sábado, 13 de diciembre de 2014
Desde el jardín
El Sol ilumina, irradia, anima, alimenta, arde, quema, sofoca, consume, marchita, seca. El elemento agua quebraba la polaridad, y de la tierra supe sostenerme alguna vez, entonces respiraba inexorablemente. Pero la pasión hace estragos y 34º que pesan sobre el cuerpo. Exhala humo ese jardín que no cuidaste, gritan sus cenizas, el fuego me acusa y con razón. ¿Sabés si acaso lo has levantado? Entonces, el sudor sería un reparo en el lecho del jardín donde la brizna agoniza. La Luna menguante asoma involucrada porque la llevo en la sangre. Es necesario acabar con la incapacidad que me ha llevado al homicidio. Se trata de una muerte que pondrá fin al defecto de quien mata por amor. No basta con enterrar los restos, aquí hay que abrasar los sentimientos de ira y evaporar la miseria contenida en una humana que no cesa de errarle al corazón. Cuando la Sombra te muerde los talones, ya no sabés qué nombre ponerle al amor.
Refugios
desde el alma
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