sábado, 26 de noviembre de 2011

El Cielo Sobre Berlin

Der Himmel über Berlin
(El Cielo Sobre Berlin)
Wim Wenders, 1987
 
"Mirar desde arriba no es mirar; hay que mirar a la altura de otros ojos"

   Los ángeles que deambulan Berlin en color sepia no poseen alas, sino que visten trajes  oscuros e incluso lucen muy semejantes a los humanos. Excepto que estos seres celestiales observan a los habitantes de la ciudad, tanto desde el aire como en la tierra cuando descienden a apreciarnos más de cerca, no como lo hace la mayoría de las personas, puesto que estos ángeles son capaces de internarse hasta la esencia humana, pueden escucharles extrayendo los más hondos pensamientos y sentimientos que a menudo se ven inhibidos en una época caracterizada por ostentar las armas, lo material, lo extraño, lo más ajeno y destructivo de nuestra existencia. Y pese a que no les es posible cambiar los cursos de las vidas mortales, abrazan la cualidad que a muchos se les ha extraviado de su andar, son quienes les tienden su mano sobre el hombro a los desamparados y abandonados de afecto. Ellos registran detalladamente cada experiencia humana. Pues de veras se jugarían su existencia eterna para lograr experimentar aquellas sensaciones que al estar tan impregnadas de cotidianeidad ya damos por sentadas, a menudo restándoles la importancia que realmente se merecerían ¡cuando nos integran cada día! ¡Cuánto darían estos seres por estirar los dedos frotándose las manos cuando el clima está, agradecer el color, sentir la compañía de los huesos y de la sangre, saludar y ser saludado, disfrutar del aroma al café... sentir, saber lo que es el amor, mientras estás en los brazos de otra persona, ambos unidos formando parte del mismo ser y al mismo tiempo encarnando lo que todas las personas alguna vez anhelaron! Eso es humanidad, y en ella radica lo que puede salvarnos.
   A los ángeles que deambulan Berlin en color sepia les agrada pasar tiempo en las bibliotecas, donde intentan capturar el asombro. Es a causa de ello tal vez que los únicos humanos para quienes los ángeles son perceptibles son los niños, que conservan intacta la curiosidad, tan pura que su sensibilidad no permite que se les escurra y aun cuando corren ella viaja consigo, mientras intentan desentrañar las amarras del mundo que los rodea para luego anudarse junto a él... hasta que su corazón no se haga mayor.



Als das Kind Kind war,
ging es mit hängenden Armen,
wollte der Bach sei ein Fluß,
der Fluß sei ein Strom,
und diese Pfütze das Meer.
Als das Kind Kind war,
wußte es nicht, daß es Kind war,
alles war ihm beseelt,
und alle Seelen waren eins.

Als das Kind Kind war,
hatte es von nichts eine Meinung,
hatte keine Gewohnheit,
saß oft im Schneidersitz,
lief aus dem Stand,
hatte einen Wirbel im Haar
und machte kein Gesicht beim fotografieren.

Als das Kind Kind war,
war es die Zeit der folgenden Fragen:
Warum bin ich ich und warum nicht du?
Warum bin ich hier und warum nicht dort?
Wann begann die Zeit und wo endet der Raum?
Ist das Leben unter der Sonne nicht bloß ein Traum?
Ist was ich sehe und höre und rieche
nicht bloß der Schein einer Welt vor der Welt?
Gibt es tatsächlich das Böse und Leute,
die wirklich die Bösen sind?
Wie kann es sein, daß ich, der ich bin,
bevor ich wurde, nicht war,
und daß einmal ich, der ich bin,
nicht mehr der ich bin, sein werde?


Cuando el niño era niño
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente
y que este charco fuera el mar.
Cuando el niño era niño
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ninguna costumbre,
se sentaba en cuclillas,
tenía un remolino en el cabello
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué no, allí?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Es la vida bajo el Sol no sólo un sueño?
Es lo que veo y oigo y huelo,
¿no sólo la apariencia de un mundo ante el mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad son los malos?
¿Cómo puede ser que yo, el que yo soy,
no fuera antes de devenir; y que un día yo,
el que yo soy, no seré más ese que soy?

Extracto de Canción de la infancia, de Peter Handke,
cuyas estrofas se van completando a medida que recorren esta maravillosa película. 

3 comentarios:

  1. Que linda canción, me gusta esta parte:
    "Cuando el niño era niño
    no tenía opinión sobre nada,
    no tenía ninguna costumbre,
    se sentaba en cuclillas,
    tenía un remolino en el cabello
    y no ponía caras cuando lo fotografiaban", afortunadamente sigo sentandome en cuclillas que es de las formas mas comodas en las que podes estar hasta que se duermen las piernas.
    Con respecto a los textos que se leyeron subieron algunos al face. El libro lo tengo completo en PDF si querés te lo mando a tu correo.
    Un abrazo que andes bien.

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  2. Ah me olvidé ¿leíste "Niños", de Juan Gelman?, búscalo creo te va a gustar. Ahora si chau.

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  3. No lo leí, así que te agradezco la recomendación... aun hay tantos libros que no pude leer. Espero que este verano pueda menguar en las preocupaciones y represente un reencuentro con la lectura.

    Un beso.

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