viernes, 30 de marzo de 2012

Domesticados

    Entonces apareció el zorro.
    - Buenos días -dijo el zorro-.
    - Buenos días -respondió cortésmente el principito-, que se dio vuelta, pero no vio nada.
    - Estoy acá -dijo la voz-, bajo el manzano.
    - ¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo...
    - Soy un zorro -dijo el zorro.
    - Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-.
    - No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado.
    - ¡Ah! Perdón - dijo el principito.
    Pero, después de reflexinar, agregó:
    - ¿Qué significa domesticar»?
    - No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas?
    - Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?
    - Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
    - No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»? 
    - Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».
    - ¿Crear lazos?
    - Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...
    - Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado.
    [...]
    - Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí, el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti.... Y amaré el ruido del viento en el trigo.
    El zorro calló y miró largo tiempo al principito. 
    - ¡Por favor, domestícame! -dijo.
    - Bien lo quisiera -respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas. 
    - Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro.

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