Tiene toda la precisa dosis de sensualidad y de lo siniestro que requiere mi libido para seguir pulsando. El barítono será lo que será pero nada le quita lo barítono. No sé si hace demagogia conmigo y expresa lo que quiero decir en otras palabras, me acompaña aún en mis miserias, me excita con alevosía o me vuelve a poner en eje enérgicamente; no sé cuál es su efecto particular, si habrá alguno o si en realidad me causa tanto bien porque me está proporcionando todo este combo tan tentador y sale con fritas. La música siempre me salva de la decadencia. (y me gusta que Dave Gahan baile tan encantadoramente mal como yo).
Cuando las personas hayan recobrado el buen gusto y la distinción, finalmente se habrán dado cuenta de lo que les conviene. Hasta entonces, siempre en vistas de la preservación de la propia salud mental, (porque esto aplica a numerosísimas situaciones) ¡no habrá con qué darles!
No pretendo que me entones un panegírico proferido en lenguaje abstruso profundo galimatías pone en marcha mi mojigatería No me muestres tampoco ese mohín me zampas esta respuesta, tamaño chisgarabís te quedas con una victoria pírrica entre manos, y usando jubón en pleno verano
Cuando se produce lo que yo llamo una sucesión de eventos desafortunados que culminan en el desastre, más vale no devanarnos los sesos tratando de encontrar explicaciones metafísicas para dar con la causa de este fenómeno. Eludiremos de taquito atravesar aquél estado conocido como "pedo místico", como cuando Luis Avellaneda se pregunta qué significahaberse tropezado con una baldosa floja en Avellaneda y San Luis por tercera vez consecutiva después de venir de proveerse de avellanas.Muchas veces simplemente nada tiene que ver con nada y más nos vale renunciar a nuestra ambición de querer explicarlo, conocerlo y controlarlo todo. A veces sencillamente es más saludable sacar de la galera un "qué le vamos a hacer", con una sonrisa que sobrevenga inmediatamente detrás.Por lo menos en este caso, preservará mejor el resto de las funciones psíquicas para que Luis Avellaneda no vuelva a tropezar una cuarta vez distraído en aquellos desvaríos varios y comience a ejercer la eventual mejor eficacia ejecutiva que se merece un ser humano. La música nos salva...
Una persona se acordó de mí. Me rastreó como se buscan hoy día las personas, por Facebook. Resulta que durante diez años se había guardado como una fotografía (de ésas en las que uno sale favorecido), una magnitud de detalles que yo ni siquiera imaginaba que alguna vez hubieran acontecido. Los trajo nuevamente a la existencia con sus palabras. Y yo seguía inconexa, sin conseguirregistrar mi compañerismo. Sólo un tímido paseo cargado de apuntes, hasta Pellegrini. Pero aún así surtieron efectoy sin importar por qué, sentí sus memorias como un abrazo mullido de afecto.