¿Hasta qué punto la libertad puede transformarse en una carga demasiado pesada, al extremo de querer prescindir de ella? Desde que el hombre nace se ve predeterminado a atravesar una determinada secuencia, dependiendo del sistema económico, llegando a ser el factor primordial en la determinación de toda la estructura de su carácter, por cuanto la necesidad de autoconservación lo obliga a aceptar las condiciones en las cuales debe vivir y pronto deberá alimentarse, beber, asimismo desarrollarse en un lugar adecuado, es decir se verá obligado a escoger un trabajo o profesión que le permita sostener su modo de vida. Pero además de estas necesidades fisiológicamente condicionadas, tendrá la necesidad de relacionarse con el mundo exterior, de evitar el aislamiento para no sentirse solo e inseguro. ¿Pueden estos deseos ser tan compulsivamente abrumadores como responsabilidades que lo lleven a renunciar a su propio yo individual en detrimento de ser parte de la sociedad y de sus éxitos?
Tal como el niño sufre el desarraigo de su madre a medida que comienza a concebir su existencia como una entidad separada de un mundo que se le sobrepondrá en su inmensidad como sus exigencias, Erich Fromm traza un paralelo con el período de producción feudal en su pasaje hacia la era capitalista. El individuo ahora está solo, ya no posee su determinado, inmutable e indiscutido lugar en el planeta, tampoco la Iglesia para explicarle (y justificarle) su origen y destino, ni los brazos de su madre son suficientes para salvarlo de las dudas. Es entonces cuando sobreviene la emergencia del individuo, quien podrá tener miedo, sentirse amenazado, sufrir de angustia e impotencia, sin embargo ya no podrá regresar al seno materno como tampoco revertir el proceso de inviduación, ya que si bien conscientemente volverá a sentirse seguro y satisfecho, en su inconsciente se encuentra abandonando la fuerza y la integridad de su yo, es decir renunciar a su personalidad para sentirse parte del mundo exterior.
Así inicia el reconocido psicoanalista alemán su recorrido a través de El Miedo a la Libertad (1941) en la historia de la humanidad con el afán de encontrarle respuesta al interrogante de cómo fue posible el surgimiento y establecimiento del nazismo, proponiendo dejar al margen las visiones estrechas que consideran su advenimiento a partir de causas económicas, o psicológicas, sino indagando en ambas.
"La bella señora está desencarnada". Así como dio el puntapie al afianzamiento de la denominada Reforma protestante y del nazismo, la vorágine de la oleada capitalista fue incorporándose de tal magnitud a través de los siglos que encontró a quienes no pudieron treparse a su cresta tan indefensos en la decadencia bajo la inflación y posteriores devaluaciones de dinero, que los sentimientos de angustia e impotencia ante el mundo tan abrumador como aplastante no tardaron en llegar. Más tarde, no obstante serían conquistados por los movimientos democráticos en dirección a la destructividad del mal que los amenazaba, encarnado en la superación del autoritarismo. Parece ser que como contrapropuesta, nos ha sido ofrecida la liberación de la sumisión a otro poder externo, ya sea la Iglesia o el fascismo. Sin embargo, formula Erich Fromm "el derecho de expresar nuestros pensamientos tiene sentido sólo si somos capaces de tener pensamientos propios".En este sentido, puedo afirmar la falacia que constituye la base de la democracia, social de origen cristiano, como bien escribía Nietzsche, y propugna que dado que somos iguales merecemos los mismos derechos. Esta postura no ha conducido sino a otro mecanismo de evasión, la automatización de la población, que resulta en un conformismo compulsivo, en el cual mientrascontinúa concibiéndose como libre y sujeto sólo a su propia determinación, va desprendiéndose de su identidad.
"Un par de sienes ardientes, que son todo el tesoro". El ejemplo más directo de esta tendencia, puede apreciarse en la influencia de los medios de comunicación y en particular, en su modo tan banal de presentar las noticias como fragmentos de la realidad sin relación alguna entre sí. Por otro lado, tratan de la misma manera, con idénticos tonos de voz sugestivos y esas expresiones gestuales insinuantes una catástrofe devastadora como algún suceso trascendente que pueda llegar a ocurrir en el reality Gran Hermano. La pregunta que vendría a situarse entonces es: ¿cómo sabemos lo que sabemos? No resulta extraño encontrar gente que está convencida que sabe de política, cuando en realidad reproduce casi textualmente lo que lee en el periódico a diario. Pues, otro ejemplo, cuyos efectos podemos ver más a menudo está dada por los métodos de enseñanza. Aun prevalece el falso dogma de que se sabe más cuando se posee mayor información. Mediante esta superstición los estudiantes no aprenden a pensar, en su lugar sólo amontonan cúmulos de hechos recortados e inconexos. Esto no puede provocar más que indiferencia y confusión ante los sucesos del mundo moderno. Si constantemente cambian las necesidades, un teléfono celular se transforma en un reproductor de mp3-cámara de fotos-internet con un celular, si cuando estamos en la universidad, lo único que queremos es obtener buenas notas para graduarnos lo más pronto posible, y cuando lo hemos conseguido, sólo generar dinero para tenerlo todo cuanto pueda poseerse... ¿qué hemos obtenido en el camino?, ¿dónde hemos estado acaso mientras eso ocurría?, ¿qué se supone que deseamos?, ¿queremos en realidad eso, lo hemos elegido como propio?, ¿qué somos?, ¿humanos o emociones prefabricadas?
Espero que cuando la noche sea más oscura se venga el día en nuestros corazones, como canta Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Queda claro que el capitalismo y la democracia no se llevan bien. Quizás la vida en democracia sea una ilusión, quizás la libertad sea sólo libertad de consumo.
Hace un rato me preguntaba acerca de la escasa información que se recibe actualmente sobre la situación de Haití después del devastador terremoto que transformó en cenizas las posibilidades de los habitantes del país más pobre de América, con cerca de 1.300.000 haitianos que perdieron sus viviendas, quienes intentan sobrevivir refugiadas debajo de lonas y carpas endebles, echados sobre el suelo como despojos humanos, esquivando la inmensurable cantidad de cuerpos enterrados en fosas comunes.
Sin embargo, indagando en las miserias más emergentes de la potencia a la cual la crisis económica no le es obstáculo para continuar ocupando países, pude divisar una respuesta.
"... Fijate de qué lado de la mecha te encontrás..."Siendo que Haití es un Estado desde 1804, esto implica que cuenta -o ya contaba- con una forma de organización social con poder, aunque no fuese efectiva. El poder soberano es tal cuando no admite otro poder por encima de sí. Ahora bien, dicha cualidad del poder en el Estado-nación proviene del pueblo. Es decir, la Constitución de Haití, que ha instituido al país como República (del latín, la cosa pública, del pueblo), estableció con ello el mecanismo de designación de los gobernantes y de distribución del poder, que es único y descansa en los mismos haitianos a través del sufragio.
Estados Unidos impone el orden, fotografía tomada del diario El País, edición del 12 de marzo de 2010
Pero ahora, volvamos a la realidad. Haití es un Estado soberano, entonces ¿cómo es posible que el ejército de Estados Unidos bajo su autoridad haya desplegado 20.000 soldados desde que comenzó la tragedia? ¿Por qué aun mantiene a 11.000 allí? Podemos ver que las reglas no están hechas para los más poderosos, mientras que la tesis democrática de la soberanía planteada en el párrafo anterior se desvanece de un temblor ante las fuerzas armadas norteamericanas, como ya lo hemos visto recientemente en Irak, Afganistán, Vietnam y durante su intervención en los golpes de Estado que erigieron a las dictaduras latinoamericanas de los años '70; en otras palabras, puro palabrerío cuando se trata de aplicar esta teoría a la práctica.
De este modo, se atribuyeron el control del aeropuerto de la ciudad capital Puerto Príncipe mediante el pretexto de auxilio cuando ni siquiera cuentan con suficiente capacidad de carga para hacer llegar las provisiones a los lugares necesitados, por lo que es falso que se estén encargando de estas tareas, tal como relata desde allí el periodista Fran Sevilla, impidiendo así (¿paradójicamente?) la distribución de la ayuda humanitaria enviada por personas solidarias y otorgando primacía a su propio abastecimiento como al transporte de sus materiales. En este sentido, la ONG Médicos Sin Fronteras, al mes de julio, sostiene que la respuesta sigue siendo insuficiente, reflejando que apenas ha llegado un 2% de la ayuda prometida, al tiempo que sus aviones han tenido que desviarse hacia Santo Domingo a causa de la ocupación estadounidense, que ha retrasado el arribo de suministros vitales. Incluso, alegando brindar "seguridad" mediante la prevención de los disturbios y posibles saqueos, en realidad sólo consiguen alterar a la población con sus provocaciones exacerbadas, así como su autoritarismo ilegítimo frente a los desamparados haitianos, quienes ven así frustradas sus expectativas de mejora sin un trabajo digno y con una perentoria necesidad de alimentos. Por otro lado, según un informe de dicha ONG, titulado Haití, seis meses después, sus estadísticas médicas no muestran un aumento en el número de víctimas por violencia después del terremoto. Mientras tanto, la Secretaria de Estado Hillary Clinton se resiente por la crítica de algunos medios, cuya mala interpretación no los llevó a entender que la ayuda yanqui era tanto civil como militar.
Violencia y sometimiento de las FF.AA. y los Cascos Azules, policía de la O.N.U
Al menos, aprovechando esta oportunidad, el actual presidente Obama convocó a sus colegas ex presidentes Bill Clinton y Bush jr., quienes después de deshacerse en halagos unos a otros, dieron la palabra al sr. "Irak=armas de destrucción masiva", quien sí pensó en Haití y no te solicita frazadas ni agua, ¡sólo necesita tu dinero! Ahora, ¿por qué esa pronunciada sonrisa cómplice?
Pero eso no es todo en cuanto a esta tríada, ya que en la Cumbre sobre la Reconstrucción de Haití, llevada cabo en la paradisíaca Punta Cana, República Dominicana, para no espantar a los diplomáticos europeos, a Bill Clinton -sí el mismo de la Guerra del Golfo, en la cual murió mayor cantidad de soldados estadounidenses debido a la aplicación de vacunas que por los ataques de Irak- también le encomendaron trabajo en la co-presidencia de una Comisión como enviado de la ONU, cuya tarea consistirá en aprobar los proyectos de desarrollo con los recursos que el Banco Mundial -que endeudó a países enteros- entregará para su ejecución.
Lamentablemente, cuando a cerca de 300.000 personas las socavó el terremoto, junto con sus viviendas e innumberable cantidad de bienes irrecuperables, a las promesas se las están llevado los huracanes del olvido.
"... que cuidan por vos las puertas del Nuevo Cielo",
Queso ruso, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
El médico me dijo, ante mi negativa a ingerir el medicamento que me había recetado contra mis persistentes dolores de cabeza: "Tomá la pastilla", frente a mi resistencia. Y de nuevo, luego de haberlo inquirido sobre la composición del medicamento, su fabricante, etc. insistió: "Pero ésto que no es natural, te va a ayudar a estar mejor... vos por ejemplo, usás anteojos". "Sí, señor, pero yo a los lentes no me los trago".
Seguramente, resultará casi imposible resistirse a un hombre vestido de guardapolvo, con un doctorado en sus manos y una placa a un costado en la parte superior del pecho, que lo confirma. Inmediatamente, nos inspirará confianza, ya que escuchará atentamente nuestros problemas y estará ahí para brindarle solución a su problema. Sin embargo, ¿hasta qué punto los médicos no son sino subordinados dependientes, incluso empleados de los laboratorios, cuyos medicamentos prescriben en cada consulta? la postergada, pero a esos días obligada visita al médico, me llevé, además de una prescripción y unos retos, un pequeño folleto bastante colorido y llamativo, sobre la tan famosa gripe A, o H1N1, como la haya adoptado su léxico.
En la presentación, lo que se aprecia es casi una postal, que ocupa la mayor parte de ésta, inundándonos de imágenes conmovedoras. Allí se puede ver a un hombre cariñoso con su pequeño hijo, y la mamá, embarazada sonríe a su lado ante ese momento de ternura y complicidad, tomándole la mano a su esposo. A su vez, en un marco aun más colorido, una pareja de ancianos camina apacible, despreocupados en lo que parece ser un parque.
A continuación, si nos queda aliento para proseguir la lectura, el susodicho folleto nos dirige hacia las vacunas y su efecto inmunoestimulante, dixit. Esto mejoraría las defensas del organismo en general para prevenir la enfermedad mediante el desarrollo de anticuerpos. ¿Pero alguien realmente puede creer que un licuado de tejido renal de mono, mercurio y otros metales pesados, como también aluminio, lo provocará? Tan sólo, deténganse a las reacciones adversas de algunos medicamentos, si logra descifrar la ínfima letra del prospecto y sus complicados componentes. Además, conforme al dr. en Odontología y especialista en Salud Pública y Bioterrorismo, Leonard Horowitz, cuyo documental Confiamos en las mentiras recomiendo ver en su integridad, hay un error cuando se afirma sobre dicho efecto, pues el mismo sólo se produce al exponernos naturalmente a proteínas extrañas que desafían nuestro sistema inmune, y cabe decir que es prácticamente imposible que se nos vacune de todas las plagas existentes. Por el contrario, lejos de su tan mentada y difundida bondad, las vacunas sólo serían responsables de hipersensibilización y contaminaciones masivas, teniendo en cuenta la exigencia del seguimiento riguroso al calendario de vacunación que imponen las escuelas públicas del país. Pero entonces, ¿de dónde proviene esta creencia? Buscando más artículos en la tan infinita y libre red, me topé con uno, publicado originalmente por la dra. Rebecca Carley en el cual explica esta falacia ya dogmatizada: "la observación de que los mamíferos se recuperan de las infecciones de microorganismos, adquiriendo inmunidad natural para responder a infecciones posteriores". Según el libroBiología, la vida en la tierra, de Teresa y Gerald Audesirk, y Bruce E. Byers, profesores de biología, en 1798, el médico Edward Jenner descubrió que la infección con una enfermedad de las vacas llamada vacuna (cowpox) confería inmunidad a la viruela, de ahí la raíz etimológica de la palabra.
En realidad, después de que el cuerpo ha sido invadido por antígenos, ya sea por virus, bacterias y otros microorganismos, el sistema inmunitario organiza dos tipos de ataque: las células B, cuyos anticuerpos circulantes secretados al torrente sanguíneo, proporcionan la inmunidad humoral atacando a los invasores antes de que puedan entrar a las células del organismo, mientras que las células T producen la inmunidad mediada por células, atacando a los invasores que han penetrado en el cuerpo.
Cada célula B lleva un tipo específico de anticuerpo en su superficie. Al presentarse una infección, los anticuerpos de unas cuantas células B pueden unirse a los antígenos del invasor, provocando la división rápida de estas células B. De este modo, las nuevas células clonadas producen grandes cantidades de sus anticuerpos específicos y los vuelcan al torrente sanguíneo, protegiendo contra los invasores que se encuentren allí, como sustancias químicas o bacterias, hongos y otros microbios parásitos. Sin embargo, algunos de ellos, por ejemplo las infecciones virales son vulnerables a la respuesta humoral y logran ingresar a las células del organismo.
El proceso se completa a través de las células T, las cuales en sus cuatro tipos producen la inmunidad mediada por células, cuya especie citotóxica secreta proteínas que rompen la membrana plasmática (estructura laminar que engloba a las células) de una célula infectada. Este ataque se activa cuando los receptores de la membrana de la membrana de la célula T se unen a antígenos presentes en la superficie de la célula infectada. Incluso, en algunos casos las proteínas liberadas por las células T citotóxicas son similares o idénticas a las que las células asesinas naturales utilizan para crear agujeros gigantes en la membrana de la célula blanco. Además, las células T auxiliares, también poseen receptores para los microbios que han quedado atrapados dentro de la membrana plasmática de los macrófagos (fagocitan, es decir comen todos los cuerpos extraños que se introducen al organismo, como bacterias y sustancias de desecho de los tejidos). Al unirse a un antígeno, dichas células T liberan sustancias semejantes a hormonas que ayudan a otras células inmunitarias a defender el cuerpo. Por su parte, son las células T supresoras las encargadas de actuar una vez que se ha vencido una infección, ayudando a detener la respuesta inmunitaria tanto en las células B como en las células T citotóxicas. Tras haber cesado la infección, algunas células T supresoras y auxiliares persisten, funcionando como céulas de memoria. Al igual que las células B de memoria, éstas ayudarán a proteger al organismo contra una infección futura, conservando la inmunidad a esa cepa específica de microbios durante muchos años, quizás toda la vida. Este desarrollo, bastante complejo, por cierto es conocido como inmunidad natural, si bien es el único existente.
Retomando la explicación de la dra. Carley, dicha observación llevó, entonces a interpretar que inyectando antígenos extraños en el cuerpo humano, éste estaría inmunizado contra una posible infección. Luego, esta creencia en el marco de un mundo sin guerras mundiales como regulador natural demográfico, y la preocupación por el incremento de la población dentro del capitalismo devastador, fue adoptada como verdad absoluta.
Sin embargo, no se tuvo en cuenta que el tracto respiratorio de los mamíferos contiene IgA secretora, un anticuerpo situado en la membrana mucosa, que impide la entrada de los microorganismos. A fuerza de la introducción directa de agentes patógenos en el torrente sanguíneo, allí no sólo permanecerán, sino que además proliferarán y mutarán, dado que el sistema inmunitario, a su vez debe encargarse de eliminar los antígenos en el ambiente. Siendo que los dos mecanismos fundamentales del sistema inmunitario, celular y humoral, actúan mediante una relación recíproca e inversa, cuando uno se ve estimulado, el otro es inihibido, la vacunación resultará en una hiperactividad del factor clave en el desarrollo del cáncer y de las infecciones. Es entonces cuando la supuesta prevenciónse transformará en enfermedad, que no podrá ser curada suprimiendo la función esencial del sistema inmunológico.
Es así como Estados Unidos, mediante las manos verdes de Rockefeller, quien monopolizó la salud de este país en la década del '30, además de Rusia y Japón, importó lo mejor de la camada científica nazi en la operación Paperclip para el desarrollo de lo que sería el bioterrorismo en un laboratorio situado en Camp Detrick, Maryland (actual Fort Detrick). Aunque descripto como "modesto" por funcionarios del gobierno esparcidores de propaganda, cuyas prácticas de investigación ya se habían iniciado en 1941, empleando alrededor de 300 científicos, entre ellos 240 microbiólogos, bajo la dirección de George W. Merck, presidente de la farmacéutica Química Merck.
Durante la década del '60, ya no tenemos guerras de destrucción masiva. A pesar de ello, se han instalado las resonantes guerras contra el sida y el cáncer, que matan lentamente y cuya licencia de supervivencia es costeada por los pacientes... y esto no es vida.
De hecho, en 1963, se reunía un gabinete estratégico sobre política global en Iron Mountain, cercano a Houdson, New York con la finalidad de debatir sobre las posibilidades de sostenibilidad económica en un mundo sin guerras. Dicho encuentro concluyó en el "Informe de Iron Mountain sobre la Posibilidad y Conveniencia de la Paz", el cual trataba la vicisitud de comenzar el siglo XXI, conservando tanto las riquezas de las empresas, como el número de la población en creciente aumento, controlables. A razón de ello, veían las funciones de la guerra sustanciales, para el progreso político, económico y social, pero naturalmente no querían destruir nada de la costosa infraestructura construida, conocida la devastación de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, era necesario encontrar un factor, cuyo impacto fuera de tal magnitud que la emulase en sus efectos, "un sustituto político viable de la guerra, debe identificar una amenaza externa generalizada para cada sociedad de una naturaleza y de un grado lo suficientemente importantes como para justificar la organización y aceptación de una autoridad política", tal se leía en el citado informe.
Es más, el documento -clasificado- pedido por la administración Nixon al premio Nobel de la Paz, por entonces secretario de Estado, Henry Kissinger versa sobre las implicaciones del crecimiento demográfico mundial para la seguridad e intereses de Estados Unidos. Allí se recalca: "los habitantes urbanos de barrios pobres (pero aparentemente no emigrantes recientes) podrían servir como una fuerza imprevisible y violenta que amenazara la estabilidad política". Y continúa... "se deben confeccionar acciones y programas adaptados a países y grupos específicos", todo incluido en su plan para reducir la población del mundo, y sobre todo la del llamado tercer mundo.
En resumen, el objetivo fue la búsqueda del control social alternativo a la guerra convencional, mediante nuevas formas de esclavización, que atraídas por el miedoproporcionaran con su voto de confianza, la estabilización de la economía. Así, por ejemplo nació el terrorismo, subterfugio infame para dar continuidad al bioterrorismo, o las promocionadas campañas de vacunación ante la súbita aparición de nuevas y extrañas patologías, sumada a la paranoia en textos grandes y de todos los colores de las que hacen eco los medios de (des)información. Tan sólo deténganse a ver el absurdo que plantea esta propaganda que ya atrofiaba la cabeza de la población en los años '50.
Just duck and cover!
Por último, es momento de concentrarnos en el virus de la gripe A, o enfermedad de los barbijos, o la que relanzó el mercado del alcohol en gel, y también puso en jaque a los cerditos. A modo de ilustración, recordemos cómo comenzó todo, así como se desvaneció, de la nada.
Érase una vez en México...
Al día de hoy, y sólo a través de sitios casi ignotos, nos llegan noticias acerca de que los europeos se niegan a vacunarse y existen dudas sobre la efectividad de la vacuna. De este modo, no desperdician oportunidad para hacer muestras de su solidaridad, como el gobierno de España, que donó cuatro millones de vacunas a Colombia, Bolivia, República Dominicana y Nicaragua, aunque los medios de mayor alcance en el país, como el diario La Nación, se dedican a inducir a la población a que se vacune, con títulos como "No se vacunó el 38% de los que deben hacerlo". Incluso, encabezados por Wolfgang Wogard, epidemiólogo y presidente de la Comisión de Salud, del Consejo de Europa, catorce miembros de la Asamblea Parlamentaria solicitaron a este último una inmediata investigación sobre la alarmante alerta que emitió la Organización Mundial de la Salud, apenas conocidos pocos casos infecciosos, sumada a la promoción de drogas apenas testeadas. Pues bien, no es la primera vez que lo hacen: en abril de 2009, Pfizer, la mayor empresa farmacéutica del mundo fue obligada a pagar 55 millones de euros de reparación -resultos durante un acuerdo extrajudicial- después de un ensayo clínico del medicamento Trovan, que tuvo lugar en el estado nigeriano de Kano y causó la muerte a 11 niños en 1996, así como cantidad de discapacitados.
Mientras observo con frecuencia alguna tableta de pastillas en alguna cartera o bolso, en casa, nos tranquiliza haberles reservado un lugar en algún cajón a frascos de todos los colores y tamaños terminados en -aco o -ixina. Esto se llama drogo-dependencia y también es una patología.
Hoy yo puedo elegir, pero muchos no, quienes se ven sometidos a prolongados tratamientos contra el cáncer o sida, que en el ánimo de aumentar sus expectativas de vida, sólo incrementan la cantidad de medicamentos que deben consumir, y su costo. Por eso, es hora de que despejemos ese manto de ignorancia o conformidad en el cual se envuelve cada vez mayor cantidad de personas, enfatizando en los daños colaterales de las actuales políticas de salud. Si bien Bayer formó parte de IG-Farben, el mismo consorcio auspiciado por Adolf Hitler que Rockefeller, Kissinger, Nixon & cía. captaron para llevarse a su país, y sus investigadores participaron en experimentos médicos realizados con prisioneros, además de haber forzado a miles a trabajar en condiciones infrahumanas en sus fábricas, hoy vende sus pastillas, persuadiéndote: "Si es Bayer, es bueno" y todo el mundo conoce su slogan, incluso muchos llaman con el nombre de aspirina al genérico ácido acetilsalicílico. ¿Increíble? ¿Acaso no decía Joseph Goebbels (Ministro de la propaganda nazi) "Miente, miente que algo quedará"? A propósito, adivinen quién firma el mencionado folleto acerca de las vacunas sublinguales, que me dio el puntapié para escribir este artículo.