverse endeble, será quien apure ahora a las circunstancias.
    Seré yo, serás vos, serán aquellos... nuestros rulos erizados que se peinan al hablar.
    El timón de la paciencia, la resistencia a la añoranza.

martes, 6 de octubre de 2009

La Ola

   Lamentablemente, esta ola no es sino una cresta apenas visible, y parece haber emergido en nuestras costas arrastrada por una marejada mundial.
   Es casi estremecedor cómo puede construirse el arquetipo de un Führer a partir de unos pocos elementos -desde una típica y uniforme forma de vestir hasta el confortable sentimiento que da la pertenencia a un determinado, aunque cada vez más hermético grupo-, pero sobre todo cuando la palabra ahora sólo es nexo para apartarnos, directriz a la egolatría y creernos que de los sórdidos peldaños moldeados en el pasado pisaremos fuerte, hundiendo a los más débiles y elevándonos en el mismo acto a nosotros mismos. Bueno, esto efectivamente ya ha sacudido las arenas más lastimosas de Honduras, está sucediendo en niveles extremos en Italia... la nieta de Il Duce integrando el parlamento... y en Argentina me provoca escozor comprobar -por sólo citar algunos ejemplos, los nefastos funcionarios de Macri (jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires) y él mismo, su familia, religiosos de las prácticas dictatoriales a cargo de la policía, las ya legitimadas socialmente patrullas ciudadanas importadas directamente de la Italia de Berlusconi, con presencia en muchos pueblos, y ahora sí quiero terminar con la disgresión... los recientes cinistas, pendencieros y jactanciosos cruces de palabras (otra cosa no fueron) escupidos por la clase media y no más valorable que como relleno de ornamento televisivo sobre el inestimable valor de la pena de muerte- nuevamente que las cruces de la más cruenta dictadura todavía subyacen desde las vísceras mezclado entre resquemor y aun latente como alternativa, lo cual no necesariamente tiene que involucrar el sistema en absoluto, pues basta ver cómo un elemento puede desencadenar el efecto para convocar a todos los demás. Es que "no queremos ponerle nuestro balazo", o de otro modo, las responsabilidades no terminaron de asumirse.
   Esto hace temblar una vez más los endebles cimientos sobre los cuales reposa la democracia, que no es más que una fachada para trastocar la base esencialmente injusta cuyo sustento está dado por una mayoría, superpuesta a una minoría que carece de representación. Parece la constante de todas las crisis volver al conservadurismo, es que esto no es más que una fachada encubriendo al sistema monetarista.
   Aquí llegamos al entramado de La ola (die Welle), película alemana que recrea el experimento llevado a cabo en 1967 por un profesor de historia de una escuela norteamericana, quien en su afán de advertir los peligros de la autocracia termina trasvasando los límites a medida que se convierte en la única fuente y motor para el entusiasmo al quedar irrversiblemente sumergido en el propio régimen que ha instituido. Es así que mientras revitalizará la confianza en el grupo, en cuanto a sí mismo y para sí mismo, exasperará a la vez de enaltecer a toda la comunidad, y sobre todo al cautivante líder principio y fin de todo, formando una ola muy difícil de detener su fuerza de arrastre sobre lo demás, pero probablemente tan inestable cuanto sociedad decisiva conozcamos.

"Se va la ola a joder y chau"
Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado

domingo, 20 de septiembre de 2009

Todo un palo, ya lo vimos

Todo un palo, más allá del encontronazo mediático con Skay Beilinson, para quienes pretendieron olfatear a través de unas pocas palabras y colocar con tipografía de tamaño significativo y rechoncha (el color es indistinto según el medio) el cimbronazo que hiciera trastabillar la esencia de esta banda. Las razones (si es que las hubo) no importan o no nos interesan ahora, eso es asunto suyo y de ninguno de nosotros.
Fue todo un palo a las emociones, creo que nadie esperaba un recital tan especial donde fue el principio de todo, la ciudad de la génesis de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Me animo a decir que fue más emotivo incluso que el de San Luis vivido el año pasado, para esta misma época. Las 18 horas de viaje (cada vez más lejos, Indio) contadas desde el viernes costaron arriba de los colectivos que nos transportaron hacia Salta, pero se hicieron pasables con bastante música y algunos aperitivos, hasta la recepción, destilando la amabilidad de locales y visitantes, y la banda sonora a cargo de la murga del equipo de Juventud Antoniana, e la ciudad que descubriríamos como la más linda del amor esa noche.
   De Rosario a la gloria. Fuegos de oktubre encendió la chispa de una noche efusiva, así lo ratificó más tarde el Indio: "chicos, los Fundamentalistas están que arden", sosegando a la hinchada redonda. Asimismo, el abrupto cambio en el orden de los temas vaticinó la intensidad vivida en cada uno de ellos, reconfortados en la sensación de que lo sucedáneo sería proveniente de ensueño, tal que recién en el séptimo tema pudimos recuperar el aliento con Ramas desnudas continuada por Bebamos de las copas lindas.
Ahora bien, fui a Salta y tenía que hacer honor a su nombre, por lo que desobedeciendo directrices pseudo-paternales, me bajé de la tribuna al campo, punto de cocción del pogo y de los abrazos interminables en Juguetes perdidos.
¡Dale, dale, daaale! Tanto el buen humor decantado en cada una de sus sonrisas, como el rocanrol maravilla de toda la banda hacen ireemplazables los kilómetros recorridos porque cada uno dejó una huella imborrable, lo cual para quien lo siente y por ende, lo entiende nos regalan algo más aparte, que involucran las ganas de volver.
   ¡Y cómo no! Ejercicio mental previo y debate fugaz murmurado, clásico tras cada presentación de cada tema por parte de Solari, para intentar adivinar ahora cuál sería el anunciado tanguito. Suficiente euforia nos había desatado El arte del buen comer en el primer intervalo, donde se apreció el impecable saxo del invitado Sergio Colombo (Dancing Mood), y después el comienzo del segundo, con El pibe de los astilleros, el cual no escuchábamos desde Jesús María.
   A muchos nos temblaron las piernas, bastante demolidas ya, dentro del fervoroso clima al sonar los primeros acordes de Todo un palo, temazo jamás interpretado en versión fundamentalista. Increíble cómo nos regodeamos desde la guitarra precisa del consolidado Comotto hasta los vientos magistrales.
   Aunque nos dieron reparos, no ocurrió sin torcernos el pulso entre cada balanceo de brazos, y en mi caso, arrancarme unas lágrimas en To beef or not to beef, punzantes gritos hacia el final. Es que un ratito antes también nos habíamos desparramado en la inmensa, pero justa dedicatoria, también extensiva a los desangelados, quienes sobreviven de las miserias más osucras que la sociedad excluye en un reducto de humillación y violencia encarnizada, llevando el nombre de tortura u otra situación aberrante, se llama aquí Pabellón séptimo.
   Para destacar, lo cierto es que el clima entró en sintonía con el sonido, y la temperatura agradable se unió al vendaval de temas ricoteros -en total fueron 17, los cuales habían formado parte de la gira pasada-, donde el pogo se abrió paso para bailar también Ella debe estar tan linda, Me matan Limón, Un poco de amor francés, los dos clásicos enganchados Rock para el Negro Atila / Divina T.V. Führer y Nadie es perfecto / Ñam fi frufi fali fru. Deslumbrante fue la mágica Vuelo a Sidney, y con cierta insinuación flogger salió el pasito no tan nuevo ya de Por qué será que no me quiere dios.
   No faltaron los incesantes agradecimientos de parte del ya auto-convencido vejete Solari (vamos que nos prometiste un disco más), en particular a su doctor, y en general, a toda la indiada habitual vibrante en cada ronda de Un ángel para tu soledad.
   La despedida fue efímera, no hubo tiempo para los bises porque el Indio no se sentía bien de la gola (si te vi agarrar con ganas el vasito de whisky mmm... locuaz, pero no loco) y pidió ayuda para el epílogo Ji ji ji. Para quienes luego nos quedamos descansando muslos, cabeza y corazón acelerado, hubo una danza de fuegos artificiales, merecedora de los últimos aplausos.
   Aun continúa resonando en mi cabeza aquella frase lanzada promediando el recital: "la última bengala en diciembre... van a querer prohibir la navidad". "No me hago ilusiones" (... ¡con lo vivido el sábado!) ni tengo expectativas, pero como el soñar no conoce de límites...
   Antes de terminar, agrego un dato insólito. Debo haber estado en otra dimensión, producto de alguna bebida cuyo efecto desconocía porque en ningún momento pude escuchar fragmento alguno de La piba de blockbuster o El tesoro de los inocentes. Sucede que ciertos medios tildados de serios, los cuales se ufanan de ser mentores de la libertad de expresión además de no cubrir en forma adecuada los espectáculos, han maltrecho la utilización de la muleta "gentileza de...", trasformándolo en un subterfugio para copiar la (des)información, soslayando la correspondiente verificación precedente a la publicación. Me refiero al diario La Nación de Buenos Aires, hablo del Bebe Contepomi cuando dibuja los números de los espectadores.

   Mejor, sigamos disfrutando de nuestra enfermedad, de la más sana.

"Rodando, montado a un tren especial, 
rodando, en alquiler. 
Rodando, mi amor elige el lugar, 
rodando, para estallar" 
Rodando, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Willy Crook en Rosario


Embocó el tiro libre
El clima de la noche del sábado invitaba a disfrutar porque Willy Crook se jugaba un partido enorme. Como había anticipado, volvía a Rosario para retribuirle a la gente lo que había ido a buscar el año pasado, aquel talento inherente y embriagador que sin máculas de ningún vino malicioso destella en sus ojos y se infunde contagioso desde su sincera y cálida voz, ya sea abrazado a su vistosa viola Fender o al magistral saxo que lo acompañó junto a su ex novia -como él mismo define- Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
    Un espectáculo diferente, único, subterráneo, bajo la calle Mitre y dentro de El Sótano, con la excusa del funk, pero regodeándonos de rock con el magnífico Patán Vidal a cargo del teclado y del indeleble acento soul otorgado por la presencia de Deborah Dixon, invitada especial y eterna, además de un bajista quien jamás desentonó.
    De comienzo tardío, quizá dándole tiempo a los últimos seguidores de la selección a sumarse al precalentamiento, que tuvo una muy buena actuación de la banda local dinámica y tremendamente versatil.
    Los clásicos internacionales ochenteros, esos que todos conocen y muchos han bailado o hasta coreado, ignorando siempre a cuál banda pertenecen y no es sino hasta que los vuelven a escuchar que se siguen preguntando lo mismo fueron la constante hasta que terminaron los inmensos pedidos para encontrar un lugar de una concurrencia tan apacible como heterogénea, cuyas expectativas colmaron toda la superficie de El Sótano.
    Empezaba a preocuparme cuando por fin, por fin, de entre los músicos ya en el escenario, salió Eduardo Guillermo Pantano -tal la herencia italiana por parte de su madre, que jugó en la mescolanza étnica con el irlandés paterno-, cuyo primer gesto fue saludar al público incipiente, y enseguida se colgó la lustrosa guitarra y nos sentimos como en casa, como cuando ponemos un disco suyo en el reproductor (lo mismo va para el mp3) y ya no importa más nada.
    Repasó temas de algunos de sus cuatro discos de estudio, como Back to life, Himno, Lite, No Buddy, Savora T, Friendly Fire, Ingratamente y Rock revenge. Se lo vio animado, compartió su buen humor con Deborah Dixon, haciendo cómplices ambos a toda la audiencia, hasta sobre una especie de sistema radioactivo inmanente producto del ruido que ocasionaba el equipo de sonido, y los piropos asiduos de los que era víctima la ex Blacanblus; sólo descansó por las interrupciones obligadas del ahora también boliche nocturno. Por un momento, desapareció, se me vino una zozobra, mas la tranquilidad volvió cuando lo vi reaparecer como salido de otro tiempo, con unas melodías de saxo inefables, tanto que era difícil evitar que las piernas no bailaran solas casi hechizadas.
   Me queda para decir a modo de conclusión y no eufemística, que la alegría es interminable, el placer de encontrarlo nuevamente íntegro, al menos a unos metros, porque de nosotros está indudablemente a un nivel superior. Embocó el tiro libre.


Nobody is gonna stop me now
 (algo así como nadie va a detenerme ahora),
No buddy, Willy Crook y The Funky Torinos.

Fotografía extraída de http://www.rosariorock.com.ar

domingo, 9 de agosto de 2009

"Tu diablo peor, el diablo que reza"

   Éramos unos cuantos ya... y habló el innombrable. No, no lo invoco al caudillo de La Rioja, en esta ocasión hablamos del hombre Ratzinger bajo el nombre oculto de Benedicto XVI, o de las Juventudes Hitlerianas. Una autoridad erigida para reprimir los instintos que conforman la naturaleza humana, que se estatuye como negación del ser, destinada para imponerse sobre cualquier otra creencia.
    Percibo con aflicción que no es sino cuando es hora de sacar las musculosas para guardar los primeros pulóveres en el ropero, y cuando salimos se ven las primeras caras, si es que se ven desde algún refugio improvisado... si se ven porque muchos pasan de largo, que otros tantos sufren el frío más o casi como el calor, el hambre, la exclusión, la discriminación.
    Pero como en la Argentina (como en todos los países, creo) hace tiempo que los medios de comunicación, se pretende imponer el plan de gobierno "a tapa de diario", las imágenes que poco son sin los fondos en rojo sangre no sólo impresionaron a los espectadores, sino también quedó pasmado el que está en todos lados y en ninguna parte, el papa.
   Primero que la pobreza no es un escándalo, en todo caso, lo será para los gobiernos que bregarán por los medios que le resulten posibles para intentar camuflarlo, pero no es asimilable esta conclusión a quien ni en sus mejores sueños logra imaginar un banquete, y cuenta los retortijones de estómago para recibir aunque sea una rodaja de pan, mientras intenta conservar para el resto del día el sabor de las pocas migajas que pudo consumir en una comida.
    Además de que el catolicismo se considera heredero del cielo y futuro conquistado del paraíso, sus oraciones de magnificencia pretenden abarcar la tierra también. Ojalá sean proporcionales con su contribución hacia el Estado que mantiene a su dios desde el preámbulo de la Constitución, a pesar de la declarada libertad de culto. No me gusta arrojar cifras porque no me las acuerdo o dudo de su verosimilitud según la fuente de origen, y sobre todo, porque se trata de personas en su integridad: lamentablemente, será que aquí a gran parte de la población dios le truchó el boleto.


Canción del título: Esto es to-to-to todo amigos, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

viernes, 24 de julio de 2009

Gravedad, la fuerza

   Creo que descendí unos cuantos escalones. Y no uno a uno, sino de a dos, a zancadas, pero no como el andar despreocupado de un gorrión paseante, me parece que si mi cuerpo adoptara otras formas apenas podría rodar. Por cierto, ¿qué haría un gorrión envuelto en el interior de un pasadizo desplegado en forma circular, sombrío, lúgubre, silente a pesar del ascensor frecuente? Seguramente, no más que tantear la puerta condenada, claro "he was given to fly", él fue dado para volar, rugiría Eddie Vedder.
    No crucé la puerta condenada. Ni siquiera me cambié el piyama (o lo que en su defecto visto para dormir) y estoy rodeada del material junto al cual tendré que ser la vecina amigable (presentada ya, eso vale la pena aclararlo), sin que esto obste a esporádicas mudanzas durante la semana y 3 días que restan.  Es estrepitoso el ruido que hacen las hojas a medida que las volteo. El chirriar de la puerta condenada, esa que está presente en todas las departamentos, me exaspera, es como si me exhortara a salir, como si David Gilmour aun estuviera intercalando unos acordes en mi cabeza... "A fatal attraction is holding me fast, how can I escape this irresistible grasp?" Me pregunto ingenuamente por qué no se hará perceptible la llegada de información de una a otra neurona, y este silencio aparente se torna en unos minutos el reuelo más estremecedor. Busco un poco de agua porque el mate autista no está prohibido, como si pudiera apaciguarme... y perdí el lápiz, se cayó, hago un recorrido girando la cabeza en semicírculo, y todo el tiempo persigo a la felina embajadora itinerante con la mirada inquieta... y unas cuerdas me esperan latentes, mientras me trago el deseo de deslizarme en ella, perdiéndome entre sus texturas y cambios de ánimo.
"Donde pueda soltar al gorrión"
    Ya es tarde, se hizo de madrugada. Me consuela saber que hasta la próxima semana no se le añadirá al director de orquesta académico algún jovencito sabiondo con su manual de recetas codificado, de esos que mencioné en alguna otra parte del blog, que en un rato volveré a un espacio de textura más acolchonada, donde puedo inmiscuirme en las historias de mis amantes, algunos vivos, otros muertos. Donde pueda soltar al gorrión. Me asusta darme cuenta de que todavía sigo buscando el lápiz.
 

"A soul in tension -- that's learning to fly.
Condition grounded but determined to try"                                                         
                                           Learning to fly, Pink Floyd.

jueves, 9 de julio de 2009

The Gutter Twins

    Con reminisencias a una sesión del Mtv unplugged, entre los bastidores de La Trastienda de Buenos Aires, el 7 de julio un público más multitudinario del que presentía ya aguardaba disperso alrededor de las mesas cuando recién terminaba de prepararse el escenario. No soy inmune a la gripe A, como tampoco invulnerable a la visita de Mark Lanegan y Greg Dulli, y sabía que esa noche no iba a ser mundana.
    A unos minutos de las 21 (aunque no puedo estimar cuántos debido a la parálisis de mi reloj) se pudo ver, a unos pocos metros al dúo, secundado por el muy buen guitarrista y también vocalista Dave Rosser, que acompaña a Dulli en los Twilight Singers. Los bailes y descensos de las luces violetas y amarillas marcaron el inicio para los psicodélicos The body, God's children y The stations, todos de su disco Saturnalia, editado el año pasado y a su vez motor alegado junto al también suyo EP Adorata para remontar en el tiempo a través de un pasaje musical guiado por algo de folk y country, de modo que no fuera tan abrupta la llegada a los más recónditos paisajes del grunge que lo emergió al hito en los Screaming Trees. Agradables melodías inspiradas de la guitarra de Dulli, y su dulce (que no empalaga) y cálida voz (aunque a veces incurrió en la desmesura de lo suspirante), completadas con los propios sonidos de un grato trabajo de Rosser en las que se acomodó, si bien tímidamente al principio, Lanegan fue surcando y desplegando en este contraste genial asimismo misterioso, la versatilidad que lo caracteriza. Nitidez impecable la del sonido, cabe resaltar. Así comenzó la insondable y exótica travesía, desde el teclado dominador de Dulli, para los atornillados espectadores, quienes, salvo por una breve interrupción de un pequeño grupo de las clásicas fervorosas y enardecidas groupies, y un nimio coqueteo que atisbé más como un gesto complaciente y gracioso en respuesta de Lanegan nos hundimos (gracias a las sillas muy cómodas, también, claro) en la cavernosa e inquebrantable serenidad llevada por Mark sobre la cual satisface reposar, que se paseó por el folk y el blues de sus trabajos realizados mientras intercalaba en las participaciones con Mad Season y Queens Of The Stone Age. Porque dio en la clave, encandilado el trío, ante las luces ahora de color amarillo brillante, promediando el desafío planteado con Dulli de reinventar la lírica donde se dio también ese intercambio generacional: un círculo íntimo ya amigable, pues habían conseguido tal fijeza en la atención de los concurrentes que cualquier tema se insertaría por sí mismo. Sonaron entonces algunos temas de Afghan Wighs, el pasado de Dulli, se animaron a algunos covers y no fue sino luego del amague tradicional de los músicos de simular irse, ante la percepción espectadora de que es muy temprano aun, y provocar el inmediato aplauso que no cesa hasta verlos aparecer nuevamente. Fue así que el gran clásico Dollar bill quedó reservado para el final, llevándose los coros, no sólo del que con afán de lucirse y pasar por experto se aprende todas y cada una de las canciones de memoria, sino en demasía de los eternos e imprescindibles noventeros.
    A partir de un proyecto apenas difundido en el país Internet mediante, The Gutter Twins lograron reunir y captar a muchos visitantes con un show intimista durante una fugaz hora y veinte aproximada sin los bullicios ni excesos de la festividad Saturnalia romana -celebradas en honor al dios Saturno y de cuyo origen proviene la celebración navideña de diciembre-, músicos que a la inversa no necesitan de la parafernalia tradicional desatada en torno a muchos artistas actuales de rock, ya que acústicamente transmiten su esencia. Un atajo perdido para quienes se atreven a salirse por un rato del camino habitual.






Estamos todos en la alcantarilla, pero algunos miramos las estrellas
Oscar Wilde (1854-1900), autor irlandés.

miércoles, 1 de julio de 2009

Asepsia democrática

Mi estado trasunta desde el domingo nocturno de un disconformismo desvaído a una aceptación por inercia de que la sociedad está tan sólo a una letra de la suciedad.
Algún lector cortazariano diría que podría ser la solitaria de Casa tomada, donde un desalojo implícito me da los indicios de que ya no se puede formar parte.
La inexpresión de mi cara lo confirma.
Ni un lavaje de estómago acabaría por excretar los algodones mal puestos con textura de nube, pero salpicados de tierra mojada. Barbijos para sus bocas, peligrosa su saliva, qué palabras habrá de segregar.
Sin embargo, me atemorizan más sus manos-tenazas libertinas, prolongaciones de una gran cabeza de cuerpo raquítico.

Escrito luego de la elección política del 28-06-2009

domingo, 28 de junio de 2009

De "buitres" o especímenes infames de la sociedad

    Comenzó diciendo transcurrida ya la mitad de la clase del mediodía del jueves, un día antes de la suspensión de clases en la facultad: "Después de rezar el padre nuestro, el ave maría, apréndanse los efectos de las obligaciones". Revolución sorpresiva de todos los santos en mi estómago hereje durante pleno proceso de digestión.
    A continuación, luego de la muestra de fundamentalismo católico, remató: "ustedes tienen que estudiar las obligaciones (como también se llama a la materia Derecho Civil II) porque gracias a ellas van a ganar plata, ¡y miren qué incentivo, eh!", se ensalzaba con vítores el titular adjunto de la materia mientras se le desorbitaban los ojos y parecía escapársele la lengua serpenteante ante las sonrisas cómplices de la audiencia estudiantil, que festejaba su gracia.
    No soy afable a las generalizaciones porque siempre existe un margen de error (paradójicamente esta es una generalización) mayor o menor. Sin embargo, soy consciente de que este es el pensamiento-prejuicio de gran parte de la sociedad, incluyendo a los estudiantes de esta carrera, ya sea que concurran a la facultad privada o a la estatal. Y hay quienes lo manifiestan y quienes prefieren callarse. Es la postura de los últimos la que más rabia me da, los tibios los llamo, quienes adoptan un pragmatismo absoluto; a decir verdad, los ultradefinidos
me caen mejor.
    En ese momento, formé parte del grupo de los que tienen una actitud contemplativa asumida cuando debería haber interrumpido la diatriba del santo recaudador
preferí minimizar el asunto, así como tantas veces nos convertimos en asfalto sobre los cuales, tipos que por el hecho de que se han devorado una cantidad inaudita de libros, fortifiquen su omnipotencia de dioses terrenales.
    De nada hubiese valido mi intervención, obviamente, probablemente hubiese obtenido alguna mirada irritante (cuando no un reproche) por parte del señor, y provocado un murmullo en la tranquilidad de la clase.
    Sin embargo, estos profesionales son producto de la sociedad, de ella se alimentan en cuanto más incivilizada, más necesario es su trabajo, y la mentalidad de muchos carroñeros se disemina también a medida que aumentan los perjuicios, aunque honestamente deshonestidad no es extraña a ningún trabajo.
    Lo que sí es grave es que los docentes y sus colaboradores de cátedra -sobre todo de una facultad estatal- transmitan ese pensamiento no digno de ejemplaridad, si bien es legítima su libertad de expresión y la destaco pues pienso que si una persona cree con firmeza y determinación en algo, lo menos que puede hacer es defender su postura, pero en este caso va más allá en el sentido de que no se trata tampoco de un tema que atañe a la materia para discutir libremente en clase, es sólo una opinión personal de un docente sobre una posible salida laboral que puede ser o no compartida.

viernes, 12 de junio de 2009

Ella, y la insoportable fragilidad del ser


Ella quería despojarse de sus botas, pequeño tugurio, hasta las más finas medias le asfixiaban los pies. Dibujar con pulsión figuras, aunque palpables sólo para sí, indefinidas en el colchón bajo las sábanas tersas de defunción otoñal, sin que el ensueño las lastime a causa de las uñas descuidadas... y rojizas.
Darle sombra al tamborileo sin sentido, machucar la pasividad graciosa que poco tienen de uvas dulces cuando mascullamos y tragamos mal la promiscuidad parlante.
Quería lo que no era, y no la soltaba, no la soltaba. No podía...
Un caldo cálido, o tal vez, desde otra nariz de punta invernal, hurgando en las precariedades de un viente tibio y genuflexo, un alimento que susurrase desde el pecho. Desde la insoportable fragilidad del ser. 


A la imagen la tomé prestada del blog de Winterchaos. Gracias a él.

jueves, 4 de junio de 2009

Superlógico... ¿sí?

   No quiero compartir el mundo con tipos como éstos, dan ganas de estar muerto antes que intentar sobrevivir del mismo aire que ellos, se me revuelve el estómago al pensarlo.
   Me resistía a pronunciarme sobre ellos, si da igual, saquemos las palas y enterrémolos, otros nos ganarán raudamente. A alguien necesitamos, es una especie de simbiosis nomás que la mayoría de nosotros hospedantes tácitos y complacientes: de entre las raíces otros excavarán, a salvo, suplicantes necios: despertarán en otras placas, mas serán ellos con su lengua rancia y sus cerebros podridos. ¿Cuánta responsabilidad nos cabe?
Observen la sonrisa macabra de Germano, diputado electo por el bloque Santa Fe Federal.
Era reacia a publicar la foto también, pero cuando los que miran desde arriba en la cúpula imantada de alquitrán, o no tan lejos, ya desde tiempos en que eran iguales entre ellos. Portadores de desidia con derecho (abusivo) a la entrada en calles de tierra junto a aquellos penosos ilusos súbditos a las órdenes del jerarca de plástico mayor, cuyas manos rozaban la ternura sobre las pequeñas cabecitas redondas, y con bastante cantidad de cuadradas, invitadas de lujo a la fiesta de los '90 ahora se acuerdan de la falta de inversiones en forma de impuestos. La miseria más cruda repartida en un único mapa; de la educación, la palabra inundada y aulas vacías nada más.
    Por última vez surge la pregunta de la responsabilidad, ahora bifurcada, ¿dolosa?, esto puede llamarse legitimación insolente, ¿o culposa?, un alzheimer pavoroso.
    Acuérdense cuando el humo isleño les ponga como virulanas el cabello, del proyecto del gran senador.

Fotografía tomada del blog http://elblogdeabby.blogspot.com/

sábado, 30 de mayo de 2009

Expectativas

    ¿Cuánto resta para llegar a lo suficiente?
    ¿Y cuánto vale colmarlo y luego desbordarlo?
    ¿Cuándo hay que limpiar la lente para llegar a salvo?
    Pero y si la lente traiciona, entonces existe un otro   ineludible.
    Así como algo único y conocido.
    Y no es una paradoja, se trata de la vida misma.
    De la introspección, salen nuevas reformas.

viernes, 15 de mayo de 2009

Enredaderas. Gente

   La cama deshecha, el frío se escurre por entre los recovecos de la ventana, adueñándose de la habitación. Las enredaderas se enmarañan, miran de reojo el vidrio empañado, del otro lado espían y se infiltran. Inconclusas marean, aunque pueden ser igual de constantes y atraparnos. Engañosas. Se introduce la gente. Y respiro, aún exhalo al hablar.

jueves, 30 de abril de 2009

Amnesia

   Prefiero creer que me ha poseído una amnesia y olvidarlo todo. Desde el cómo, el cuándo, dónde y por qué, y las pastillitas de colores. En realidad me cuesta pronunciar estas palabras, y me gustaría creer también que al terminar de decirlas, no cambiaré de opinión, ni siquiera un entrometido e impertinente lagrimón me recordará por qué duele.

miércoles, 29 de abril de 2009

Insignificancia

   Un olor nauseabundo envolviéndome. Un estómago desintegrándose. Y la sien, perpleja. Es entonces cuando algunos se preguntan cómo ha empezado todo.
   Ya voy a dejar de arrastrarme por sórdidos pantanos, raspándome las rodillas a placer ajeno.
   Esos perros emuladores, mientras buscan pareja para su juego burdo, sólo enfocan sus ojales abigarrados y comentan la función. Bien que hacen.
   No los culpo, pues ¿qué más pueden hacer?
   Los lobos aúllan sus voces sensibles, aclimatan el ambiente, lamen las heridas.
   Los devoradores de la insignificancia ahora esperarán medio vacíos su próxima víctima.
   La impaciencia acongoja a los unos y a los otros.

lunes, 27 de abril de 2009

Siddhartha

   “Cuando alguien busca fácilmente puede ocurrir que su ojo sólo se fije en lo que busca; pero como no lo halla, tampoco deja entrar en su ser otra cosa; no puede absorber ninguna otra cosa, pues se concentra en lo que busca. Tiene un fin y está obsesionado con él. Buscar significa tener un objetivo. Encontrar, sin embargo significa estar libre, abierto, no tener ningún fin.

    La frase citada (creo) sintetiza de la mejor manera la búsqueda del camino de Siddhartha, protagonista de la novela homónima de Herman Hesse, y tal como quedó marcada en el libro físico, que hace una semana puse a descansar en la biblioteca junto con los de su especie continuará refulgente en este tiempo de encuentros y desencuentros furtivos. 
    Para este joven hindú, acostumbrado a ser complacido y admirado por su padre y su amigo, su compañero, su sombra definitiva, debido a su inteligencia, sus habilidades para la meditación, la contemplación del vacío interior permite rebosar únicamente de insatisfacción esperitual de decir todo aquello considerado digno de ser visto en un ser humano.
El texto avanza merced al ahínco descriptivo de la loable mano de Hesse, de gran trato con las emociones en lugares donde las únicas referencias que tenemos son unos cuantos paisajes a los que puede escaparse tomando la forma de una roca, un ave o cualquier otro animal, pero eso no es sino una forma de soslayar la realidad circundante: un mundo cruel, si tenemos en cuenta que fue escrita en 1922, posteriormente a la Gran Guerra, lo mismo en cuanto al consejo o doctrinas que pueda recibir de los demás aun si son eruditos. La sabiduría es imposible de ser transmitida, sólo el saber. Y no significa una crítica al budismo, ni nada parecido, porque él transita varios caminos durante su travesía, en el afán descubrir por sí mismo el secreto de los hombres, podrá conocer una cantidad ilimitada los placeres terrenales, pero sólo él podrá sentirse y hacerse dueño de su propio curso, porque en definitva, como escribe Herman Hesse, estoy perfectamente de acuerdo que lo que es tesoro y sabiduría de un hombre suene de un modo tonto en los oídos de otros.
   Encuadro sus conclusiones filosóficas, topándome con otro salvataje nitzscheano, en realidad evolución del filósofo griego Heráclito. El barquero encuentra en el río una unidad existente sin perjuicio del tiempo, donde fluyen los rostros que nacen y mueren, llevando en su cauce la historia de su vida, aprendiéndolos a escuchar, a borrar algunos y quedarse con otros, escogidos por su propio autor.



¿Encontraré por mí mismo una casa? 
                                                                                                                      Una casa dentro mío.
Nosotros encontraremos un camino.
 Nosotros encontraremos nuestro lugar.
Soltá la cuerda, soltá la cuerda. 
Salí de mi jodido rostro. 
Leash, Pearl Jam.

miércoles, 22 de abril de 2009

Eraserhead

Surrealismo desde el ápice de la palabra podríamos decir acerca de esta película. El preludio "no es para cualquiera" entraría con seguridad en la reseña de los críticos de cine.
Bastante tiempo fue el transcurrido desde que alguna no me ofuscaba como lo hizo esta, desde el inicio. Un sonido estrepitoso que se transforma en un seseo es la antesala para ver a un cerebro contra la cabeza del protagonista principal, llevando su característico peinado hacia arriba, que aparece de costado, de la cual luego sale un espermatozoide a toda velocidad causan el primer impacto al espectador. Luego, el desarrollo lento intercalado por la aparición de imágenes, y de personajes excéntricos y de pocas palabras, definitivamente impiden desviar la mirada para sólo focalizarla en la pantalla. La atmósfera perturbadora creada a partir del paso solitario del extraño personaje, mientras atraviesa el laberinto urbano-industrial, y los ruidos asiduos se mimetizan para dar lugar a un ambiente sórdido que se dinamiza a partir de lo que será el eje de la película: la noticia del nacimiento de un ser semejante a un feto de oveja es revelado al padre de éste, y se convierte de este modo en el desencadenante de los sucesos de la película ante los cuales actuará de un modo tan natural, interpretado brillantemente por Jack Nance.
  Sin embargo, lo interesante de Eraserhead (Cabeza borradora) o "Historias de Filadelfia" (1977), como prefería llamarla su director David Lynch, por significar ésta una historia muy personal sobre sus recuerdos en esa ciudad, ha llegado a dicha combinación sin crear un absurdo de ello. De él sabemos que es un reconocido director norteamericano referente del género, quien en este caso se encargó asimismo del guión, y hasta de los efectos especiales y la música de la película. Aun me producen zozobra los jadeos constantes del  horripilante bebé, y la aparición en escena de la mujer del radiador en medio de las oníricas experiencias, y nuevamente se desprenden los efectos del sonido, los cuales evocan la angustia, y enmarcan el trinomio de la pesadilla conyugal-paternal-familiar que vive en carne propia Henry, vislumbran los extremos de cuyo hilo penden sus destinos opuestos. Es increíble cómo aún con un presupuesto tan escaso pueden lograrse efectos visuales por demás de impactantes.

Clic para verla desde Google sin subtítulos, pero si saben algo de inglés es entendible además, debido a los pocos diálogos.

sábado, 18 de abril de 2009

Desesperar antes que resignarse

Iba a llamar, iba a venir.
Alguien lo vio, me atreveré a preguntar.
Y yo cerré el último resquicio,
el más paciente de la puerta.

Andar mendigando aire
es de pobres resignados,
aun conservo las manos para espantar las moscas,
que se vayan a absorber a sus gusanos.

Salí, salí de tu maldita caverna.
No va a aparecer,
y si aparece, que sea bajo la forma de un fantasma,
para que sea imposible de reconocer.



Los conozco bastante bien.

lunes, 13 de abril de 2009

Así habló Zaratustra, un libro para todos y para ninguno

   Se te acerca un extraño. El solitario ha bajado de la montaña, donde se ha recluido a la ciudad, y dice llamarse Zaratustra, de Zoroastro, el religioso precursor en discernir entre el bien y el mal. No es un profeta, a pesar de que utiliza una forma de hablar muy particular a modo de sátira de los textos bíblicos, y a partir de sus experiencias se desprenden sus pensamientos. No es un poeta, aunque sea rebosante de metáforas y haya algunas cuantas canciones. Es un heraldo que vino a comunicar que "el hombre es algo que debe ser superado" porque el hombre es un puente, y no una meta.
    Porque el gran astro solar ha subido hasta su caverna, pero a Zaratustra lo ha alumbrado ya bastante verdad supeflua impuesta por el cristianismo y la obsoleta tradición. “-¡Oh! ¿Cuál sería tu dicha si no tuvieras a los que iluminas? Hace diez años que llegas hasta mi caverna y te hubieras cansado de tu luz y de tu camino si no me tuvieras a mí, a mi águila y a mi serpiente”, expresa en el prólogo. Sucede que que esas mieles por las cuales los hombres quedan encantados en el vaho del mundo de las ideas y los valores inherentes a ellas -bondad, belleza, justicia, etc.- no son eternas, sino lo contrario, aparentes (evocando a Platón) y tan pesadas, etéreas, pegajosas que alguien va a someterlas a juicio. Será justamente Zaratustra quien deberá corregir el error que ha cometido. Esta es la muerte de dios.
    Hay que mandar a dormir esas virtudes, entonces, falsas y contradictorias propagadas por los predicadores de la muerte, creadores del dios comodón que nos espera desde su nube negra en su paraíso deshumanizado y a los cuales se les atribuye ser los señores de la compasión. Hacer descender a éstos y a los otros monos trepadores apretujados y sumidos en su apretujáis, acuciados por el Estado capitalista moderno y la mediocridad de la cultura occidental, basamento de la sociedad conservadora. Reivindicar el sentido de la tierra, que dará pie a una nueva tabla de valores, esa es la misión que nos propone en la primera parte.
   ¿Cuál sería la reacción para alguien a quien esos discursos son como el viento orgulloso que derriba las hojas que cubren los cimientos de su vida? Probablemente, rechazo. Pero esto es porque no comprenden el mensaje positivo que entraña su filosofía: las transformaciones del espíritu dominado de pesada y agobiante carga que transita desde el camello, alcanzando la forma del león ahora en su intento por conquistar la libertad para un nuevo crear, esta vez como niño inocente capaz de escribir un nuevo comienzo, consciente ya de su propia voluntad.
    En torno a esta voluntad de poder gira el eje de la segunda parte, es la voluntad más allá del bien y el mal, y la poseerá sólo aquél que logra "mandarse a sí mismo" en lugar de arrodillarse, es que la vida se basa en ensayo y riesgo. La misma, se opone fervientemente a la voluntad de igualdad la cual fue pretendida como un escollo. Herencia del cristianismo y cristalización de las ideas comunistas y socialistas, es visualizada por Nietzsche como una tarántula asesina de los nobles y superiores, cuyo fin es conducir lo original y excepcional a lo ordinario y mediocre.
   Sin embargo, la risa burlona de la clase burguesa lo acecha hasta el sueño y es un preludio de lo que vendrá a continuación: su fracaso lo lleva a emprender el regreso a la soledad -no confundir con abandono- de la montaña. Como leí en otro libro, se aplicaría aquí, "ten cuidado con la naturaleza, que hace pensar".
    Todo transcurre en un eterno devenir, todo pasa, se transforma, y luego es destruido para repetir el proceso. Es decir, fuera del tiempo medido cronológicamente hay un eterno retorno, y lo que se repite es el acto creador de cada instante. Sin querer significar que la perfección prevalezca e impere sobre todas las especies. Sucede que es el destino del mundo repetirse eternamente, aunque de poco servirá si los que vienen después se quedan atrás de los últimos hombres.
    Me he convertido en acérrima lectora de Nietzsche. Sobre esta obra en particular, puedo agregar que no es ni inextricable ni densa, se trata de una serie de aforismos dentro de una fábula cuyo hilo es tan marcado y late tan fuerte a lo largo de ella que resulta imposible perderse.
Por otro lado, es una pena que se hable en demasía de otros filósofos, y se conozca poco o absolutamente nada, sobre este profesor de filología clásica, despreciado y minimizado injustamente por haberse atrevido a adentrar en lugares sagrados. Como por ejemplo que en el apunte de la cátedra en la cual cursé Introducción a la Filosofía para la carrera de abogacía, resuman su prolífera obra en un párrafo de 5 renglones. De todos modos, eso lo hizo más interesante para mi curiosidad.
    Lo mismo también, me sigo preguntando por qué se lo vincula con tanto fervor al nazismo y existen aquellos que identifican al superhombre con la figura de Hitler, sin embargo yo no lo considero así... sólo porque era alemán y era leído en su país no significa que avalase ciertas doctrinas; por el contrario puede deducirse que sus escritos fueron readaptados para otorgar sustento a un régimen. Aun más, los postuladores de esa teoría están desencajados en el tiempo, puesto que Nietzsche murió incluso antes de haber comenzado la Primera Guerra Mundial. Ahora bien, quienes quieran averiguar sobre la mayor influencia nazi busquen a Rosemberg y encontrarán todos y cada uno de sus fundamentos.
    De momento estoy leyendo Siddartha, de Herman Hesse, me está atrapando. Después les cuento.



 "Compañeros de viaje es lo que yo necesito,
que me sigan porque quieren seguirse a sí mismos e ir a donde yo quiero ir".
   Así habló Zaratustra,
Friedrich Nietzsche

lunes, 6 de abril de 2009

"Quien canta como ellos se siente libre"

   Los homenajes se hacen en vida, de lo contrario carecen de significación para la persona a la cual se encuentran dirigidos.
   No voy a entrar en la necrofiilia, camino que no transito pues aprecio o no a las personas por lo que hacen en vida, ni pretendo realizar un homenaje, que como ya mencioné anteriormente resultaría en vano. Tampoco intento llegar a algún lado ("anotate en el próximo Gran Hermano 6, 7, ¿cuántos ya?") o quedar en la historia ("¡para eso, volvé al Facebook!"), así que me gustaría considerar a esta publicación para escribir acerca de la música, la muy buena música que nos dejaron, y que hace varios años tengo el agrado de escuchar una y otra vez.
   Layne Staley, cantante del grupo grunge de cierta sonoridad metálica Alice in Chains, y una gran banda reunida de la mano de Mike Mc Cready, violero de Pearl Jam, llamada Mad Season. Bajo la consigna de no hacer grunge editó un único y excelente disco de rock de esos que pasan sin que uno se de cuenta, suena psicodélico, en partes con raíces de blues y fusión.
    Véanlo por uds. mismos: un cantante muy intenso en cuyas comoposiciones volcaba su desasosiego emocional, la angustia desmembrada en gemidos desgarradores, haciendo de la canción un refugio impenetrable. Creador de la brillante Angry chair, fue increíblemente generoso al brindar uno de los mejores (junto al de Nirvana) Mtv unplugged que se ha oído en uno de los peores momentos que se lo ha visto: muy delgado, tambaleante, ocultándose detrás de sus lentes oscuros. Aun hoy resulta impresionante y estremecedor en la misma medida que su voz pasa de diferentes tonalidades a lo largo de la canción, por momentos puede sonar cruda y por otros, desesperada o hasta conmovedora.



   Un bluesito muy lindo convertido en reliquia a cargo de Mad Season con la participación de Mark Lanegan, de los Screaming Trees.
    Kurt Cobain sigue siendo reconocido como el ícono más popular del movimiento grunge. Diariamente veo por lo menos a alguien usando alguna remera o cargando una mochila estampada con la famosa carita amarilla -de origen aun discutido- casi garabateada, que saca la lengua y tiene dos cruces en lugar de los ojos. Si bien Nirvana no fue la creadora del género, merece todo el crédito de haber conseguido expresar (y continuar haciéndolo) en la voz carrasposa de Kurt y su guitarra cargada tanto de ira como de melancolía, en sus líricas que nos sacuden y desmoronan el corazón el fastidio de toda una generación hastiada por el sometimiento económico y político mundial, la pérdida de valores entrañados en la humanidad sustituidos por valores materiales de plástico, que yacen a millas del interés  afectuoso por el otro.
   Tenemos que reconocer que logró la atracción magnética de los jóvenes necesitados de un referente que encabezase su desasosiego y desconcierto ante la situación actual. Sin llegar a ser contestatario los acogió en sus canciones, que combinadas con la vestimenta desarreglada eran el símbolo de una época de crisis económica, social y cultural, en la que emergió el grunge siendo un canal para la expresión con un legado cercano al punk rock, y los apartó absolutamente del fenómeno pop incipiente. Porque él era sincero. Si podía resultar depresivo, incomprendido o alienado, era porque él mismo podía manifestar sus sentimientos sin abrigar ningún prejuicio y no precisaba, sino que muy a menudo tenía que padecer del efecto secundario de la fama. Ese símbolo fue precisamente Kurt Cobain, y por ello caló hondo en los jóvenes, convirtiendo en himno la canción Smells like teen spirit (pese a que por su éxito comercial él terminó detestándola) y en escudo la imagen imborrable del incesante muchacho rubión de ojos claros.
   Jamás podré verlos en vivo, aunque ya es excelso tener parte de su obra; el resto se fue con ellos. A Kurt lo dejaron caer de bruces; a Layne lo empujaron lentamente al olvido. Maldita y jodida fama, y aquello que viene incluído en su paquete, Kurt y Layne sólo querían tocar y disfrutar de la música. 


 "... so sing just like him, fuckers!"
(¡Entonces canten como él, jodidos!)
04/20/02, canción escrita y ejecutada sólo por Eddie Vedder para Layne Staley, aparece incluida oculta en el disco doble Lost Dogs, de Pearl Jam.

viernes, 13 de marzo de 2009

"Veámoslo un poco con tus ojos"

    No pueden dejar de provocarme una mezcla de bronca, impotencia, repugnancia, disgusto, desazón los 3 minutos de una secuencia que no me la contaron, sino que la presencié durante la noche de ayer. Esto no sucedió en alguna villa carenciada de la ciudad, ni siquiera la misma historia fue protagonizada por personas de las que uno puede sospechar que pasan necesidad; da igual, en cualquiera de los casos, esta escena fue terrible.
    Por un un lado, la nena de unos 10 años, ofreciendo pequeños ramos de flores en una parrilla de la ciudad a cambio de unas monedas, o quizás más necesitada de un poco de afecto y de comprensión para un vacío que la maldita guita no puede curar. Por el otro -lo que descubrí un rato más tarde-, a una cuadra apenas, a un hombre y una mujer (no sé si sus padres o quiénes) fabricantes de la maldad más horrorosa, la más injusta que se pueda cometer: la explotación de un niño.
    Y lo que es peor, esto es un crimen penado por ley, y además, por tratados internacionales con jerarquía constitucional, que tienen la misma validez que la Constitución misma y pueden aplicarse y hacerse aplicar en las mismas condiciones que lo hacen los organismos supraestatales.
    Y lo que es aun más grave: ¿dónde encuentra la protección del niño cuando él no puede por sí mismo ejercer y hacer respetar sus derechos, ya sea porque no los conoce o porque le resulta imposible el acceso a ellos? ¿Es necesario montar un operativo tan grande que derive en un costo ostentoso y desplegamiento jamás visto antes, desestructurando así la fuerza policial, para impedir que quienes comercian con la inocencia de estos chicos deambulantes continúen beneficiándose también con la impunidad?
    Sólo una de las más crueles formas de sometimiento, sólo una de entre las numerosas veces que esto sucede. Pero "veámoslo un poco con tus ojos", que está a la vista de todos.


Canción del título: Todo un palo, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

lunes, 2 de marzo de 2009

De exámenes universitarios

   El viernes me presenté a rendir nomás, con todas las ganas de no haber llegado nunca... (Suele pasarme). Pero ya me había quedado hasta las 4 de la mañana, bajo el lema "lee, lee que algo quedará", y había tomado el tan siempre impuntual 138 que me dejó a una cuadra de la facultad como para huir despavoridamente en un acto de inaudita cobardía con tintes de ridiculez extrema.

   Muchas veces lo pensé: creo que los profesores disfrutan, algunos sino hasta gozan (al menos en mi facultad) de apreciar a sus presas preferidas en los estivales turnos libres versión oral: estudiante x que pasó de los suaves 30 a los rozantes e inquietantes 40ºC, probando todos los traslados y/o cambios de velocidades del ventilador (o en su caso, aire, subrayo, envidiado sea) posibles para descubrir a través de cuál se volaba más rápido la pila de fotocopias que recién terminaba de acomodar. Ese mismo que probó cócteles de mate, café, tereré y cuanto asegure mantenernos despiertos desde que se mentalizó "empiezo despacito con la lectura" hasta llegar a ser uno de esos "tipos que no duermen por la noche" cuando confirmó que siempre nos van a faltar 2 días largos para tener todos los temas a punto.
    Estás frito, Angelito. Llega el llamado tan ansiado como letal (imagínense música en lenta progresión de Psicosis), bien alto, para que todo el mundo sepa de quién se trata: el nuestro es el próximo turno. Ya vimos cómo uno a uno nuestros amigos, conocidos y otros por conocer en el grupo de apoyo psicológico pre-examen fueron mareados de acá para allá, efectos de todas las energy drink consumidas la noche anterior y de la incogruencia de los docentes al hablar uno sobre el otro. Nos conocemos cada cambio de expresión en el rostro de cada profesor, directamente proporcional a la magnitud del bolazo o error.
    No sabemos cuánto tiempo puede pasar hasta que diga "mucho gusto, suficiente", firme la libreta y nos la entregue en las manos o el desolador "nos vemos en el próximo turno" y la deje por ahí con desdén, pero la idea de sentarse ante el tribunal nos llega desde que estudiamos por enésima vez los 3 resúmenes que encontramos sobre ese tema imposible que ¡entra seguro!, y se hace realidad en los momentos menos oportunos, hasta cuando está dicho y hecho que seguro el examen va a ser escrito.
    Pero vamos, que "la que-te-jedi prepara el festín" y luego de la susodicha experiencia, viene tiempo para recuperar aire y resucitar de entre los muertos... Pero... "¿otra vez vos por acá?".

domingo, 22 de febrero de 2009

Deepest Purple (+ bonus track)

    Hacía mucho tiempo que no dejaba fluir los dedos en el teclado para compartir algún soliloquio impensado ansioso por ser liberado. Es que, gracias a Carim y Alejandro, comencé a arrugar y marcar nuevamente con mis clásicos rayones las hojas de libros, apuntes, Constitución, porque se viene recargado este año, y yo, el último fin de semana previo al viernes de rendición final me fui en el auto de papá (y con papá, también porque aun no tengo el carné) a Buenos Aires a ver a Deep Purple. Cambié y vuelvo a cambiar las vacaciones por los vejetes.
    La lluvia echaba sus últimas gotas el viernes al caer la tarde, y la escasa fila que lo bordeaba hacía parecer que no se completaría el estadio Luna Park, donde Arjona dio 30 presentaciones (al lado tengo a mi mamá para recordarme ese gran hito en la historia de la música). La banda soporte de estilo purplesco La Carga -la misma que precedió a la banda el año pasado-, y la gente se repartía en los diferentes sectores del estadio, fueron el memorable preludio de una noche no imaginada para mí, aunque sí quizás para las dos generaciones que se dieron cita ese día y el 22: una entre 40 y 55 años aproximadamente, y la otra, hijos de estos hombres o aquéllos que crecieron (y crecimos) junto a las descargas de Internet.
    Black night. Eran las 21.05, apenas 5 minutos pasados de la hora fijada para el inicio del recital, y los británicos estaban desplegados sobre el escenario con sus característicos sencillos atuendos, y sus respectivos instrumentos. Highway star empezó a sonar y Deep Purple aceleró sin frenos.
    Muy bien elegida la lista de temas, fue progresiva, y el acertado orden permitió relucir los temas clásicos con los de su último disco Rapture of the deep. Aunque mi esencia inconformista se quedó con las ganas de Lazy.
     La marcha no se detenía, no se detuvo en ninguna ocasión. Buen sonido, sólo en un momento de la noche bajó un poco, pero Morse se encargó de regularlo por su cuenta. Demostraron que siguen teniendo vigencia (para quienes pedían a gritos a Almafuerte en el Cosquín rock y los descarados de la revista Rolling Stone), ya que son grandes músicos cada uno por sí mismo, sin necesidad de hacer alardes de sus condiciones. Además, hubo instrumentales a cargo del guitarrista Steve Morse, destacándose con sus deslumbrantes e infinitos solos, y el inspiradísimo tecladista Don Airey, quien se animó a tocar un fragmento del tango La Cumparcita enlazado a la banda sonora de la película Star Wars, interrumpidos parcialmente por los aplausos de algunos molestos ansiosos que no saben que el aplauso es una forma de agradecimiento final impidieron el goce total.
     La iluminación estuvo a tono de la presentación, variando el juego entre las infaltables luces violetas, y otras blancas que prácticamente enceguecían al tímido pogo de alrededor de 3.000 convocantes, emulando a un saltarín Ian Gillan con los brazos al frente, cual zombi, pero moviendo las manos hacia arriba y abajo a un son metálico.
     ¿Los mejores? En mi opinión, creo que estuvieron entre los ya viejos conocidos Into the fire, Strange kind of woman, Perfect Strangers y la baladísima Sometimes i feel like screaming, los nuevitos Wrong man y Junkyard blues, y el dueño del riff más famoso de la historia del rock: Smoke on the water.

 I remember the name of metal!


Impecable solo previo de Steve Morse, antelación de Sometimes I feel like screaming
   Y sobre el final, luego de los interminables halagos al público argentino, como bis desenfundaron unas exquisitas versiones de Hush y Black night, para saciar al setentero que llevamos dentro. Aunque de no ser por la duración, que fue de poco menos de 2 horas, podría haber sido para el empacho.



Black night is a long way from home,
(la noche negra es un largo camino desde casa)
Black night, Deep Purple.