domingo, 13 de abril de 2008

Dale, Pelado, no pares nunca más

    Una aventura, de principio a fin. El día sábado los nervios comenzaban a anticipar la fiesta de la que nos separaban apenas unos kilómetros.
    La euforia inexplicable nos mantuvo despiertos durante todo el trayecto para vivir esa noche tan ansiada desde el día de febrero en que reservé la entrada. Sí, "el futuro ya llegó", me dije. "Hace rato".
    Pasadas las 21.15 -si mi reloj no falló- la presentación de la banda Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado fue el anuncio para el momento que todos esperábamos que se volviese a repetir desde la última vez que se lo vio en vivo, en 2005.
Cerca de 40.000 esqueletos fuimos atraídos hasta Jesús María (Córdoba), ciudad que nos prestó su escenario de folklore, y sobre todo de cuarteto, para escuchar el auténtico rock and roll del país. Presos de nuestra ilusión por esa voz que eriza la piel, transmitiéndonos infinidad de emociones, tal como las que se sintieron durante esas 3 hs.
Con la excusa de la presentación de Porco Rex, su segundo álbum de su carrera solista, nos dimos el lujo de rememorar junto a él diferentes épocas junto a los Redondos gracias a las excelentes versiones de 'La hija del fletero', 'Me matan limón' -que sorprendió a más de uno-, 'Ella debe estar tan linda', y 'El infierno está encantador esta noche' entre otros temas; incluso nos salpicó de su melancolía la dedicatoria a su madre Celina.
    Fue una noche que quedará guardada como la primera vez que veo al pelado más famoso de Argentina -junto con Luca, obviamente-, y en la que fui partícipe de 'el pogo más grande del mundo'. Una noche que no quedó opacada ni por el clima -creo que hasta el cielo estuvo de fiesta y evitó la lluvia- ni por el inadaptado que no sé qué quiso buscar al arrojarle un zapatillazo al Indio en el tema 'Nike es la cultura', y sí se ganó su reto y el repudio de todos los que estábamos allí. Una lástima, ya que faltó más de El tesoro de los inocentes, ese gran disco con unas letras tan profundas que hasta dan escalofríos. En fin, una noche en que las bengalas birllaron y las banderas ondearon al ritmo de todos los corazones lunáticos que gritamos presente.
    Un viaje en traffic que surgió a último momento mezclado con las expectativas de meses atrás. Gente nueva, paradas a cada rato, rico asado, una cometa de $20 a un policía que quería desviar nuestro destino, bocinazos hasta llegar, y un choripán que con la garganta seca y el estómago que gruñía se degustaba mejor que nunca. Un muchas gracias enorme.
    ¿Nos vemos en Tandil? El 5 de julio será la cita. Hoy no queda más que decir que es encantador que nos hayamos sentido así, por esta vez nos dejamos llevar por nuestras almas.

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