A mí,
petulante embustera de sí misma, pusilánime en decadencia, aguafiestas de su felicidad (parece mentira), con espasmos de arrogancia compulsiva, manojo de nervios, despojo de una aspirante a ser humano, arrobada impecable, mera merodeadora de las cosas, hilarante hilo de voz, los dados muestran las viciosas caras de la vergüenza, retrocedo a los lugares comunes, se me resiste la casilla de la muerte necesaria y en cambio sobreviene la fatalidad del arrepentimiento... no me doy cuenta de que un alma se parece al tallo de una planta buscando la luz del Sol y yo la arrastro hasta un cúmulo de nubes... mis propios actos me aborrecen.