Colecciono las muestras de afecto como piedras cuyos singulares rasgos fueron brincando directo hacia mis bolsillos y se me enhebraron al cuerpo.
Me cargo de energía con un puñado de canciones y pequeños detalles ponen en marcha sístole y diástole.
Me empeño en remendarme día tras día, y aprecio el conseguir la tela en los retazos de sueños que bondadosamente acuden a mí en silencios nocturnos, en los errores que trato de revertir a hazañas.
Pedaleo en un entusiasmo y una curiosidad aniñadas que no obstante me emplazan en cierto lugar acogedor llamado la Tierra.
Reconozco al Sol como padre y a la Luna como madre, custodios de mi escala de fractal de vida universal.
Procuro seguir a la Naturaleza como maestra, contenedora pujante en el orden y en el caos
Y siempre vuelvo a lavar mis pasos en danzas que espabilan mis células.
Hermoso.
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