martes, 27 de marzo de 2012

Migraciones

Habrá que emitir el grito,
habrá que descoser las alas desgastadas,
habrá que picotear espejos y poder dirigir la vista hacia el interior oceánico,
habrá que desencadenar al individuo,
habrá que turbarse como parte del proceso,
habrá que desentrañarse por necesidad,
habrá que aceptar la oscuridad como salvación y la soledad, como identidad,
habrá que engarzarse al alma como la Tierra a su eje, y así, volver a la vida,
habrá que dar unos cuantos brincos (de adentro hacia afuera) antes de poder labrar unos aleteos,
habrá que arriesgarse a desnredar el riesgo, pues el riesgo amolda las alas,
habrá que caerse y sostenerse, hasta por fin construir la propia altura,
habrá que estar dispuesto a ser único en el mundo, si se quiere tener un lugar dentro de él.
Y así, encontrándose preparado para romper el cascarón, Sinclair,
habrá que cuidar del nuevo estado, atendiendo por que no lo arrope la costumbre.
Entonces, ahora sí, podremos migrar, mi querido Principito...
pero habrá que conservar el alma.
Migremos.



Literariamente influenciada por Demian, de Herman Hesse 


y

El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry.

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