A razón directa de que la marea de la locura crece, el remedio que ha buscado la inquietud, ha sido un chaleco químico enmacoñado y una dotación de trotecaminatas! Así es como una se desentiende de toda la mierda, que últimamente se ha venido cargando encima... por medio de unos cuantos escupitajos de saliva!
¡Discazo!
(desde mi miopísimo punto de vista pero agudísimo oído 😆)
Es una constante su querer incorporarse en el tránsito de mis tiradas. La mujer está erguida y me interpela, en la densidad de mi perseverante encorvadura.
Hay quienes dicen que su figura posee la sabiduría del equilibrio sobre su cabeza. Yo observo que a la altura de su vientre, donde radica físicamente su
feminidad, ella experimenta con el filo de sus propios instintos.
Desliza sus dedos desde el contorno de las fauces, como quien empieza a explorar las dimensiones de su ser amado. Mientras, escudriña en el foso oscuro de lo
desconocido o de lo ya hace mucho olvidado.
Pero un momento… ¿dónde están los colmillos de la bestia? Recita el movimiento de la compasión hacia la propia
animalidad, que entonces se reclina ante ella. Es probable que el fin del contacto sea darle de comer. Dulce y determinante es el modo en que ella le ofrece su rodilla a
la fiera para su sustento.
La cabellera del león brilla, como la de quien se procura el cuidado de sí mismo. Éste le retribuye sus atenciones con una mirada afectuosa
que no quiere dejarse guiar por el orgullo. Ofrece como moneda de cambio, el no lanzarse al desborde
desmedido de las pasiones. Movimiento de aprecio continuo y espiralado que sale,
entra y vuelve a circular el cuerpo. Llega hacia su superficie iluminándole el torso, hasta pasearse
destellando en el ala de su sombrero.
La dama no necesita vigilar con cautela a un león que no
es hostil. Ella, serena y amorosa, repara en sí misma. Considera una relación de respeto mutuo la de centrarse
en la construcción de la propia integridad. La dama finalmente ha limado las heridas punzantes que le
estampó una existencia vía láctica y se ha ocupado de sí misma, de que nadie,
ni siquiera ella misma ose devorarse.
Pero acaso, ¿el león no parece estar surgiendo de ella? Contenido continente, aquella belleza rugiente.
El coraje de relucirse con todas las remendadas
piezas juntas y la fuerza de saber qué bueno es poder contar con una misma,
en todas sus partes.
"Amar es esencialmente, querer ser amado" Jacques Lacan: Seminario 11, clase IXX
Inseguridad que me empuja a querer buscar en el otro una estima que no soy capaz de dispensarme Falta, que empero también atraviesa al otro cuya aprobación espero
"Persuadiendo al otro de que tiene lo que puede completarnos, nos aseguramos precisamente de que podremos seguir ignorando qué nos falta". Jacques Lacan, seminario 11, clase X.
"This is love, this is porn" Damien Rice, I remember. "Gozar, es tan parecido al amor. Gozar, es tan diferente al amor". Charly García, Fanky.
Pensamientos acerca de él acechan mi sistema
circulatorio.
Las estrellas de esta noche me remiten a aquella otra
noche radicalmente extemporánea.
Prístinas y más imponentes que las nubes detrás de cuyas
siluetas fulguran.
Él, que de repente se aprestaba a tomar parte y se acomodaba
en mi balcón,
que me advertía que no íbamos a tener sexo
mientras hundía su
nariz morena en una copa de vino tinto.
Su cuerpo, que pese a todo yo le escudriñaba con sigilo,
sobre el cual bailaba alguna camisa elegante
que solía
usar a manera de uniforme, sobre alguna remera
Era extraordinariamente notable, como a ese cuerpo todo
le quedaba tan acorde
Incluso la arrogancia que solía escapársele, quiero creer
yo, siempre sin querer
Gestos enajenados que yo lo abrochaba como perteneciendo
a algo que se me figuraba como de una belleza digna de valía
Él que se obstinaba en querer evidenciarme cómo yo le endilgaba atributos a mi capricho,
Él que en otras ocasiones se esmeraba en mostrarse como
ejerciendo la más piadosa humanidad.
Nuevamente, su cuerpo…
Cómo sus manos curtidas envolvían las mías,
cuando me
decía lo que yo escuchaba como una declaración de aproximación asumida.
Su cuerpo sobre el mío después de los casi 6 meses que duró
nuestra abstinencia mutua no consentida.
Ese semblante de guerrero sensible que me atravesó tanto,
en sus abrazos de embriaguez cariñosa,
en su cruce hacia mi sexo cuando eyaculaba
sangre menstrual.
Era puntual, venía una vez al mes,
Brindábamos con fluidos corporales, se llevaba algunos
ajíes y me dejaba el calor.
Pero siempre fue mi orgullo de mujer herida, la que quiso
amarrar su perversión a mi cama.
Todavía me parece verlo por ahí.
Últimamente se me
presenta en sueños.
En uno de ellos se lo llevaba la policía y desperté angustiada.
Mal que me pese, lo que me daña me cautiva y me desborda.
Y aunque le haya sustraído mi vida a su influencia,