*Entre tanta indagación de las masas: efímeras y duraderas, homogéneas y heterogéneas, naturales y artificiales, yo sólo puedo pensar en esto...
*Parafraseando a Ricardo Arjona: Ayúdame, Froi, que no cesa de abrírseme el apetito.
*De repente (págs. 102-103) no sé si estoy leyendo psicoanálisis o un cuento de terror: "un niño desesperado por la pérdida de su gatito declaró paladinamente que él mismo era su gatito, empezó a caminar en cuatro patas, no quiso sentarse más a la mesa para comer, etc...". No bastando con eso se pone ultra-truculento capaz de erizarnos hasta los folículos pilosos recientemente escindidos: "la sombra del objeto ha caído sobre el yo".
*De repente (págs. 102-103) no sé si estoy leyendo psicoanálisis o un cuento de terror: "un niño desesperado por la pérdida de su gatito declaró paladinamente que él mismo era su gatito, empezó a caminar en cuatro patas, no quiso sentarse más a la mesa para comer, etc...". No bastando con eso se pone ultra-truculento capaz de erizarnos hasta los folículos pilosos recientemente escindidos: "la sombra del objeto ha caído sobre el yo".
*Ya lo publicaba en 1923 el libidino-sísimo dr. Freud y todavía no aprendemos: "el enamoramiento conlleva cierto perjuicio para el yo". Aún más "el objeto llega a poseer todo el amor de sí mismo del yo, ha devorado al yo"... y por último, este remate: "el trecho que separa el enamoramiento de la hipnosis no es evidentemente muy grande". Así que... ¡a dejar de enamorarse, pebetes y pebetas!
La canción es monótona, repetitiva, cursi, empalagosa, si se quiere mala!
pero dieron en la tecla con las notas de ese acordeón.