domingo, 3 de enero de 2016

El Cisne Negro

Dirección: Darren Aronofsky
(sí, sí: el mismísimo encargado de Pi)
Año: 2010


No puede ser más sincronístico este hecho: recibir el año nuevo decidida por curiosidad a mirar la película El cisne negro y destilar en su transcurso las lágrimas que me indicaban que estaba proyectando la médula de mi vida en otro contexto. Que se realiza hasta en el símbolo donde se muestra el intento de una psique desesperada por querer cruzar los límites arrancándose obsesivamente la piel.
Todos siempre supimos la historia: aquella de las hermanas gemelas opuestas de raíz, una que viste de luz y la otra menos conocida porque yace en la sombra, quienes no sólo van a hacerse la idea de entablar diálogo y reconciliarse, además van a tener que recrear el matrimonio sagrado: fundirse explícitamente para dar lugar a una mayor integridad, como cuando el principio femenino y masculino se sintetizan en un un nuevo ser...
Aunque para atravesar el proceso tengamos que ponernos de rodillas ante la crudeza de los modos con los cuales suele irrumpir nuestra Sombra, o Cisne Negro quien viene a quebrantarnos los cimientos de una estructura uniformemente sostenida, rígidamente mecánica y previsiblemente preparada. Como cuando encarnando el papel del Hades griego nuestro Señor de los Muertos arrebató a la doncella Perséfone de su perpetuo confinamiento en el útero de su polarizada madre. Donde es la fuerza del deseo, de la espontaneidad, de la astucia, de animarse a correr y a pedalear riesgos, de la sensualidad, de las sinuosidades, de la liberación, que vuelven a dar curso a la fluidez de la creatividad, de LA VIDA, porque nada podía latir allí donde nada entraba en movimiento. Con la templanza de saber que cuando nos decidamos a salir a la escena como Cisne Blanco lo haremos perfectamente renovados.
Dice Liz Greene que "en el seno de la psique hay un impulso hacia el crecimiento, que exige un cambio constante de aquellas formas mediante las cuales aquél se realiza. Lo quiera o no, el individuo debe crecer, y el ciclo del crecimiento incluye necesariamente un período de muerte, decadencia, nueva germinación, gestación y nuevo nacimiento. En la totalidad de la naturaleza se confirma este principio". 

1 comentario:

  1. No me puedo creer que haya pasado por alto el nombre de LA OTRA bailarina, en principio aparente rival y luego posteriormente mejor comprendida como jalón hacia su individuación (en el sentido junguiano): se llama ni más ni menos que Lily, cuyo nombre nos evoca al arquetipo de la sexualidad, sensualidad, insumisa, decidida, espontánea y enérgica LILITH, la sombra de la bíblica mujer EVA.
    Desconozco si el director o guionista de la película fueron conscientes de este hecho o habrá sido una completa sincronicidad, que viene a sumarse a un arquetípico relato cinematográfico brotado de mentes intuitivas esclarecidas en la psicología humana.
    http://reflexionpsico-logica.blogspot.com.ar/2011/03/analisis-sobre-el-cisne-negro.html
    El contenido de esta película es tan denso que da para escribir un análisis con la organización y la extensión de un formato de libro, que no pienso escribir así que sólo me queda seguir recomendándola :)
    ¡Salud!

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