No hay como pasar la noche en vela leyendo material de estudio, el cual ha recibido una considerable cantidad de improperios por parte de la que suscribe como para que mínimamente se me inicie un grosero expediente en el INADI por firme repudio a cuando menos una centena de filósofos y charlatanes varios cuyas verborragias no le deseo a nadie. Pero habiendo sido repasado este material académico con variados métodos (en los que no podemos penetrar sin caer en la obscenidad) y diferentes colores que tienen la maravillosa propiedad de convertir tesis de cátedra en algo parecido a anuncios de circo, desde la esquivada mesa de diciembre no termino de incorporar sus contenidos a todo lo que se me da por llamar masa encefálica. Será que me rehúyen por ofendidos. No obstante, asimismo y paradójicamente, no hay como transcurrir la antedicha y tan interesante vivencia estudiantil con la infatigable compañía de Rachma 🎔 que pone todo lo que hay que poner para que una se siga esmerando pá' delante. Vamos, que brindando con birra por anticipado nos mentalizamos con bombos y platillos (o con piano y flauta) para el éxito.
miércoles, 15 de febrero de 2017
"... Y cuando estés conmigo, yo te sacaré los ojos de sus cuencas y los pondré en el lugar de los míos y tú me arrancarás los míos y los pondrás en el lugar de los tuyos, para mirarte con tus ojos y que tú me mires con los míos..."
"Se me tenía por relativamente tonto y descuidado. En realidad, esto no me molestaba. Lo que me enojaba era que me creyesen un impostor y a causa de ello se me eliminase moralmente. Mi tristeza y mi cólera amenazaban con ser inacabables, pero nuevamente sucedió algo que antes ya había observado varias veces: reinó repentinamente la calma como si un espacio ruidoso se cerrase con una puerta a prueba de ruidos. Era como si una fría curiosidad me invadiera con la cuestión: ¿Qué ha pasado aquí? ¡Estás verdaderamente irritado! El maestro es, naturalmente, un imbécil que no comprende tu modo de ser, es decir, comprende tan poco como tú mismo. Por ello desconfía, como tú mismo. Tú desconfías de ti mismo y de los demás y te tienes por ello por el Simple, el Ingenuo y el Comprensible. Se cae en el nerviosismo cuando no se comprende". [...] "Con el reino de las plantas se inició la presencia de lo terrenal del mundo de Dios como un tipo de comunicación inmediata. Era como si se hubiera contemplado al creador, quien se imaginaba inobservado, por encima de los hombros cuando elaboraba juguetes o piezas decorativas. Frente a este reino, el hombre y los animales «típicos» eran partes de Dios que se habían hecho independientes. Por ello podían vagar libremente y elegir su lugar de vivienda. El mundo de las plantas, por el contrario, se encontraba sujeto para siempre asu lugar de origen. Tal mundo no sólo expresaba la belleza del mundo de Dios, sino también los pensamientos, sin ninguna intención o divergencia. Los árboles resultaban especialmente misteriosos y me parecían representar el sentido incomprensible de la vida de un modo inmediato. Por ello el bosque era el lugar donde se sentía más de cerca el significado más profundo y la actividad más horrible". [...] "¿Cómo podían su mujer y sus hijos soportar que el marido y padre fuera un santo, cuando precisamente ciertas faltas y defectos hacían que mi padre fuese especialmente digno de ser amado por mí? Yo pensaba: ¿cómo es posible convivir con un santo? Evidentemente esto a él tampoco le fue posible y por ello tuvo que hacerse ermitaño".
Tiene toda la precisa dosis de sensualidad y de lo siniestro que requiere mi libido para seguir pulsando. El barítono será lo que será pero nada le quita lo barítono. No sé si hace demagogia conmigo y expresa lo que quiero decir en otras palabras, me acompaña aún en mis miserias, me excita con alevosía o me vuelve a poner en eje enérgicamente; no sé cuál es su efecto particular, si habrá alguno o si en realidad me causa tanto bien porque me está proporcionando todo este combo tan tentador y sale con fritas. La música siempre me salva de la decadencia. (y me gusta que Dave Gahan baile tan encantadoramente mal como yo).
Cuando las personas hayan recobrado el buen gusto y la distinción, finalmente se habrán dado cuenta de lo que les conviene. Hasta entonces, siempre en vistas de la preservación de la propia salud mental, (porque esto aplica a numerosísimas situaciones) ¡no habrá con qué darles!