miércoles, 15 de diciembre de 2010

Yo no le creo

Siempre me causó sospecha, o por lo menos intriga, quien fue presentado por los multimedios masivos durante toda la semana pasada como un nuevo héroe al develar supuestos documentos secretos de la diplomacia estadounidense mediante escabrosas maniobras. Sin embargo, me temo que este hacker y confeso asiduo buscador de la transparencia no pasará de ser un Robin Hood, quien no dará de comer sino a los mismos intereses, cuya reputación estaría perjudicando.
   Ahora bien, vamos a la escena del crimen. Julian Assange, el hombre de la discordia (sí, mejor dejemos al margen para los amarillistas el caso de sus imprevistas amantes suecas) y creador del sitio de Internet Wikileaks, se hizo famoso cuando dejó trascender material  a través de ese medio acerca de los métodos de tortura aplicados por el ejército estadounidense y la cantidad de muertes de civiles durante las guerras de Afganistán e Irak, a las cuales ni siquiera pone en cuestionamiento. Sin embargo, ¿acaso no conocíamos desde la misma Red, donde el susodicho se ufana, videos desgarradores como éste? ¿Y qué hay sobre la cantidad de "errores"  de ataques no provocados ("fue sin querer queriendo, claro) sobre las poblaciones civiles? ¿Aun nos resulta un hallazgo Wikileaks,  habiendo leído y escuchado la vasta cantidad de relatos sobre torturas a turistas y árabes, cuyos sólos rasgos faciales son indicio de su criminalidad para enviarlos destino a Guantánamo, donde da cátedra la C.I.A? Incluso, el cinismo de Bush jr. no sólo las admite, sino también las justifica en Decision Points, sus memorias publicadas recientemente. 

Control mental, torturas y milicias infantiles
 
   Con respecto a los chimentos sobre los políticos, que no pasan de ser eso, quien vio alguna película o leyó alguna novela policial sabe que los espías son base esencial de toda organización poderosa para hacerse de información desconocida o anticipada. Sin desdén,  en el libro El Arte de la Guerra (y dudo que exista político que no lo haya, por lo menos hojeado), el maestro Sun Tzu asevera que "nadie es tratado tan cordialmente como los espías; a nadie se premia como los espías"; en otras palabras firman uno de los mejores contratos dentro de las operaciones militares.
   En este sentido, quiero decir que Julian Assange y su equipo de colaboradores no aportaron nada nuevo a lo ya sabido. No obstante, pasaron por alto operaciones tales como Plomo Impune entre 2008 y 2009, cuando Israel asestó Palestina sobre la Franja de Gaza bajo el aprovisionamiento de armas ilegales, como las bombas de racimo, que atentan contra la Convención de Dublin, y el fósforo blanco, un agente incendiario capaz de causar quemaduras gravísimas prohibido, también por el Tratado de Ginebra; por lo tanto sendos crímenes de guerra. A su vez, tampoco nadie se percató de aportar datos sobre  el particular asentamiento de las tropas británicas en campos colmados de opio. Por otro lado, debe quedar en claro cuál es su postura acerca del probado trabajo interno del 11 de septiembre 2001, ya que según su labia intempestiva está constantemente molesto de que la gente sea distraída por falsas conspiraciones, como el 9/11, cuando todos proveyeron  evidencia de las reales conspiraciones para la guerra o el fraude financiero masivo, tal declaró al diario irlandés Belfast Telegraph ("I'm constantly annoyed that people are distracted by false conspiracies such as 9/11, when all around we provide evidence of real conspiracies, for war or mass financial fraud".). Es decir, descalificando el afán de su labor  como periodista descarta de llano brindar cualquier atisbo para la investigación sobre este tema.

Plomo impune, la política de Israel y Estados Unidos S.A., por Eduardo Galeano
 Realizado por el usuario You Tube PatoG300,
basado en un artículo publicado por el mencionado escritor en la Contratapa del diario Página 12,
el 18 de enero de 2009. 

¿Y dónde está Osama? Algunos, al igual que yo, se preguntarán cómo quedará el gobierno de Estados Unidos ante la repetida violación a su complejo sistema de seguridad, y calmar los irritantes ánimos de preocupación de Hillary Clinton. Seguramente, obtendrá cierta  preciada transparencia y confianza, escudándose en sus dotes de chicos limpios que nada tienen que ocultar o cuyos movimientos pueden ser difundidos con relativa facilidad ante el nuevo enemigo público mientras puedan aprovechar el  impacto del montaje magnificado por la prensa, desviando la atención para preparar alguna censura u otro trabajo mayor y al tiempo de disuadirnos de algunas incómodas teorías "conspiranoicas".
   Concluyendo, ¡¿alguien me puede explicar por qué aun está en línea la página de un acusado de haber puesto en jaque la seguridad internacional?!

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