“Embocó el tiro libre”
|
El clima de la noche del sábado invitaba a disfrutar porque Willy Crook se jugaba un partido enorme. Como había anticipado, volvía a Rosario para retribuirle a la gente lo que había ido a buscar el año pasado, aquel talento inherente y embriagador que sin máculas de ningún vino malicioso destella en sus ojos y se infunde contagioso desde su sincera y cálida voz, ya sea abrazado a su vistosa viola Fender o al magistral saxo que lo acompañó junto a su ex novia -como él mismo define- Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Un espectáculo diferente, único, subterráneo, bajo la calle Mitre y dentro de El Sótano, con la excusa del funk, pero regodeándonos de rock con el magnífico Patán Vidal a cargo del teclado y del indeleble acento soul otorgado por la presencia de Deborah Dixon, invitada especial y eterna, además de un bajista quien jamás desentonó.
De comienzo tardío, quizá dándole tiempo a los últimos seguidores de la selección a sumarse al precalentamiento, que tuvo una muy buena actuación de la banda local dinámica y tremendamente versatil.
Los clásicos internacionales ochenteros, esos que todos conocen y muchos han bailado o hasta coreado, ignorando siempre a cuál banda pertenecen y no es sino hasta que los vuelven a escuchar que se siguen preguntando lo mismo fueron la constante hasta que terminaron los inmensos pedidos para encontrar un lugar de una concurrencia tan apacible como heterogénea, cuyas expectativas colmaron toda la superficie de El Sótano.
Empezaba a preocuparme cuando por fin, por fin, de entre los músicos ya en el escenario, salió Eduardo Guillermo Pantano -tal la herencia italiana por parte de su madre, que jugó en la mescolanza étnica con el irlandés paterno-, cuyo primer gesto fue saludar al público incipiente, y enseguida se colgó la lustrosa guitarra y nos sentimos como en casa, como cuando ponemos un disco suyo en el reproductor (lo mismo va para el mp3) y ya no importa más nada.
Repasó temas de algunos de sus cuatro discos de estudio, como Back to life, Himno, Lite, No Buddy, Savora T, Friendly Fire, Ingratamente y Rock revenge. Se lo vio animado, compartió su buen humor con Deborah Dixon, haciendo cómplices ambos a toda la audiencia, hasta sobre una especie de sistema radioactivo inmanente producto del ruido que ocasionaba el equipo de sonido, y los piropos asiduos de los que era víctima la ex Blacanblus; sólo descansó por las interrupciones obligadas del ahora también boliche nocturno. Por un momento, desapareció, se me vino una zozobra, mas la tranquilidad volvió cuando lo vi reaparecer como salido de otro tiempo, con unas melodías de saxo inefables, tanto que era difícil evitar que las piernas no bailaran solas casi hechizadas.
Me queda para decir a modo de conclusión y no eufemística, que la alegría es interminable, el placer de encontrarlo nuevamente íntegro, al menos a unos metros, porque de nosotros está indudablemente a un nivel superior. Embocó el tiro libre.
“Nobody is gonna stop me now”
(algo así como “nadie va a detenerme ahora”),
(algo así como “nadie va a detenerme ahora”),
No buddy, Willy Crook y The Funky Torinos.
Fotografía extraída de http://www.rosariorock.com.ar
Una crònica im-pe-ca-ble. Diego
ResponderEliminar