domingo, 17 de junio de 2018

"Un fuerte egoísmo preserva de enfermar, pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar".
Introducción al narcicismo, S. Freud (1914).


Más que extrañarlo a él,
siento que, con la intensidad de la verdad añoro,
lo que podríamos haber sido juntos.
Y siempre nos encargamos de suspender...

galopando los excesos de orgullo,
de quien piensa que tiene toda la vida,
toda para disfrutar...

con la altivez de quien se atreve a disputarles,
a las cuestiones del amor,
su justo valor.




4 comentarios:

  1. Qué lindo poema. Lo leí en voz alta. Un abrazo.

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    1. Gracias, Jorge.
      Tu paso deja huella.
      Abrazo de tango :)

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  2. Que pena no nacer sabiendo ser
    no poder crecer aprendiendo ser
    y sin embargo aún así poder llegar
    a estar tan cerca de lograr amar
    como realmente debe ser...

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    1. Comparto. Lo paradójico de aprender a amar en el intento de la experiencia del amor, pero entiendo sí que muchas veces el dolor o los visos del dolor nos llevan a renunciar. Y la tolerancia muchas veces no está dada sólo por la calidad de los amores sino por la cualidad de las cosas que operan como contención en el entorno. Aquí quizás sí le atribuiríamos demasiado valor... en fin... me refería a una relación en cuyo tránsito me sentí, si se puede decir, boludeada, donde "la vida nos lleva para donde quiere" parecía ilustrar la falta de interés en sostener los encuentros con la doble cara de "anoche soñé con vos y te extrañé infinitamente"...
      Ay... puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pobre de aquél discípulo de Pablo Neruda, ¿qué será de su poesía? Ja! Menudo chantapufi!

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