Esa inexplicable sensación de concebir adorable todo lo suyo De registrar su ausencia como el incremento de aquél sentimiento De aprender a regocijarme en la dicha del querer a alguien y manifestarlo De asumir que no quiero arriesgarme a someter este cálido y real cariño al capricho de exigirle alguna expectativa De ofrecer lo que esté a mi alcance y atender a recibir lo que de corazón está procurándome
Sinceramente no sé si seguir llevando la bici a reparar, decidirme a venderla o exorcizarla. Y lo notable es que la última opción me viene pareciendo ser la más auspiciosa.
Finalmente llega el momento en que toda obsesivalogra darse cuenta y exclamar a los 4 vientos... ¡estoy rodeada de histéricos! Una canción para amenizar el descubrimiento. Seguimos con la onda armenia.