jueves, 29 de diciembre de 2011

Nightswimming

   El corazón se sacude una noche al escuchar de nuevo una canción que habíamos solapado entre otros discos, la misma canción sigue provocando un pinchazo helado mientras nos abstraemos porque retrotrae a recuerdos. La canción entonces es capaz de evocar nostalgia por sí misma, como de hacernos evadir de aquello cuanto se de a entender por mundo por un rato mientras nos sumergimos entonces en nuestra realidad que se expresa a través de un piano... porque la calidez de abril tendría que haberse prolongado una eternidad y diciembre, no haber sido tan doloroso como para quemar las pieles cuando recién comenzaban a arder... porque esta noche será distinto. Debe ser una de esas noches en las cuales la luna nos espía. Cuando la urbanidad se apaga, otra realidad se enciende. Las velas desparramadas por toda la habitación devienen soporíferas para la ciudad. Que no hablen, que no se contamine, pero por las dudas vos tampoco respires. La única bocanada será lo que dure esa canción, la que baste para sobrevivir los bellos recuerdos.



Nightswimming

Nightswimming deserves a quiet night.
The photograph in the dashboard, taken years ago.
Turned around backwards so the windshield shows.
Every streetlight reveals the picture in reverse.
Still it’s so much clearer.
I forgot my shirt at the waters edge.
The moon is low tonight.

Nightswimming deserves a quiet night.
Im not sure all this people understand,
it’s not like years ago.
The fear of getting caught,
of recklesness and water.
They can not see me naked.
These things, they go away,
replaced by everyday.


Nightswimming, remembering that night.
September’s coming soon.
I’m pining for the moon.
Side by side in orbit,
around the fairest sun.
That bright, tight forever drum
could not describe nightswimming.


You, I thought I knew you.
You, I can not judge.
You, I thought you knew me.
this one laughing quietly underneath my breath.

Nightswimming.
The photograph reflects,
every streetlight a reminder.
Nightswimming deserves a quiet night... deserves a quiet night”.

 Automatic for the people
R.E.M 

lunes, 26 de diciembre de 2011

La Comunidad del Anillo

    Si hay algo que me cuesta comprender es que Peter Jackson haya pasado desapercibido el carácter curioso de Merry y Pippin, a pesar de que estos hobbits podían pergeñar y guardar el secreto de un plan de un modo tal que ni Frodo ni nadie se enterase, asemejando su carácter como tonto cuando en realidad conservaban cierta ingenuidad derivada especialmente del hecho de que nunca antes habían salido de su país ni menos pensaban embarcarse en tal aventura y aunque nuestra vista podría darnos una impresión contraria, ¡aún eran niños!, además que por otro lado, es innegable que le aportan dosis de humor al relato, junto a Bilbo Bolson (o Baggins, según el apellido original, como prefieran) y teniendo en cuenta, claro la fascinación de Sam hacia los Elfos. Ahora, si hay algo que me resulta inaceptable es que el director de la trilogía haya omitido por completo a Tom Bombadil sin siquiera hacer ninguna mención de él, un personaje tan encantador como misterioso, quien además de ser poseedor de cierto peculiar atributo, tiene la costumbre de referirse a sí mismo en tercer persona la mayor parte de las ocasiones en que aparece. En cambio, sí le reconozco el crédito en la revalorización que la cinematografía logró de un gran autor así como de una gran historia que tal vez, si no hubiese sido gracias a la serie de películas habría conocido más tarde.

    Recién acabo de terminarlo (y quiero saber qué ocurrió con Gandalf... aunque la portada de la edición que tengo quizás me arruine el suspenso), y puedo decir que de las películas basadas en libros que he leído, aún no he podido quedarme con ninguna que pueda equipararse a la esencia que me deja el relato escrito (aunque tenga bien en claro que una es la interpretación del director, y otra diferente que no tiene por qué coincidir, la mía), en particular de éste, que merece ser leído y releído porque está construido a partir de los detalles, desde el bello modo que tiene Tolkien al describir los colores, aromas, paisajes intrigantes, sombríos o de paz eterna en torno a los cuales se va desarrollando hasta las leyendas y canciones a las cuales se alude ligadas con la historia principal y que devienen en más y más ganas de continuar adentrándose en los protagonistas de esos relatos antiguos. Francamente, creo que si me pusiera a narrar cada apreciación, cada emoción y pensamiento que me suscitó su lectura, no alcanzaría a llenar las páginas que quisiera.
    Sin embargo, hay algunos rasgos que me dejaron una huella, y quisiera compartirla en esta publicación. Existe uno de los diferentes pueblos que alberga la Tierra Media que me sorprendió y a la vez, me agradó durante el relato, como son los Elfos. Si bien en una breve publicación anterior ya había hecho mención sobre un elemento muy importante en su cultura, la música y las leyendas hay otro atributo que poseen que me acercó muchísimo a ellos. Porque cuando uno piensa en seres muy bellos al igual que sabios, puede constatar a menudo la impresión que se lleva después de haber tratado con ellos (y antes, también) es que tienen idénticas proporciones de soberbia, pero lo contrario sucede con estos seres, ya que su luminosidad no radica en su aspecto físico principalmente sino en su gentileza y su generosidad que los convierten en personajes legendarios, como en este pasaje que no será lo mismo si se acompaña con la canción Staralfur de Sigur Rós, pueden ayudar y salvar del mal sin obtener nada a cambio a un grupo de hobbits desorientados en tierras desconocidas, invitándolos luego a compartir de una noche junto a ellos y de sus alimentos que escasean porque caminan el exilio, sintiendo como única recompensa la alegría al saber que uno de esos hobbits conoce su idioma y que no satisfechos apenas con este descubrimiento lo nombren “amigo de los Elfos... o como en Rivendel donde los Elfos en épocas del concilio la reunión comienza antes de sentarse a discutir las cuestiones que les atañen, porque antes priorizan sentarse a compartir la mesa con integrantes de diferentes pueblos. Por otro lado, pienso que si pudiera vislumbrar al menos resabios de la música (porque yo a la música también la recreo en imágenes) de los Elfos en alguna banda contemporánea, sonarían sin dudas como Sigur Rós, Amiina, Oláfur Arnalds y Yann Tiersen cuya magia me guió a lo largo del relato... y tal vez incluso sin modificar la tonalidad de sus voces, porque creo que si escuchara a una elfa hablar podría hacerlo mediante la dulce y suave voz de Claire Pichet.

    No obstante, de un personaje me enamoré de veras, y no debido a su aspecto exterior (que además, dista bastante de la caracterización que consiguieron en la película... sí, en Hollywood realmente hacen magia), es de Trancos o Aragorn, alguien capaz de ver y oír cosas que nadie veía y oía, y en quien las apariencias resultan completamente engañosas puesto que su modo de llevar la vida a los ojos ajenos, es adverso a lo que significa en la realidad, por ese motivo es que tenemos que conocerlo de verdad para descubrir al verdadero Aragorn. ¡Y qué mejor identificación que pude encontrar en él!

    Si bien antes había despreciado esta historia a causa de cierto prejuicio (no sólo era nacionalista en las preconcepciones) que me impedía acercarme a las historias catalogadas como ciencia ficción apenas por considerarla muy fantasiosa e imposible de creerla, cuando en este momento ya no busco certezas, como decía el querido Cortázar en una entrevista, y si puede conmoverme una historia de personajes ficticios, o no, porque Tolkien para esta obra se ha basado bastante en las raíces de culturas nórdicas e inclusive de su propia procedencia, es porque hoy en día lo fantástico se encuentra en mí entrelazado con lo real en esas ansias de difuminar los límites hasta hacerlos borrosos y poder escapar de ellos, imaginar, explorar y adentrarme en aristas que mi mente habitual y corriente aún no ha alcanzado a percibir.

    La Comunidad del Anillo no es sólo una narración de guerra, sino que es al mismo tiempo una narración sobre poder; de hecho pude leer la descripción más precisa de poder que jamás había podido conseguir en cualquier libro de historia, un relato sobre temores que se respiran mientras el dominio de la Sombra se aproxima y acrecienta, y sobre todo, una historia acerca de valores, como la amistad, la solidaridad, la unión, la búsqueda de la reconciliación a pesar de viejos rencores, sobre seres poderosos que además pueden entrañar humildad, y en igual medida son capaces de aceptar sus errores así como escuchar el parecer de los demás, una historia acerca de la conexión de los seres vivos con la naturaleza, y sobre quienes tanto tenemos que aprender, pues se vinculan de tal modo con ella que la conciben como el único espacio que tienen y que por ende deben cuidarlo aún cuando ello implique la ruptura de la tranquilidad individual para lograr un bienestar sin ninguna clase de sujeción donde cada habitante de la Tierra Media alcanzara a tomar parte.

    A continuación, y antes de finalizar (quiero irme a la cama a comenzar Las Dos Torres), quisiera dejar algunas frases que subrayé, las cuales realmente me impresionaron...

“Un mortal que posee uno de los Grandes Anillos no muere, pero no crece ni adquiere más vida. Simplemente continúa hasta que al fin cada minuto es un agobio. Y si se lo emplea a menudo para hacerse invisible, se desvanecerá, se transformará en un ser perpetuamente invisible que se paseará en el crepúsculo bajo la mirada del Poder Oscuro que rige los anillos. Sí, tarde o temprano (tarde si es fuerte y honesto, pero ni las fortalezas de los buenos propósitos duran para siempre), tarde o temprano el Poder Oscuro lo devorará.

“Siempre después de una derrota y una nueva tregua, la Sombra toma una nueva forma y crece otra vez”.

“La Gente Grande y la Gente Pequeña (como se llamaban unos a otros) estaban en buenas relaciones, ocupándose de sus propios asuntos y cada uno a su manera, pero considerándose todos parte necesaria de la población de Bree. En ninguna otra parte del mundo hubiera podido encontrarse este arreglo peculiar (aunque excelente)”.

Elen síla lúmenn' omentielvo, una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro”.

“Hay una semilla de coraje oculta (a menudo profundamente, es cierto) en el corazón del más gordo y tímido de los hobbits, esperando a que algún peligro desesperado y último la haga germinar.

En Rivendel junto a los Elfos: “Frodo no había visto ni había imaginado nunca belleza semejante en una criatura viviente, y el hecho de sentarse encontrado a la mesa de Elrond entre tanta gente alta y hermosa lo sorprendía y abrumaba a la vez. Aunque tenía una silla apropiada y contaba con el auxilio de varios almohadones, se sentía muy pequeño, y bastante fuera de lugar, pero esta impresión pasó rápidamente”.

Sobre Frodo, también en Rivendel (la bastardilla corre por mi parte): “Buscó primero a sus amigos. Sam había pedido que le permitieran atender a su amo, pero le respondieron que esta vez él era invitado de honor”.

“Es peligroso estudiar demasiado a fondo las artes del Enemigo, para bien o para mal”.

“Basta desear el anillo para que el corazón se corrompa”.

Es el Medio Elfo Elrond quien habla: “Ésta es la hora de quienes viven en la Comarca, de quienes dejan los campos tranquilos para estremecer las torres y los concilios de los grandes”.

“Muchos males han de caer sobre un país para que olvide del todo a los Elfos”.

“Sólo oigo el lamento de las piedras que todavía los lloran: Profundamente cavaron en nosotros, bellamente nos trabajaron; altas nos erigieron, pero han desaparecido”.

“Es cierto que el mundo está colmado de peligros, y que en él hay muchos sitios lóbregos, pero hay también muchas cosas hermosas, y aunque en todas partes el amor está unido hoy a la aflicción, no por eso es menos poderoso”.

“En todo lo que crecía en aquella tierra no se veían manchas ni enfermedades ni deformidades. En el país de Lórien* no había defectos”.
*reino de Elfos

“Aunque Frodo caminaba y respiraba, y el viento que le tocaba la cara era el mismo que movía las hojas y flores de alrededor, tenía la impresión de encontrarse en un país fuera del tiempo, un país que no languidecía, no cambiaba, no caía en el olvido”.

“[...] nunca había tenido antes una conciencia tan repentina e intensa de la textura de la corteza del árbol y de la vida que había dentro. La madera, que sentía bajo la mano, lo deleitaba pero no como a un leñador o un carpintero; era el deleite de la vida misma del árbol”.

“'Oscuras son las aguas del Kheled-zâram y frías son las fuentes del Kibil-nâla, y hermosas eran las salas de muchas columnas de Khazad-dûm en los Días Antiguos antes que lo reyes poderosos cayeran bajo la piedra'. Galadriel miró a Gimli que estaba sentado y triste, y le sonrió. Y el enano, al oír aquellos nombres en su propia y antigua lengua, alzó los ojos y se encontró con los de Galadriel, y le pareció que miraba de pronto en el corazón de su enemigo y que allí encontraba amor y comprensión”.

“Puedo ordenarle al Espejo que revele muchas cosas y a algunos puedo mostrarles lo que desean ver. Pero el Espejo muestra también cosas que no se le piden, y éstas son a menudo más extrañas y más provechosas que aquellas que deseamos ver. Lo que verás si dejas en libertad al espejo, no puedo decirlo. Pues muestra cosas que fueron, y cosas que son, y cosas que quizá serán. Pero lo que ve ni siquiera el más sabio puede decirlo. ¿Deseas mirar?”.

“Recuerda que el Espejo muestra muchas cosas y que algunas no han ocurrido aún. Algunas no ocurrirán nunca, a no ser que quienes miran las visiones se aparten del camino que lleva a prevenirlas. El Espejo es peligroso como guía de conducta”.

Hay quien lee y prefiere hacerlo desde la confortabilidad de un sillón, de su cama o quizás contra el tronco de un árbol que puede convertirse en un cómodo respaldo para un lector, pero también hay quienes encuentran entre las páginas una cuerda que a la vez los desanuda de ese sillón, de esa cama o de ese tronco de árbol y los introduce en un mundo donde aunque invisibles, también pueden ser protagonistas. Y así, Tolkien me hizo sentir como en casa en su mundo creado, como la niña que no discierne entre realidad y fantasía, como cuando se cumple el milagro de la vida al abrir las páginas de un libro y al cerrarlas sigue permaneciendo el deseo de quedarse a vivir para siempre en él.  

Claris.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj

   “Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en la vitrina de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.



Fragmento: Manual de instrucciones, Historias de cronopios y de famas, Julio Cortázar
Nota: destacé ciertas frases en negrita porque guardan pensamientos que reflejan mi punto de vista;
si alguna de las frases, además aparece en cursiva es porque se trata de Julio, y mejor no lo pudo haber escrito.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Instantes

    Nosotros sabemos que la distancia incrementa el deseo. Hacía apenas dos días (una eternidad) que no te veía, y ya quería pasearme a través de tu piel. Para colmo, el comienzo del verano nos ajusticiaba con su calor, y nosotros haríamos un pacto de calor en nuestros cuerpos, pero tenía que ser de noche, pues cuando el verano encuentra su pesadumbre, yo hallo mi luminosidad en la penumbra.
    Entonces, recibimos (porque aunque me hablaban a mí, nos estaban citando a los dos) aquella llamada telefónica, y la distancia se disolvió de repente imperceptible, como el azúcar en el café amargo de la mañana temprana, como el viaje en colectivo que se hace repentino cuando se funde con la compañía de la música, como las obligaciones que se esfuman ante la concreción del encuentro tan alegremente insospechado.
    Tácitamente nos dijimos que no necesitábamos más luces que las de nuestros ojos. Sin embargo, la ventana no podía estar cerrada, pues habíamos esperado esa noche durante toda la semana. Mientras nos acomodábamos en el sillón, la oscuridad se apoderaba de la habitación, consintiendo sólo a la brisa que precede al vendaval a soplar en nuestros cuellos. El viento diseminaba el anuncio de la lluvia a lo largo de la sala de estar, su aroma fabricaba el ambiente. El cielo pálido comenzó a teñirse de un color gris, las pinceladas de acuarela eran de parte de las nubes cargadas de gotas, pues habíamos esperado esa lluvia durante toda la semana, y no por apagarse las estrellas el cielo deja de evocar su gracia. La belleza esta vez comenzó a caer en forma oblicua. La belleza caía o en realidad estaba elevándose. El perro se había tendido junto al sillón, haciéndonos compañía elaboraba también el ambiente. Se había establecido tal conexión, que no podía ser interrumpida; la dulzura del agua nos llamaba a llover con ella, sintiendo su humedad penetrándonos hasta los huesos retornábamos al cielo y luego a la tierra, y después de estacionarnos en el pasto del jardín éramos impulsados de nuevo por el vendaval que nos cavaba el cuerpo. No obstante jamás dejamos de sonreír ni de sentir ese cosquilleo que delata a la felicidad puesto que sabíamos que ese era su gesto, estábamos recuperando la fuerza natural (aunque durara apenas un momento), y era tan placentero... estábamos integrados, éramos tan humanos.
    Tantos besos no podían caber en una canción. Si antes, en Rosario había deseado estar como lo estaba ahora sentada en tu regazo, en este momento lo único que deseaba era disfrutar de ese instante, desarmarme en armonía con el trueno y rearmarme en ese ratito perfecto de silencio, de pausa calma que otorga el refucilo tan cómodo como utópico de ciudad, extraviarnos por un momento del alboroto de la urbanidad y detenernos en ese instante con la inmortalidad del abrazo que ama. Sin necesidad de palabras y con el chaparrón murmurando en la ventana, nos dirigimos a la habitación para eternizarlo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Hombre Mirando al Sudeste

Hombre Mirando al Sudeste
Eliseo Subiela
1986
"Yo no quiero que me curen, yo quiero que me entiendan"

   ¿Quién es un loco? ¿Aquél que no encaja porque se diferencia de la mayoría? ¿Qué lo hace diferente? ¿El que viene a sacar de las casillas a los cuerdos”? ¿O acaso no será aquél que trae un mensaje que no siempre estamos dispuestos a escuchar?
   Mis prejuicios con respecto al escaso goce que había podido encontrar en las películas del cine argentino, ya fuera por sus tramas o sus interpretaciones, me llevaron a evitar su conocimiento y luego a desestimarlo. Pues bien, esta película ha logrado reinvertir la impresión originada por las películas mayormente comerciales, puesto que me ha calado en el alma de un modo que no bastarán las tres veces que la he visto, estoy segura que es una película a la cual volveré durante mi vida.
   Hombre Mirando al Sudeste pone en discusión muchas de las cuestiones que damos por sentadas, y en las cuales llegamos a basar nuestra existencia, incluso se atreve a indagar en los interrogantes que tanto me apasionan, los filosóficos: qué consideramos por realidad, la estrecha línea que discierne la normalidad de la anormalidad, la equiparación de la diferencia como locura entrelazada al tratamiento (a veces tan despectivo como humillante) que le brindan los médicos a los pacientes y la inmediata identificación que suele hacerse de ésta con el mal, y por ende la perentoria necesidad de extirparlo aislando en hospitales que se erigen como prisiones a quienes presentan los síntomas, privándolos así de todo afecto porque no se los quiere cerca... claro, no vayan a contagiarnos, como si los locosestuviesen equivocados de antemano y el resto se creyese lo suficientemente sabio o racional, ya que el sistema no se conforta sólo con inculcarnos cómo debemos pensar, actuar, consumir sino que también imparte lecciones acerca de cómo debemos sentir, qué es lo que debemos desear o sentir como felicidad... ¡sí, la felicidad! donde ya no se consigue apreciar el sentido de una brisa que trae el aroma de una flor o de la lluvia, donde el hombre se desentiende de sus semejantes por obtener su ambicionado éxito individual hasta ofrecerles no más que la indiferencia, donde se suelta y se desampara al alma hasta escabullirse de ella, donde se nos ciega por completo en la falsa búsqueda de lo material y aparente.
   Me sentí muy identificada en cuanto a la percepción de que si uno no adopta los valores establecidos o no se ajusta a las creencias o ideas que sostiene la mayoría se puede ser desaprobado hasta el punto de llegar al desprecio y la posterior marginación que tanto duele entre seres en apariencia humanos. ¿Si pudieran conseguir más cárceles a cuántos nos encerrarían? Pero no, no va a embargarme más la culpa por ser, nunca más aunque se me reconozca como diferente entre una gran camada de iguales, no soy culpable por desobedecer la premisa de este siglo, de que aquí se construyan muros, en lugar de puentes, de la grandeza material como única felicidad posible y alcanzable, de que la mirada que predomina apenas pueda ser capaz de ver un amor fundado en la atracción física... ¡eso no es amor, eso es pornografía! Al revés, si estar loca es sinónimo de ser curiosa ante la vida, de no detenerme jamás en explorar a las sensaciones que me puede brindar un día ni una persona, de ver con el corazón como lo hacía Saint Exúpery, encontrando la felicidad en las cosas más simples y en los momentos más pequeños, los gestos gratos que nunca olvidaré, aquellos por los que realmente vale la pena vivir, de enamorarme y también amar, y de rechazar como esenciales a los objetos de consumo, entonces yo también soy una loca, una loca soñadora que se conmovió con la escena de la Novena Sinfonía de Beethoven porque le pareció magnífica.
   ¿En qué lugar estará el alma? A veces pienso que el alma debe hallarse en un lugar muy profundo, donde muchos no consiguen escarbar. Tal vez Rantés realmente provenía de otro planeta o tan sólo se haya refugiado en el hospital porque descubrió que el verdadero manicomio se encuentra fuera, en la civilización.



Sobre la música: “Es sólo una sucesión de vibraciones pero a los hombres parece hacerle mucho bien. ¿Dónde cree que está la magia? ¿En el aparato, en el que escribió esto, en mí, en ellos que se emocionan cuando la oyen? No puedo darme cuenta de lo que sienten... Sí puedo darme cuenta, pero no puedo sentir lo mismo, ¿entiende?”


Ustedes están en la prehistoria de los hologramas... una especie de fotografía obtenida a través de un rayo láser. Nosotros hemos logrado que esas imágenes se corporicen en el espacio a través de lo que sería un gran proyector programado por una computadora muy compleja que incluye todos los datos vitales para que esa imagen tenga vida. En realidad, yo puedo prescindir de sus ojos, usted puede cerrarlos y yo sigo existiendo. Respiro, puede tocarme, puedo tocarlo, somos replicas humanas perfectas, salvo por una cosa, no podemos sentir”.
(Esta frase me llamó poderosamente la atención porque recientemente me llevó a buscar en el libro El Kybalion, de Hermes o Imhotep [quien fue considerado un sabio en Egipto cuyas enseñanzas se han diseminado en diferentes culturas bajo estricta reserva dada su importancia, y de las cuales deriva el atributo de hermético como algo secreto, que no puede difundirse al oído no preparado para escucharlas] aquella idea que antes él mismo había postulado, y la cual revalorizaron más tarde los físicos cuánticos Max Planck y David Bohm acerca de que los fenómenos y las apariencias sensibles a nosotros, la realidad como la conocemos, el universo que vemos no es material como se nos presenta; por el contrario sería una imagen creada por la mente que no se encuentra dentro de cada ser sino que es infinita, universal y viviente, y luego proyectada por la mente interna situada dentro de cada uno de nosotros como realidad en base a la cual creamos luego nuestros pensamientos. Dado que El TODO es mente; el universo es mental según Hermes, y es el lugar donde vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, entonces quiere decir que así como el universo no resulta independiente de la mente de los observadores que lo apreciamos como tal, el todo vendría a ser uno, siendo los habitantes de la Tierra también uno porque también somos observados y es de ese TODO que es mente, que nuestra propia mente, la de cada ser recibe la proyección mediante la cual percibir todos los humanos percibimos el universo del mismo modo físicamente. Si bien mis conocimientos sobre el tema no son profundos, ya que sólo he estudiado la física básica de la escuela secundaria, me pongo a pensar en lo que ocurriría de profundizar (si es que ya no se profundizaron) estos saberes porque ¡cuántas estructuras de este mundo se derrumbarían de difundirse estas ideas! ¡tal vez se reformularía hasta la misma base entera de la visión materialista del mundo porque significaría que es una ilusión del pensamiento creer que existen seres y cosas separadas como individuales, y al mismo tiempo un condicionamiento que nos lleva a concebir al universo y por ende a nuestras vidas como limitadas cuando en realidad no lo son! Si sólo podemos ver una realidad, o parte de ella perceptibles sólo en sus efectos no así en su naturaleza, queda abierta la pregunta sobre cómo podríamos acrecentar nuestra capacidad de percepción para conocer mejor el mundo y a nosotros mismos. Me queda inconclusa también otra cuestión: si lo que nos permite sentir es el alma que se encuentra en cada uno de los seres, y Rantés no podía sentir como lo aseguraba, él sólo había proyectado su imagen en el espacio para que tenga vida, ¿acaso él no habrá sido espíritu, no habrá representado a la mente universal que vino a advertirnos cómo estaba siendo tergiversada por el comportamiento egoísta del hombre, cuando el todo dejó de ser uno, no habrá sido él una parte del TODO incognoscible que en nada se asemeja a los dioses religiosos puesto que carece de personalidad y por ende de cualquier sentimiento, como amor, odio, necesidad de ser alabado, etc.? De cualquier modo, creo que definir es limitar, y mi escepticismo no me permite cerrar ninguna puerta).  


-Usted está totalmente chiflado pero debo reconocer que es un chiflado muy especial, me preocupa Rantés. De verdad me preocupa.
-Y yo le agradezco que se preocupe por mí. No creo que sea habitual que alguien se preocupe por otra persona en este lugar.
-¿En este hospital? 
-En este planeta.


“La naturaleza sólo permite un desarrollo muy lento, favorece más facilmente un cambio de especie que un cambio de conciencia. Yo soy más racional que ustedes, respondo racionalmente a los estímulos. Si alguien sufre, lo consuelo, alguien me pide ayuda, se la doy. ¿Por qué entonces usted cree que estoy loco? Si alguien me mira, lo miro, alguien me habla, lo escucho. Ustedes se han ido volviendo locos de a poco por no reconocer esos estímulos, simplemente por haber ido ignorándolos... alguien se muere y ustedes lo dejan morir, alguien pide ayuda y ustedes miran para otro lado, alguien tiene hambre y ustedes dilapidan lo que tienen, alguien se muere de tristeza y ustedes lo encierran para no verlo, alguien que sistemáticamente adopta esas conductas, que camina entre las víctimas como si no estuvieran, podrá vestirse bien, podrá pagar sus impuestos, ir a misa, pero no me va a negar que está enfermo. Su realidad es espantosa, doctor. ¿Por qué no dejan de una buena vez la hipocresía y buscan de una buena vez la locura de este lado? Y se dejan de perseguir a los tristes, a los pobres de espíritu, a los que no compran porque no quieren o porque no pueden, toda esa mierda que usted me vendería de muy buena gana... si pudiera, ¡claro!”.


-Quiero investigar.
-¿Qué quiere investigar
-El cerebro del hombre.
-¿Su cerebro? 
-No, el de ustedes.
-Lamento defraudarlo, Rantés pero a esta altura puedo confirmarle que su cerebro es igual al mío y al de cualquier ser humano. 
-Si es igual, ¿por qué usted está con uniforme de cuerdo y yo, con uniforme de loco?


“Usted también es un buen tipo pero no es feliz. Y lo que más me preocupa es que lo sabe y no le importa. ¿Por qué los seres humanos parecen resignarse a tantas cosas que los están destruyendo. ¿Y por qué hacen tan poco por modificar esas cosas? ¿Se están suicidando por estúpidos o están pagando culpas?”.


“Le digo la Santa porque es una mujer muy especial. Yo verifiqué en ella mecanismos que no vi en otros seres humanos. Un ser humano tiene manifestaciones físicas como el llanto, el temblor. La santa cuando siente amor, larga un líquido azul por la boca... ¿Qué pasa, doctor? ¿Se siente frente a los límites y no quiere ir más allá? (Luego, Rantés observa un árbol en el patio del manicomio) En los manicomios, nacen árboles locos, ¿no?”.


“El hombre siempre oculta cosas en su alma, por eso no es feliz”.