Mostrando entradas con la etiqueta narraciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta narraciones. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de julio de 2009

Gravedad, la fuerza

   Creo que descendí unos cuantos escalones. Y no uno a uno, sino de a dos, a zancadas, pero no como el andar despreocupado de un gorrión paseante, me parece que si mi cuerpo adoptara otras formas apenas podría rodar. Por cierto, ¿qué haría un gorrión envuelto en el interior de un pasadizo desplegado en forma circular, sombrío, lúgubre, silente a pesar del ascensor frecuente? Seguramente, no más que tantear la puerta condenada, claro "he was given to fly", él fue dado para volar, rugiría Eddie Vedder.
    No crucé la puerta condenada. Ni siquiera me cambié el piyama (o lo que en su defecto visto para dormir) y estoy rodeada del material junto al cual tendré que ser la vecina amigable (presentada ya, eso vale la pena aclararlo), sin que esto obste a esporádicas mudanzas durante la semana y 3 días que restan.  Es estrepitoso el ruido que hacen las hojas a medida que las volteo. El chirriar de la puerta condenada, esa que está presente en todas las departamentos, me exaspera, es como si me exhortara a salir, como si David Gilmour aun estuviera intercalando unos acordes en mi cabeza... "A fatal attraction is holding me fast, how can I escape this irresistible grasp?" Me pregunto ingenuamente por qué no se hará perceptible la llegada de información de una a otra neurona, y este silencio aparente se torna en unos minutos el reuelo más estremecedor. Busco un poco de agua porque el mate autista no está prohibido, como si pudiera apaciguarme... y perdí el lápiz, se cayó, hago un recorrido girando la cabeza en semicírculo, y todo el tiempo persigo a la felina embajadora itinerante con la mirada inquieta... y unas cuerdas me esperan latentes, mientras me trago el deseo de deslizarme en ella, perdiéndome entre sus texturas y cambios de ánimo.
"Donde pueda soltar al gorrión"
    Ya es tarde, se hizo de madrugada. Me consuela saber que hasta la próxima semana no se le añadirá al director de orquesta académico algún jovencito sabiondo con su manual de recetas codificado, de esos que mencioné en alguna otra parte del blog, que en un rato volveré a un espacio de textura más acolchonada, donde puedo inmiscuirme en las historias de mis amantes, algunos vivos, otros muertos. Donde pueda soltar al gorrión. Me asusta darme cuenta de que todavía sigo buscando el lápiz.
 

"A soul in tension -- that's learning to fly.
Condition grounded but determined to try"                                                         
                                           Learning to fly, Pink Floyd.

viernes, 12 de junio de 2009

Ella, y la insoportable fragilidad del ser


Ella quería despojarse de sus botas, pequeño tugurio, hasta las más finas medias le asfixiaban los pies. Dibujar con pulsión figuras, aunque palpables sólo para sí, indefinidas en el colchón bajo las sábanas tersas de defunción otoñal, sin que el ensueño las lastime a causa de las uñas descuidadas... y rojizas.
Darle sombra al tamborileo sin sentido, machucar la pasividad graciosa que poco tienen de uvas dulces cuando mascullamos y tragamos mal la promiscuidad parlante.
Quería lo que no era, y no la soltaba, no la soltaba. No podía...
Un caldo cálido, o tal vez, desde otra nariz de punta invernal, hurgando en las precariedades de un viente tibio y genuflexo, un alimento que susurrase desde el pecho. Desde la insoportable fragilidad del ser. 


A la imagen la tomé prestada del blog de Winterchaos. Gracias a él.

viernes, 15 de mayo de 2009

Enredaderas. Gente

   La cama deshecha, el frío se escurre por entre los recovecos de la ventana, adueñándose de la habitación. Las enredaderas se enmarañan, miran de reojo el vidrio empañado, del otro lado espían y se infiltran. Inconclusas marean, aunque pueden ser igual de constantes y atraparnos. Engañosas. Se introduce la gente. Y respiro, aún exhalo al hablar.