Hace un rato me preguntaba acerca de la escasa información que se recibe actualmente sobre la situación de Haití después del devastador terremoto que transformó en cenizas las posibilidades de los habitantes del país más pobre de América, con cerca de 1.300.000 haitianos que perdieron sus viviendas, quienes intentan sobrevivir refugiadas debajo de lonas y carpas endebles, echados sobre el suelo como despojos humanos, esquivando la inmensurable cantidad de cuerpos enterrados en fosas comunes.
Sin embargo, indagando en las miserias más emergentes de la potencia a la cual la crisis económica no le es obstáculo para continuar ocupando países, pude divisar una respuesta.
"... Fijate de qué lado de la mecha te encontrás..." Siendo que Haití es un Estado desde 1804, esto implica que cuenta -o ya contaba- con una forma de organización social con poder, aunque no fuese efectiva. El poder soberano es tal cuando no admite otro poder por encima de sí. Ahora bien, dicha cualidad del poder en el Estado-nación proviene del pueblo. Es decir, la Constitución de Haití, que ha instituido al país como República (del latín, la cosa pública, del pueblo), estableció con ello el mecanismo de designación de los gobernantes y de distribución del poder, que es único y descansa en los mismos haitianos a través del sufragio.
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Estados Unidos impone el orden, fotografía tomada del diario El País, edición del 12 de marzo de 2010 |
Pero ahora, volvamos a la realidad. Haití es un Estado soberano, entonces ¿cómo es posible que el ejército de Estados Unidos bajo su autoridad haya desplegado 20.000 soldados desde que comenzó la tragedia? ¿Por qué aun mantiene a 11.000 allí? Podemos ver que las reglas no están hechas para los más poderosos, mientras que la tesis democrática de la soberanía planteada en el párrafo anterior se desvanece de un temblor ante las fuerzas armadas norteamericanas, como ya lo hemos visto recientemente en Irak, Afganistán, Vietnam y durante su intervención en los golpes de Estado que erigieron a las dictaduras latinoamericanas de los años '70; en otras palabras, puro palabrerío cuando se trata de aplicar esta teoría a la práctica.
De este modo, se atribuyeron el control del aeropuerto de la ciudad capital Puerto Príncipe mediante el pretexto de auxilio cuando ni siquiera cuentan con suficiente capacidad de carga para hacer llegar las provisiones a los lugares necesitados, por lo que es falso que se estén encargando de estas tareas, tal como relata desde allí el periodista
Fran Sevilla, impidiendo así (¿paradójicamente?) la distribución de la ayuda humanitaria enviada por personas solidarias y otorgando primacía a su propio abastecimiento como al transporte de sus materiales. En este sentido, la ONG
Médicos Sin Fronteras, al mes de julio, sostiene que la respuesta sigue siendo insuficiente, reflejando que apenas
ha llegado un 2% de la ayuda prometida, al tiempo que sus aviones han tenido que desviarse hacia Santo Domingo a causa de la ocupación estadounidense, que ha retrasado el arribo de suministros vitales. Incluso, alegando brindar "seguridad" mediante la prevención de los disturbios y posibles saqueos, en realidad sólo consiguen alterar a la población con sus provocaciones exacerbadas, así como su autoritarismo ilegítimo frente a los desamparados haitianos, quienes ven así frustradas sus expectativas de mejora sin un trabajo digno y con una perentoria necesidad de alimentos. Por otro lado, según un informe de dicha ONG, titulado
Haití, seis meses después, sus estadísticas médicas no muestran un aumento en el número de víctimas por violencia después del terremoto. Mientras tanto, la Secretaria de Estado Hillary Clinton se resiente por la crítica de algunos medios, cuya mala interpretación no los llevó a entender que la ayuda
yanqui era tanto civil como militar.
Violencia y sometimiento de las FF.AA. y los Cascos Azules, policía de la O.N.U
Al menos, aprovechando esta oportunidad, el actual presidente Obama convocó a sus colegas ex presidentes Bill Clinton y Bush jr., quienes después de deshacerse en halagos unos a otros, dieron la palabra al sr. "Irak=armas de destrucción masiva", quien sí pensó en Haití y no te solicita frazadas ni agua, ¡sólo necesita tu dinero! Ahora, ¿por qué esa pronunciada sonrisa cómplice?
Pero eso no es todo en cuanto a esta tríada, ya que en la Cumbre sobre la Reconstrucción de Haití, llevada cabo en la paradisíaca Punta Cana, República Dominicana, para no espantar a los diplomáticos europeos, a Bill Clinton -sí el mismo de la Guerra del Golfo, en la cual murió mayor cantidad de soldados estadounidenses debido a la aplicación de vacunas que por los ataques de Irak- también le encomendaron trabajo en la co-presidencia de una Comisión como enviado de la ONU, cuya tarea consistirá en aprobar los proyectos de desarrollo con los recursos que el Banco Mundial -que endeudó a países enteros- entregará para su ejecución.
Lamentablemente, cuando a cerca de 300.000 personas las socavó el terremoto, junto con sus viviendas e innumberable cantidad de bienes irrecuperables, a las promesas se las están llevado los huracanes del olvido.
"... que cuidan por vos las puertas del Nuevo Cielo",
Queso ruso, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.