lunes, 29 de octubre de 2018

Cardiovascular

Cala hondo el vacío en la garganta.
Desgarramiento que se siente,
físicamente como un desprendimiento
de algún mismísimo Perito Moreno.

Que no logra eyacular el hielo
por no poder evacuar... 
todos los nombres por los que calla
la rehuida angustia.

Cardiorrespiratoria,
así se llama la gravedad.
El oxígeno estará apresado,
en alguna cavidad morfosemántica
que no me atrevo a pronunciar.

Y en el fondo circulan glóbulos rojos, circundan las plaquetas, se cercenan los antígenos y está todo bien.

Algunas puntualizaciones

1. Últimamente no bebo para alegrarme (para eso me pongo a cantar en karaoke) sino en un intento de procurarme algún tipo de placer autoerótico.

2. El tiempo que me va a llevar graduarme el año que viene, se está constituyendo en técnicamente un imposible.

3. Tengo que enviar el texto al concurso literario de la Muni y arrojarle una gacela a mi Luna en Leo.

4. "Cada mañana, en el África, una gacela se despierta; sabe que deberá correr más rápido que el león, o éste la matará. Cada mañana en el África, un león se despierta; sabe que deberá correr más rápido que la gacela, o morirá de hambre". (Nacidos para Correr, Christopher McDougall).

domingo, 28 de octubre de 2018

Ego


Creo que sobre todo me duele el ego,
que llora el rechazo.

sábado, 27 de octubre de 2018

He descubierto...

que cuando, de alguna manera, estoy con alguien mi valor pasa a tener existencia por la confirmación o la descalificación que de él haga la otra persona. Como la confianza de porcelana, de una nena pequeña, siempre a punto de quebrarse.

(La terapia sistémica también merece los créditos por este descubrimiento).



jueves, 11 de octubre de 2018


“Y en ocasiones, todos los miembros, salvo uno, parecen perfectamente satisfechos de seguir siendo las células inconscientes del organismo. Con frecuencia, el que tiene una necesidad más fuerte de expresión individual, será el que inicialmente aparezca como el “paciente identificado”.

Los Luminares (1994). Liz Greene.

viernes, 5 de octubre de 2018

Desconcierto

¿Cuál es el precio por sentirse deseada y querida?
¿Lucir alguna que otra pilcha llamativa?
¿Tal vez, también, plantarse una sonrisa de oreja a oreja?
¿Hacerse de unas manos entrenadas para la cocina?

¿Agilizar el sentido del humor?
¿Cultivar un sentido de la estética cultural?
¿Realzar el aprecio por un cuerpo que aunque no destaca por voluptuoso,
cuando arde, sacude todo lo esperado?

¿Mostrarme confiada, optimista, solícita?
¿Estar atenta al bienestar del otro?
¿Cuidar su alegría,
especialmente de las caídas?

Desconcierta, hallarse
postulando la paradoja de que una,
quizás ya lo haya intentado todo
y en definitiva, nada alcance.