lunes, 3 de julio de 2017

Sobre Spinoza

¿Por qué escribir sobre Spinoza? También a él hay que abordarlo por el medio y no por el primer principio (sustancia única para todos los atributos). El alma y el cuerpo, nadie tuvo jamás una idea tan original de la conjunción «y». Cada individuo, alma y cuerpo, posee una infinidad de partes que le pertenecen bajo una cierta relación más o menos impuesta. Cada individuo también está compuesto de individuos de orden inferior y entra en la composición de individuos de orden superior. Todos los individuos están en la Naturaleza como en un plano de consistencia del que forman la figura completa, variable en cada momento. Y se afectan unos a otros, puesto que la relación que constituye cada uno supone un grado de fuerza, un poder de ser afectado. En el universo todo son encuentros, buenos o malos, eso depende. Adán come la manzana, ¿el fruto prohibido? No, es un fenómeno del tipo indigestión, intoxicación, envenenamiento: esa manzana podrida descompone la relación de Adán. Adán tuvo un mal encuentro. De ahí la fuerza de la pregunta de Spinoza: ¿qué puede un cuerpo?, ¿de qué afectos es capaz? Los afectos son devenires: unas veces nos debilitan, en la medida en que disminuyen nuestra potencia de obrar y descomponen nuestras relaciones (tristeza), y otras nos hacen más fuertes, en la medida en que aumenta nuestra potencia y nos hacen entrar en un individuo más amplio o superior (alegría)Spinoza no cesa de asombrarse del cuerpo. No se asombra de tener un cuerpo, sino de lo que puede el cuerpo. Y es que los cuerpos no se definen por su género o por su especie, por sus órganos y sus funciones, sino por lo que pueden, por los afectos de que son capaces, tanto en pasión como en acción. Así pues, no habréis definido un animal en tanto que no hayáis elaborado la lista de sus afectos. En ese sentido, hay más diferencias entre un caballo de carreras y un caballo de labor que entre un caballo de labor y un buey. Un lejano sucesor de Spinoza –Nietzsche-- dirá: mirad la garrapata, admirar esa bestia que se define por tres afectos, los únicos de los que es capaz en función de las relaciones de que está compuesta, un mundo tripolar, ¡eso es todo! Si la luz le afecta, se sube hasta la punta de una rama. Si el olor de un mamífero le afecta, se deja caer sobre él. Si los pelos le molestan, busca un lugar desprovisto de ellos para hundirse bajo la piel y chupar la sangre caliente. Ciega y sorda en ese inmenso bosque, la garrapata sólo tiene tres afectos, y el resto del tiempo puede dormir durante años mientras espera el encuentro. Y a pesar de todo, ¡qué fuerza! En último término, siempre se tienen los órganos y las funciones que corresponden a los afectos de los que se es capazComenzad por los animales simples, que sólo tienen un número pequeño de afectos y que no están en nuestro mundo, ni en otro, sino con un mundo asociado que ellos han sabido cortar, recortar, volver a coser: la araña y su tela, el piojo y el cráneo, la garrapata y un trozo de piel de mamífero, ésos sí que son animales filosóficos y no el pájaro de Minerva. Y llamamos señal a lo que provoca un afecto, a lo que viene a efectuar un poder de ser afectado: la tela se mueve, el cráneo se pliega, un poco de piel se desnuda. Tan sólo unos cuantos signos como estrellas en una inmensa noche negra. Devenir‑araña, devenir-piojo, devenir‑garrapata, una vida desconocida, fuerte, obscura, obstinada.

Cuando Spinoza dice: lo asombroso es el cuerpo..., aún no sabemos lo que puede un cuerpo..., no quiere convertir el cuerpo en un modelo, y el alma en una simple dependencia del cuerpo. Su empresa es mucha más sutil. Quiere eliminar la pseudo‑superioridad del alma sobre el cuerpo. Hay el alma y el cuerpo, y los dos expresan una misma y única cosa: un atributo del cuerpo es también un sentido (exprimé) del alma (por ejemplo, la velocidad). Y por la misma razón que no sabéis lo que puede un cuerpo, que hay muchas cosas en el cuerpo que desconocéis, que rebasan vuestro conocimiento, también hay en el alma muchas cosas que rebasan vuestra conciencia. Así pues, la verdadera cuestión es ésta: ¿qué puede un cuerpo?, ¿de qué afectos sois capaces? Experimentad, pero no dejéis de tener en cuenta que para experimentar hace falta mucha prudencia. Vivimos en un mundo más bien desagradable, en el que no sólo las personas, sino también los poderes establecidos, tienen interés en comunicarnos afectos tristes. La tristeza, los afectos tristes son todos aquéllos que disminuyen nuestra potencia de obrar. Y los poderes establecidos necesitan de ellos para convertirnos en esclavos. El tirano, el cura, el ladrón de almas, necesitan persuadirnos de que la vida es dura y pesada. Los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que de reprimirnos, o, como dice Viriliode administrar y de organizar nuestros pequeños terrores íntimos. La vieja lamentación universal sobre la vida: vivir es no ser... Y de qué sirve decir «bailemos», si en realidad no estamos alegres. Y de qué sirve decir «morirse es una desgracia», si en realidad habría que haber vivido para tener verdaderamente algo que perder. Los enfermos, del alma tanto como del cuerpo, no nos dejarán, vampiros que son, mientras que no hayan conseguido contagiarnos su neurosis, su angustia, su querida castración, su resentimiento contra la vida, su inmundo contagio. Todo es cuestión de sangre. No es fácil ser un hombre libre: huir de la peste, organizar encuentros, aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación. Convertir el cuerpo en una fuerza que no se reduzca al organismo, convertir el pensamiento en una fuerza que no se reduzca a la conciencia. El célebre primer principio de Spinoza (una sola sustancia para todos los atributos) depende de este agenciamiento, y no a la inversa. Existe un agenciamiento Spinoza: alma y cuerpo, relaciones, encuentros, capacidad de ser afectado, afectos que realizan esa capacidad, tristeza y alegría que cualifican esos afectos. Con Spinoza la filosofía se convierte en el arte de un funcionamiento, de un agenciamientoSpinoza, el hombre de los encuentros y del devenir, el filósofo a la garrapata, Spinoza el imperceptible, siempre en el medio, siempre huyendo aunque apenas se mueva. Huyendo de la comunidad judía, huyendo de los Poderes, huyendo de los enfermos y de los venenosos. Y aunque él mismo puede llegar a enfermar, e incluso morir, sabe perfectamente que la muerte no es ni el principio ni el final, sino que tan sólo consiste en pasar su vida a otro. Lo que Lawrence dice de Whitman, ¡hasta qué punto conviene a Spinoza, es la continuación de su vida!: el Alma y el Cuerpo, y el alma no está ni encima ni dentro, está «con», está en el camino, expuesta a todos los contactos, a todos los encuentros, en compañía de todos los que siguen el mismo camino, «sentir con ellos, captar al vuelo la vibración de su alma y de su carne». Justo lo contrario de una moral de salud. Enseñar al alma a vivir su vida, no a salvarla. 

Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos : Pre-textos : Valencia : 1980, pp. 69-72.

domingo, 18 de junio de 2017

Un hombre llamado Ove (Suecia, 2015)


    Porque por suerte no sólo se trata de la truculencia de Lars Von Trier en Escandinavia. Y tanto allí como aquí la gente puede llegar a ponerse tan molesta que a uno le cuesta conseguir su propio suicidio tranquilamente. Si se me permite, voy a decir que la historia está construida con un nivel de dramatismo en su punto justo y un humor bastante ingenioso. Sin golpes bajos, admite verse de corrido aún en sus casi 2 hs de duración. Y al final recuerden que puede ratificarse eso que se dice, que en el fondo uno tiene el corazón grande.


martes, 13 de junio de 2017

Hechos conscientes

"Donde vosotros veis cosas ideales, veo yo cosas humanas, ay sólo demasiado humanas".




Ecce Homo:1908
Friedrich Nietzsche
(sigue siendo un alivio tenerlo a mano)

jueves, 11 de mayo de 2017

Apuntes mientras leo Psicología de las masas...

*Entre tanta indagación de las masas: efímeras y duraderas, homogéneas y heterogéneas, naturales y artificiales, yo sólo puedo pensar en esto...

*Parafraseando a Ricardo Arjona: Ayúdame, Froi, que no cesa de abrírseme el apetito.

*De repente (págs. 102-103) no sé si estoy leyendo psicoanálisis o un cuento de terror: "un niño desesperado por la pérdida de su gatito declaró paladinamente que él mismo era su gatito, empezó a caminar en cuatro patas, no quiso sentarse más a la mesa para comer, etc...". No bastando con eso se pone ultra-truculento capaz de erizarnos hasta los folículos pilosos recientemente escindidos: "la sombra del objeto ha caído sobre el yo".

*Ya lo publicaba en 1923 el libidino-sísimo dr. Freud y todavía no aprendemos: "el enamoramiento conlleva cierto perjuicio para el yo". Aún más "el objeto llega a poseer todo el amor de sí mismo del yo, ha devorado al yo"... y por último, este remate: "el trecho que separa el enamoramiento de la hipnosis no es evidentemente muy grande". Así que... ¡a dejar de enamorarse, pebetes y pebetas!


La canción es monótona, repetitiva, cursi, empalagosa, si se quiere mala!
pero dieron en la tecla con las notas de ese acordeón.

domingo, 7 de mayo de 2017

Efecto emulsión

Retengan esta fecha: 7 de mayo de 2017.
Claramente éste será recordado como el día en que engrasé el 25% de los utensilios de cocina que uso habitualmente, en vistas del que se ha convertido en mi objetivo máximo este último mes: la consecución de una crema natural. Evidentemente me pasé de grasosa, y cuando no, de graciosa. Resueltamente podrá pensarse que estoy jugando a hacer lo que nunca hice durante mi tierna infancia: menudo material para los psicoanalistas. Pues bien... con el tercer intento de emulsión en vías de devenir crema reposando en la heladera... y cruzando los dedos, saludo amablemente a todo quien quiera ser incluido por mi cortesía. Crucen los dedos y gambas por mí, que la Providencia sabrá contemplarlos en sus brazos.