Que un mosquito ose posarse sobre una de mis gambas (al ajillo) vaya y pase. Pero que este zancudo se atreva a meterse en mi taza de vino es inadmisible.
Ah, y por si las moscas, también es inaceptable que alguien venga a criticarme por haberme servido el tinto en una taza.
¡Al gran pueblo argentino, salud!
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