"Siéntete
como un niño pequeño ante los hechos
y prepárate a abandonar cualquier noción preconcebida,
sigue humildemente adondequiera
y a cualquier abismo que conduzca la naturaleza,
o no aprenderás nada".
y prepárate a abandonar cualquier noción preconcebida,
sigue humildemente adondequiera
y a cualquier abismo que conduzca la naturaleza,
o no aprenderás nada".
Thomas Henry Huxley en El Paradigma Holográfico
Qué menoscabo hacia aquellos estudiantes imbuidos de deseos de conocer teorías que indagaron en un fenómeno tan apasionante de estudiar como lo es la percepción (a la manera que, por ejemplo, lo expone la escuela psicológica de la Gestalt), el tener que verse forzados a aceptar que los docentes a cargo de las materias que curso en la Facultad de Psicología de Rosario no pueden retirarse de su raigambre psicoanalítica al menos lo que dure el tiempo de hora y media de clase.
Tal vez ignoren que en nuestros primeros acercamientos, los prejuicios que encierran sus referencias de reprobación a dichas teorías desalientan las posteriores revisiones, coyuntura que sólo puedo comprender desde su inferencia prematura de que todos los estudiantes ya hayamos decidido en primer año adoptar como método de trabajo al psicoanálisis. No desacredito, claro que se hayan formado una opinión propia de otras escuelas, sólo que me resisto a dar como verosímiles críticas que muestran su invalidez desde que son infundadas.
Me considero afortunada cuando descubro que puedo contar con el entusiasmo que me brinda mi curiosidad, la cual me impide descartar nada de antemano, sin antes haber despertado mi atención a posar mis ojos sobre ello. Aunque creo que esta cualidad debería ser motivada o fortalecida en la educación, sobre todo desde quienes se encuentran orientando la dirección donde se encaminan las clases, como lo son los docentes. Puesto que si un docente carece de esta disposición, el espíritu curioso, esencial en mi opinión para no desviarse nunca del intrincado camino del aprendizaje, y en cambio se presta a visiones prestablecidas, muchas de las cuales se replican si uno transita varias materias a la vez, ante ningún imperativo de examen podrá lograr que los estudiantes se aparten de la lógica del estudio a base de la memorización de libro y purga textual de autor, que muchos luego, de manera contradictoria, manifiestan despreciar.
Resulta claro, y de aquí se desprende, que esta crítica también está dirigida hacia a mí por haber adherido a la cobardía de la indecisión, porque no fui capaz de haber alzado la mano durante la clase para decir que según mis últimas lecturas el principio sobre el cual se sostenía la teoría de la Gestalt quedaría demostrado gracias a la teoría holográfica, y aún viceversa... cuando ella, docente de D.P.C, tuvo que expresar que "algunos todavía creen que los animales sueñan... como si pudieran pensar". Con mi silencio incliné la cabeza ante la autoridad y en apenas el transcurso de efímeros segundos firmé mi aval a una muy peligrosa realidad (que se ensancha casi inconscientemente), contribuyendo a asentar el riesgo de que en lugar de una genuina formación (que por cierto, no cese) que no sólo tienda a la obtención de un trabajo sino a abarcar nuestra posición en el mundo y en nosotros mismos, por el contrario se nos esté inculcando un adoctrinamiento que nos acostumbre a dar por sentados los hechos sin necesidad de una discusión previa, que nos haga conformistas, holgazanes de mente, enjaulados de prejuicios que aplastan todo intento de crecimiento, fieles hasta el punto de ser moldeados de acuerdo a las exigencias exteriores e ignorando que no es otro que cada uno el responsable de hacerla valer en su sentido más pleno, el de vivir.