Esta modalidad, acaba siendo prevaleciente y por esta razón, puedo registrarla como la logística de un sistema de vida cuyos movimientos incalculables sacuden los vínculos de la forma que lo hacen con las economías de los países. Y todo legitimado, con el agua bendita de la nueva era que propone prescindir de la regularidad y en cambio, desapegarse, fluir sin un fin, tan sólo concentrarse en el aquí y el ahora pero con la misma fachada que la religión tradicional, porque se destaca que la realidad es una ilusión y la forma de emanciparse es trascenderla, como antaño se pretendió llegar al mismo objetivo desatendiendo el interés sobre el cuerpo.
Entonces, sita en este sistema de relaciones líquidas, pienso que atreverse a cultivar (derivando todas las implicancias que tiene este concepto en agricultura) el amor como tarea constante y voluntariosa en sus diversas manifestaciones, es un acto contracultural y hasta revolucionario.
Que lindo saber que quedan bellas almas que cultivan un concepto de Amor que busca elevarse entre la mediocridad superficial y banal que ha convertido a nuestra especie en un desierto de cariño. Un fraternal saludo compañera.
ResponderEliminarSi, me refería a vínculos que son planteadose de antemano para no perdurar, que uno los tiene por libres pero en realidad tienen impuesto el límite de querer al otro, de darse al otro hasta cierto punto. Quizás por miedo al riesgo que conlleva el amor, o al respeto del mandamiento también "nuevaeristico" de no sufrir, de ser feliz a toda costa, tan propio nuestra época.
EliminarUn amable saludo para Ud.