lunes, 2 de marzo de 2009

De exámenes universitarios

   El viernes me presenté a rendir nomás, con todas las ganas de no haber llegado nunca... (Suele pasarme). Pero ya me había quedado hasta las 4 de la mañana, bajo el lema "lee, lee que algo quedará", y había tomado el tan siempre impuntual 138 que me dejó a una cuadra de la facultad como para huir despavoridamente en un acto de inaudita cobardía con tintes de ridiculez extrema.

   Muchas veces lo pensé: creo que los profesores disfrutan, algunos sino hasta gozan (al menos en mi facultad) de apreciar a sus presas preferidas en los estivales turnos libres versión oral: estudiante x que pasó de los suaves 30 a los rozantes e inquietantes 40ºC, probando todos los traslados y/o cambios de velocidades del ventilador (o en su caso, aire, subrayo, envidiado sea) posibles para descubrir a través de cuál se volaba más rápido la pila de fotocopias que recién terminaba de acomodar. Ese mismo que probó cócteles de mate, café, tereré y cuanto asegure mantenernos despiertos desde que se mentalizó "empiezo despacito con la lectura" hasta llegar a ser uno de esos "tipos que no duermen por la noche" cuando confirmó que siempre nos van a faltar 2 días largos para tener todos los temas a punto.
    Estás frito, Angelito. Llega el llamado tan ansiado como letal (imagínense música en lenta progresión de Psicosis), bien alto, para que todo el mundo sepa de quién se trata: el nuestro es el próximo turno. Ya vimos cómo uno a uno nuestros amigos, conocidos y otros por conocer en el grupo de apoyo psicológico pre-examen fueron mareados de acá para allá, efectos de todas las energy drink consumidas la noche anterior y de la incogruencia de los docentes al hablar uno sobre el otro. Nos conocemos cada cambio de expresión en el rostro de cada profesor, directamente proporcional a la magnitud del bolazo o error.
    No sabemos cuánto tiempo puede pasar hasta que diga "mucho gusto, suficiente", firme la libreta y nos la entregue en las manos o el desolador "nos vemos en el próximo turno" y la deje por ahí con desdén, pero la idea de sentarse ante el tribunal nos llega desde que estudiamos por enésima vez los 3 resúmenes que encontramos sobre ese tema imposible que ¡entra seguro!, y se hace realidad en los momentos menos oportunos, hasta cuando está dicho y hecho que seguro el examen va a ser escrito.
    Pero vamos, que "la que-te-jedi prepara el festín" y luego de la susodicha experiencia, viene tiempo para recuperar aire y resucitar de entre los muertos... Pero... "¿otra vez vos por acá?".

domingo, 22 de febrero de 2009

Deepest Purple (+ bonus track)

    Hacía mucho tiempo que no dejaba fluir los dedos en el teclado para compartir algún soliloquio impensado ansioso por ser liberado. Es que, gracias a Carim y Alejandro, comencé a arrugar y marcar nuevamente con mis clásicos rayones las hojas de libros, apuntes, Constitución, porque se viene recargado este año, y yo, el último fin de semana previo al viernes de rendición final me fui en el auto de papá (y con papá, también porque aun no tengo el carné) a Buenos Aires a ver a Deep Purple. Cambié y vuelvo a cambiar las vacaciones por los vejetes.
    La lluvia echaba sus últimas gotas el viernes al caer la tarde, y la escasa fila que lo bordeaba hacía parecer que no se completaría el estadio Luna Park, donde Arjona dio 30 presentaciones (al lado tengo a mi mamá para recordarme ese gran hito en la historia de la música). La banda soporte de estilo purplesco La Carga -la misma que precedió a la banda el año pasado-, y la gente se repartía en los diferentes sectores del estadio, fueron el memorable preludio de una noche no imaginada para mí, aunque sí quizás para las dos generaciones que se dieron cita ese día y el 22: una entre 40 y 55 años aproximadamente, y la otra, hijos de estos hombres o aquéllos que crecieron (y crecimos) junto a las descargas de Internet.
    Black night. Eran las 21.05, apenas 5 minutos pasados de la hora fijada para el inicio del recital, y los británicos estaban desplegados sobre el escenario con sus característicos sencillos atuendos, y sus respectivos instrumentos. Highway star empezó a sonar y Deep Purple aceleró sin frenos.
    Muy bien elegida la lista de temas, fue progresiva, y el acertado orden permitió relucir los temas clásicos con los de su último disco Rapture of the deep. Aunque mi esencia inconformista se quedó con las ganas de Lazy.
     La marcha no se detenía, no se detuvo en ninguna ocasión. Buen sonido, sólo en un momento de la noche bajó un poco, pero Morse se encargó de regularlo por su cuenta. Demostraron que siguen teniendo vigencia (para quienes pedían a gritos a Almafuerte en el Cosquín rock y los descarados de la revista Rolling Stone), ya que son grandes músicos cada uno por sí mismo, sin necesidad de hacer alardes de sus condiciones. Además, hubo instrumentales a cargo del guitarrista Steve Morse, destacándose con sus deslumbrantes e infinitos solos, y el inspiradísimo tecladista Don Airey, quien se animó a tocar un fragmento del tango La Cumparcita enlazado a la banda sonora de la película Star Wars, interrumpidos parcialmente por los aplausos de algunos molestos ansiosos que no saben que el aplauso es una forma de agradecimiento final impidieron el goce total.
     La iluminación estuvo a tono de la presentación, variando el juego entre las infaltables luces violetas, y otras blancas que prácticamente enceguecían al tímido pogo de alrededor de 3.000 convocantes, emulando a un saltarín Ian Gillan con los brazos al frente, cual zombi, pero moviendo las manos hacia arriba y abajo a un son metálico.
     ¿Los mejores? En mi opinión, creo que estuvieron entre los ya viejos conocidos Into the fire, Strange kind of woman, Perfect Strangers y la baladísima Sometimes i feel like screaming, los nuevitos Wrong man y Junkyard blues, y el dueño del riff más famoso de la historia del rock: Smoke on the water.

 I remember the name of metal!


Impecable solo previo de Steve Morse, antelación de Sometimes I feel like screaming
   Y sobre el final, luego de los interminables halagos al público argentino, como bis desenfundaron unas exquisitas versiones de Hush y Black night, para saciar al setentero que llevamos dentro. Aunque de no ser por la duración, que fue de poco menos de 2 horas, podría haber sido para el empacho.



Black night is a long way from home,
(la noche negra es un largo camino desde casa)
Black night, Deep Purple.

lunes, 2 de febrero de 2009

Besos por celular... y ahora también, por Facebook

   ¿Libro de cara? "De qué estás hablando, Willis?" Es una especie de gente que busca gente (si Franco Bagnato nos presta el nombre de su programa y nos permite la analogía), pero virtual. Con sólo teclear el nombre y apellido de la persona que buscamos, lo encuentra al instante (si está registrado, los milagros no existen). ¡Hágalo ud. mismo!
   Sin embargo, también puede definirse como un fotolog más restringido, donde el creador tiene que confirmar a quienes serán sus futuros amigos para que ellos puedan tener acceso tanto a sus fotos como a su perfil y a su muro, el lugar sagrado donde los visitantes dejarán su huella "muro a muro". Pero hay que tener cuidado de que el incremento de amigos sea de tal magnitud que pasemos a tener fans, estos intimiden a nuestro ego y se nos caiga la vanidad por un rato. No es broma, esto existe: hace unas semanas el intendente de la ciudad, ing. Miguel Ángel Lifschitz, fue víctima de esa experiencia y... vivió para contarlo... y para pedir que le restauraran la categoría original, así podía seguir teniendo amigos nuevamente para felicidad y tranquilidad de todos (léase conservación de su impecable sonrisa siempre lista para la foto, claro).
   Ahora vamos a lo realmente importante (remarcado en negrita, sí). No se ofendan, bookers (anotar denominación de nueva tribu), no los traté de floggers... si el Facebook nos ofrece una gran variedad de herramientas, como las que detallo a continuación.
   Me pueden cumplir el sueño de tener la mascotita virtual que nunca tuve, y para que no se aburra la llevamos de visita con las mascotas de nuestros amigos.
   También ahora es posible mandarle el abrazo a esa persona que nunca nos animamos ¡y con la que nunca hablamos personalmente! ¡O hasta secuestrarla!
   ¿Y quién dijo que no podemos probar nuestros conocimientos acerca de música, con sólo responder preguntas sobre los nombres de los integrantes de los Beatles ya seremos una biblioteca musical. ¡Sorprendente!
   ¿Qué tal si nos hacemos fans de la pizza o del emoticon ¬¬ ? No, mejor creamos un grupo: "Amo que en invierno haga calor y en verano esté fresquito" (para mayor información sobre cuestiones climatológicas, recurrir a Maldición, va a ser un día hermoso, en este blog) y hasta ellos mismos reconozcan que es sólo por diversión, sin demasiado sentido.
   Pero no podemos dejar de advertirle lo siguiente: ud. no ha explotado el libro de cara al máximo sino hasta que no hace un uso asiduo del mensaje de estado. Mediante el mismo uno puede informarse de lo que estaban haciendo sus amigos la última vez que actualizaron su Facebook y no dejará de tentarse con la mayor cantidad de pavadas que alguna vez haya leído, es incluso más volátil que el mensaje que se deja en el msn.
   Dedicado a los que protagonizan algún que otro episodio de nostalgia, preguntándose por qué dejaron de ver a tanta gente y ahora quieren encontrarla por distintas razones, en vistas de declararle su amor, ahora que ya no somos chiquilines... ¡y cuánto hemos cambiado!, o para reclamar algún libro o disco cuya desaparición siempre se la habíamos atribuido a los duendes que merodean la casa. ¿Entonces qué está esperando? A memorizar todos los conceptos nuevos, por favor, y no perderse por las vías de la comunicación que la que suscribe este blog ya está haciendo incursiones en este nuevo chiche de la tecnología.

"... que ayer no es hoy, que hoy es hoy,
y que no soy actor de lo que fui".
Spaghetti del rock, Divididos.


Nota de la autora: por cuestiones que quizás luego se explayen en este blog, la autora ha renunciado a su cuenta de Facebook. Abandonando este estilo discursivo en tercera persona riquelmístico, saluda atentamente hasta otra próxima entrada.  

lunes, 19 de enero de 2009

"El Zumba se colgó del bondi a Finisterre..."

   Nos ubicamos en nuestros respectivos asientos y tras recibir un amable saludo (tradúzcase: subí y dame el pasaje rápido, nene/a) del chofer, llega con andar arrepentido y cabizbajo el vendedor de tarjetas, y hasta que no se acerca lo suficiente y nos sentamos en el asiento correcto, salvándonos de lidiar con alguno que se abrochó a su asiento, afirmando y reafirmando que le pertenece; moraleja para el terco aquel: todos los asientos son iguales, salvo que exista alguna diferenciación por precio.
    Volviendo al vendedor, que ya hace rato está parado justo a nuestro lado y nos muestra entusiasmado su popurrí de tarjetas, no me decido a comprarle porque estas suelen ser de amor y traen impresas frases como "No puedo vivir sin vos sin no estar triste". ¡Un balde de agua para el empalago de cursilería, por favor! Me pregunto: ¿por qué no venden calendarios? Yo ya me pierdo entre los días, necesito uno urgente.
    No terminamos de acomodarnos y ya empieza el que nunca pudo expresarse en el vientre materno a dar patadones que cree que lo colocarán en el próximo Mundial... ¡de karate! Contrario a lo que se cree, no son pequeñas bestias las que propician estos golpes, hay unos cuantos trancos que también merecen el escrache.
Imagen que ilustra la portada del recomendable disco Yield, de Pearl Jam.
    Y por si esto fuera poco, cuando algunos inclinan hacia atrás el asiento (y de paso nos machacan la cabeza cuando buscamos algo en el bolso), dispuestos a tomar un descansito, comienza a escucharse música que nunca coincide con la que nos gusta a todo volumen de su Ipod... "¿Ipod-és bajar un poco el volumen?", los intrépidos que se animarán a preguntar amablemente, quienes a todo esto, tendrán que luchar con el no siempre grato canto del poseedor del objeto fetiche.
    Luego está el celular, desde donde no sólo se pueden oír los más increíbles relatos sin siquiera prestar atención y enterarnos de las más ocultas privacidades, sino que cuando por fin comenzamos a encontrar al menos digerible el reggaeton-to de nuestro vecino, el del lpod, nos interrumpe el cabeceo de sueño algún ruidito proveniente de un mensaje nuevo o de algún choque de la viborita contra la pared.
    Las charletas del viaje son infaltables, las chicas que eligen contarse todo lo que nunca se contaron jamás y de lo que probablemente nunca se acordarán haber dicho, en el colectivo, sin hablar de las risotadas a hemorragias que acompañan a sus chillonas voces. Ni hablar de las parejas que se pelean, fui testigo de un cambio abrupto de asiento a causa de una discordia sobre ruedas.
   Creo que no me olvidé de ningún personaje, o por lo menos estos son los que yo considero los más molestos de los viajes en bondi.

   ¡Esto es to-to-to todo, amigos!


Canción del título: Gualicho, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

domingo, 11 de enero de 2009

"A veces exagero mi humor..."

    Esas carcajadas alborotadas, cuando las lágrimas se me caen a borbotones y lucho por respirar para volver a senerarme, pero el intento es en vano, ya que me tiento nuevamente y con más ganas hasta que me despanzo de la risa.
    Pues bien, este suceso puede volver a darse, ya que alguien de Canal 7 tuvo la genial idea de emitir nuevamente los capítulos de Todo x 2 $ en vivo desde Miami, culpable de algunos de mis desvelos tarde en la madrugada.
    Porque entre tantos Tinellis, Suares y Riales, Samanthas ("toda la noche se la banca...") y Nazarenas (si alguien se acuerda de esta chica, favor de omitir cualquier expresión afirmativa y si no, por la salud de la comunidad, evite hacer memoria) rebosantes de la cultura desfachatada que se nos pretende impregnar desde la sra. Televisión Argentina, hicieron por fin un rescate emotivo y esta vez le tocó a un programa que pudo lograr con un presupuesto mínimo y demasiada creatividad (y de la buena) a través de los guiones de Pedro Saborido y Néstor Montalbano, aportó durante los '90 y pequeña parte de los '00 el condimento perfecto para recuperar el gesto más sano de todos: la sonrisa. Porque nadie puede negar que no se le arrugaban un poco las comisuras de la boca al ver uno que otro videoclip de los de Patricio Contreras, cuando iba "al billar miamor" y te invitaba "vamos al billar, miamor" o se parodiaba ante la exasperación provocada por la aparición del exuberante físico del 'actor' Osvaldo Laport con el redundante "Pero Laport es más fuerte..." y tantos otros.
    Ni hablar del personaje de Fabio Alberti, Coty Nosiglia, cuyo programa Boluda total era un chiste bárbaro, a pesar de que a veces se le escapaba un poco de machismo. "Boluda total, boluuuda boluuuda..." se me viene a la memoria lo que podía enseñarnos esta señora de sonrisa ingenua y el flequillo que caía torpemente a medida que inclinaba su cabeza sobre su rostro, rostro de boluda, claro... (anotación mental: nunca dije ni escribí tanto la palabra boluda): las recomendaciones para anotarse a las clases de casting de teatro dictadas por la modelo Claudia Albertario (la de la publicidad de Personal "¿cómo estoy? ¡wuw!") para anotarse, eh: cómo hacer la fila..., las manualidades, y los anuncios: "la semana que viene, Mariana Arias nos enseña a hacer papel picado" (cualquier semejanza con Utilísima no es mera coincidencia... ¡y te queda igual al de la tele!), la revista a la módica suma de $200-tantos-pesos (de esa época, vale aclararlo) que incluía nada más y nada menos que la vincha-linterna para leer las boludeces a todo momento.
    La pedagoga Irma Jusid, a cargo de Diego Capusotto y su memorable consejo final a los jóvenes: "Cuidate, querete, ojito, ojete". Los excéntricos capítulos de las novelas HP, Yuta Da Silva. Flavio Pedemonti, siempre preparándose para su retorno triunfal al fútbol. El hombre boboooo a las corridas. Y el inigualable trío de Los Carlitos Balá, que oficiaban de presentadores... ¡Ea ea ea pe pe!
    Qué lejos quedaron... más lejos parece... resulta que yo los descubrí tarde, como siempre digo, debí haber nacido antes. Ni la desfachatez de Tinelli, de quien si bien fue productor de este programa, ya puede decirse que es un mutante de sí mismo bajo el denominador común de la TV mediocre, donde se jactaba burlándose de los demás, hoy le rinde culto a las siliconas.
   Volviendo a Capussotto & cía., pudimos recuperar un poco de la risa perdida, gracias a Peter Capussotto y sus videos. Aquí, el actor entrelazaba personajes del rock a material inédito que eran una joyita.
   Lamentablemente, no es gracioso si lo cuento. De verdad, esto sí hay que verlo. ¡Claro que sí, claro que sí!
   Vista la escasa proyección del humor argentino actual, hundido en las excesivas vulgaridades y el doble sentido sobre el que se encuentra anclado, aprovecho la oportunidad de hacer un llamado a la solidaridad: invito al empresario con ganas de invertir unos pesos que esté leyendo mis delirios a que se anime y compre otros programas, tales como Cha, cha, cha, Juana y sus hermanas para darnos y darse una buena sonrisa, de esas que nunca vienen mal.

Dos de mis videos favoritos:
Curso de cordobés de Todo x $2, a cargo de Capusotto

Musicalización de Anthony Queen y su Clericó, también en Todo x $2

Canción del título: Martinis y tafiroles, Indio Solari.