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miércoles, 8 de octubre de 2014

Analfabeta

     Durante algunos días, una paloma visitó la ventana de la habitación... pero no se trataba sólo de eso... yo diría que la exploraba minuciosamente.

     Transitaba el curso de la ventana cuando la descubrí. Arrullaba solitaria, inclinaba su cabeza de tanto en tanto reaccionando ante las posibilidades de mi humana presencia. Su estadía por lo general duraba hasta que, intentando acercarme a ella, yo le causaba un espanto que justificaba un vuelo despavorido.


      Una vez, sus andanzas desembocaron sobre el techo de una casa vecina, donde se encontraba otra paloma. Luego, traté de comprender los motivos: aquella había estado aguardando el detallado informe de mi visitante... y preparando el inicio de un picoteo, que fue correspondido de inmediato. Entonces, me alejé para dejarla regocijarse en la calidez de la intimidad. Transcurrido un lapso de tiempo considerable, mis oídos indiscretos se percataron de que había regresado a la ventana en compañía del susodicho galán, como si él quisiera verificar por su cuenta las conclusiones de la paloma investigadora. Até los cabos cuando la vi depositar una rama diminuta: la tenaz paloma intentaba construir su nido en la ventana de la habitación. Para el día siguiente, se habían agregado algunas ramas formando óvalo. De ningún modo yo quería ser una mala anfitriona, por el contrario estaba encantada de que una pareja apasionada de palomas hubiese encontrado reconfortante mi vecindad. Pero había un límite más sólido que el erigido por la ventana. Sigo siendo una analfabeta. En mi intimidante actitud yacía la imposibilidad. Luego, un viento se llevó el nido y este proyecto aún no ha vuelto a ser retomado.


      Entrado el mediodía de hoy, mi gata empezó a pronunciar gorjeos mientras yo, para variar, había decidido proseguir una lectura recostada en la cama. La experiencia me indica que ella sólo actúa de esa manera en presencia de otros animales, como aves o insectos. Enseguida, aparté la vista de mi lectura y la enfoqué en su semblante meditabundo. Arrellanada sobre una mochila (que hace aproximadamente 2 meses tengo que lavar) y sin sus patas a la vista, cómodamente ocultas bajo su mullido cuerpo, miraba a través de la ventana, con su cabeza levemente alzada. Me incorporé sutilmente, no del todo para no interrumpir aquella premonitoria escena y en la justa medida que me permitiría apreciarla. Sobre el edificio que se levanta enfrente había una paloma. Por supuesto, no tengo idea si esa paloma será la misma que se había entregado a la valiente tarea de emprender un nido frente a una representante de la especie que las ha declarado una plaga. Pero allí se encontraban mi gata y la paloma, en conjunción a través de la ventana. Pienso que entre ellas también existe una imposibilidad, pero sospecho que es de otra naturaleza.


Además, pienso que se lee mejor con esta música...   

domingo, 11 de mayo de 2014

Nacidos para correr


    Nunca más paradójico como inspirador: cual gato de Schrödinger, su lectura sencillamente, te produce ganas de soltar el libro para salir corriendo. De hecho, lo hizo con alguien que no ensayaba carreras ni siquiera cuando se le escapaba el autobús, y claro que lo daba por perdido.

    El punto de partida es la acuciante pregunta del propio autor Christopher McDougall: "¿por qué me duele el pie?", quien además de corresponsal, es un corredor estadounidense aficionado. En determinados momentos de su investigación, le aplicarán cortisol para las lesiones de su rodilla, le sugerirán "no estás hecho para correr", "tenés que bajar de peso", y le inyectarán más cortisol.

    Desplazados por los hombres blancos (ayer conquistadores y hoy narcotraficantes), forzados a mantener una vida resguardada y de necesidades incolmadas, los rarámuris no dejan de sonreír erguidos y sin tambalearse cuando corren con sus sandalias llamadas huaraches. Tienen un juego de pelota que practican desde pequeños cuyo objetivo no consiste en marcar puntos sino en correr hasta cansarse. La perseverancia de Chris por hallar una solución a sus constantes lesiones, lo conducirá hasta las cuevas de la Sierra Madre de México, donde habitan los rarámuris, que etimológicamente, y en los hechos, son la Gente Que Corre... pasando antes por Caballo Blanco, un compañero entrañable cuya identidad será revelada en el transcurso de la lectura y que se trae entre pies una meta extraordinaria, la cual para decepción de los ansiosos, no delataré en esta publicación. 

    Como una crónica novelada, este relato real es ágil (como pies de maratonista) y está repleta de historias de personas tan interesantes que parecen salidas de una ficción literaria. Recomiendo una (o cuantas quieran) atenta lectura a la aventura de un estudiante, quien pondrá a prueba a su emérito profesor hasta que lo persuadirá de que puede que esté equivocado y los seres humanos en realidad hayan evolucionado, no para caminar sino para correr. ¿Y qué tal si el hecho de correr es capaz de hacernos mejores personas? Ésta es la indagación de Eric, el entrenador de Chris... y sí, también podemos encontrar algunas técnicas, como el consejo de que no permitas que tus pies impacten con demasiada intensidad contra el suelo, porque es impresionante la fuerza de reacción ejercida contra tu cuerpo. Ahora, lo más atractivo es acercarse al movimiento de corredores que revolucionó la tradicional manera de correr: los Corredores Minimalistas. Ni más ni menos, en el libro tenemos a un fiel representante de la gente que corre ¡descalza! o portando un calzado muy liviano que diseñó (inspirado por las huaraches) nuestro Ted en respuesta a la despiadada conducta con que las principales marcas rigen su producción industrial de zapatillas.


    No me canso de halagar a este libro, que no ha dejado de sacarme de mi asombro y de mi ignorancia, como cuando me anotició sobre la existencia de las fabulosas ultramaratones: carreras que constan de ¡un recorrido de 161 km., donde en algún lugar se ha hecho de noche, la Luna puede estar contemplándote y vos... ni bolilla, porque estás corriendo para elevarte a una montaña o sobre otros terrenos dificultosos a temperaturas extremas. Para esto, consulten con el "asoleado" Scott Jurek, que les cuenta en el libro.

    Hablando de una mejor situación de este ultracampeón ultramaratonista, resulta muy interesante saber que sigue una alimentación vegana, esto quiere decir que conserva en buen estado su salud porque no come ningún tipo de carne; de hecho ha publicado un libro titulado Comer y Correr. Me simpatizó haber leído también sobre el apartado que dedica a los monjes budistas, vegetarianos y maratonistas, y lo adecuado, digestivo y saludable que resultaría reemplazar un desayuno habitual por ensaladas completas en nutrientes... al fin y al cabo nuestro autor sí tenía que reducir un poco su peso. Pero es sobre todo gracioso cuando el autor decidido a ofrendarle a su barriga una buena ensalada antes de salir a correr, comienza en su casa una minuciosa recolección de ingredientes a fin de prepararla... ni qué hablar de ese memorable momento en que corriendo por un paisaje natural propio de ensueño y próximo a su casa, comienza a despojarse de sus atuendos hasta que lo invade el recuerdo de su ancianita vecina y por respeto a ella, decide conservar su pantalón. No me olvido tampoco de la pareja de La Brujita Bonita y El Cabeza de Chorlito, no quiero olvidarme de nadie... ¡qué buen libro, carajo! ¡Qué linda gente! ¡Me debía esta entrada! Se reafirma mi admiración hacia estas personas...

    porque puede que como la profesora de Ciencias Ann Trason, con su estatura de 1.50 m., cierto día empieces a correr de camino al lugar de tu trabajo, y otro día decidas que también vas a correr de vuelta a casa, porque "¿qué puede ser más sensual que prestarle una atención exquisita a tu propio cuerpo"?. Entonces, con el tiempo, sumás tantos kilómetros que lográs ese estado zen que describe La Brujita Bonita en alguna parte del libro donde sólo tenés en mente el correr, cuánto lo disfrutás, y puedas decir con Caballo Blanco que sos libre para correr.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Todavía una A encerrada en un círculo

     Pero qué ingenuidad que se aleja del anarquismo ésta de sentarme a pedirle favores a la democracia a través de un blog del montón... peco de delirios de grandeza y no me falta mucho diámetro para caber en lo patético como en otras ocasiones. Esta clase de comportamiento de mi parte alude a una actitud que creía haber soltado y hasta revertido, de dejar de buscar las fallas en lo ajeno y tratar de reconocerlas en lo propio, o al menos ser un poco más equilibrada cuando subo a la balanza. Lo que rescato de ese párrafo sí, es que fui/soy irresponsable durante la votación. Cuando podría haber expresado mi voluntad, no tan tranquilamente, claro porque desde los medios oficiales se habían encargado de desestimar a todo aquel que quisiera maratónicamente abstenerse del acto electoral poniéndole a su falta el comedido precio de 150 pesos en multa. Sin embargo, aún así soy irresponsable porque todavía disponía de una atribución a mi favor, la de poder anular mi voto como lo había hecho en el primer estadio electoral. Cuántas veces he pensado "si todos anularíamos nuestro voto, no podría asumir nadie", se evidenciaría una resistencia... Sigue siendo decepcionante tener que concurrir obligada a un acto que debería ser tan importante para mí como ciudadana, y ante el cual ya no tengo ninguna expectativa. Pero si algo he aprendido es a dejarme de pretensiones y "ver el vaso medio lleno". Por eso como arrepentirme no cambiará en nada lo acaecido, tampoco tendrá ningún sentido hacerlo. Las resistencias pueden comenzar a labrarse por otras partes.     

domingo, 27 de octubre de 2013

Una A encerrada en un círculo

     Me despierto una mañana, cuya calma deja entrever domingo al tiempo que un noticiario que me llega a través de un aparato de radio aledaño la tacha de renovación de cargos políticos. Me levanto. Aquello no deja de extrañarme. Procuro extender mis brazos hacia ambos lados, separo mis piernas a breve distancia y entonces se reafirma. Sé que hoy no puedo ser otra cosa más que una letra encerrada en un círculo. Una A por elección en el sostenido intento de tender a escapar y tratar de expandir su esfera, no para evadirse, porque lo que quiere en realidad es libertarse un poco más. Pero también es una A la que quisiera pedirle a esta democracia enclenque algo simple y puntual, que algún día pueda transmutar este deber de asistir a donde no me llaman en derecho de concurrir a donde quiero conducirme. Porque cabe decir que lo que me motivó a introducir esas papeletas en aquellos sobres fue un descarte, razón por la cual mis votos se cantaron falsos y por ende, todo mi cometido fue irresponsable. Este pedido va sobre todo por ella, para que pueda sincerarse consigo misma, porque sus representantes no dejan de regresar para abusar de los colores y someter a las palabras, para manchar desde nuestros recuerdos hasta nuestras utopías, con la indeleble excusa de pretender cambiar las cosas.

miércoles, 17 de abril de 2013

Extravagantes


Nos corrompen hasta el cosmos, y
Nos hacen creer que esto es vida 
Nos arrastran a lo inhabitable
Nos persiguen hasta en los sueños que nos faltan
Nos constriñen
Nos encogen
Nos amasan
Nos emancipan de la individualidad
Nos exilian de la colectividad
Nos separan
Nos ponen en contra
Nos reducen
Nos destituyen
Nos quedamos, igual
Nos obstruyen
Nos recluyen
Nos quiebran en llanto
Nos gastan el cambio
Nos movemos, sin embargo
Nos conducen a la locura como último refugio,
Nos amarran a la culpa, y luego
Nos prescriben la normalidad
Nos recuerdan desmemoriados
Nos controlan educándonos
Nos educan limitados
Nos empujan al olvido
Pero en el fondo nos necesitan tanto como nosotros no los necesitamos a ellos. Extravagantes
Nos hacemos responsables

martes, 18 de diciembre de 2012

Los otros 363

 "Las palabras fueron originariamente ensalmos,
y la palabra conserva todavía hoy mucho de su antiguo poder ensalmador"
Sigmund Freud, Primera conferencia de introducción al psicoanálisis
 

     Existe cierta actitud asumida ante la proximidad de las festividades del fin de año, la cual provoca en mí un asombro inusitado. No reside en la voracidad con la que se presenta el consumismo, no, eso ya no me sorprende, ya que, con matices, lo vemos acechando a lo largo del año.
     A los días de la Navidad o el Año Nuevo se los ha colmado de una carga simbólica capaz de producir reminiscencias que parecen evocar en muchas personas durante las fechas cercanamente precedentes, impostergables intenciones de saludar a cualquiera, desear mutuas felicidades o los buenos días, e incluso soltar un abrazo.
     Esa diferencia, aunque encogida a causa de la brevedad en que discurre y de la supremacía de la que se jactan algunos acontecimientos, no se diluye ni se escurre, excluye y extravía a los otros 363 días, como si les impidiera desplegar su potencial emotivo de antemano, al estar desprovistos de feriado laboral o de un arbolito iluminado en su homenaje son días menospreciados, lo mismo que cuando lo que se anhela de la semana es la llegada del fin de semana o del trabajo, las vacaciones, como si indicaran que ahora se puede comenzar a disfrutar. Los calendarios los señalan como iguales, normales y apáticos, apuntándolos en idéntico color, y acentuando la diferencia nos inducen a mirar en un destacado colorido a los días festivos... aunque al mismo tiempo, haga titubear sobre la autenticidad de los gestos reproducidos estas fechas distinguidas. 
     Por ello, invito a que ¡brindemos (por) la dicha de multiplicarnos los "buenos días, las felicidades y los buenos deseos"... de todo el año!

   

"Please, don't flow so fast
You, little mountain din
I'll bottow piano sounds from you"

domingo, 2 de diciembre de 2012

De a partes

"mil cabezas tiene Purusha, mil ojos y mil pies"
pero aquí Purusha anda de a fracciones infinitesimales
Purusha dividida
Purusha reducida

me quiere como quiere
                                                 ¿cuál porción de la parte prefiere?
cuando me nombra me escapa
                                                  ¿qué rol me atribuye su necesidad? 

me resguardo yo misma en ciertas partes,
y me separo,
entonces se me contradice, se me participa y se me niega 
me reconozco, a pesar de mí


Referencia: En Rig-veda, un antiguo texto sagrado de la India, Purusha es «la Persona», es decir, la conciencia original que está detrás del mundo.
"Los miles de cabezas, ojos y pies del Purusha son los miembros de los hombres y otros seres, pues lo importante es que Aquello que conoce en y a través de cada individuo es Dios mismo, el atman o yo del mundo", en El Camino del Zen, por Alan W. Watts.

domingo, 6 de mayo de 2012

The lunatic is in my head



     Mezcla de bronca y de tristeza, de estupor e indignación, de vergüenza por mí misma y por los demás, de angustia que arrasa su clímax y ensimismándose sobrepasa a la conciencia de que no me formulo las mismos interrogantes que los demás, no me cuestiono los mismos presupuestos, mi mente no consigue asumir certeza de las mismas realidades fácticas. Cada lágrima derramada ha bebido sorbos de la pena de mi alma, que al desbordarme en mi cauce es exteriorizada después de comprobar durante apenas dos horas la magnitud de los esfuerzos desperdiciados, el desgaste de ánimos cuyo trayecto podría ser guiado a la concreción de metas que nos involucren hasta el más débil de nuestros huesos, hasta el más profundo de nuestros órganos, que nos penetren y luego abriguen como hogar, para darle cuenta el punto al cual hoy nuestra vida está siendo truncada, lo más preciado que tenemos está siendo consumido, nuestro valor como personas, se nos está tornando objeto en vez de protagonistas, se nos compra y se nos vende, se nos usa y se nos desecha y sin embargo, lo confirmamos mediante cada una de nuestras pequeñas acciones, lo damos por hecho y así contribuimos al saqueo sistemático desde la comodidad, desde la desconfianza, desde el egoísmo, desde la envidia, desde el miedo, desde la inseguridad, hacia la completa distorsión de la vida humana.


    Es desde hace tiempo uno de los principales ejes de mi vida llegar a afianzar cada vez más un estado que por cuanto lo creo voluble, una vez que hemos logrado adquirirlo merece ser ejercitado a diario, o mejor aún, a instante, a razón de que en cuanto menos nos percatemos de su presencia y descuidemos de él, puede desarraigarse de nuestro cuerpo, porque justamente su estancia no reside en él, sino en un lugar al cual no muchos ni se aproximan pues no logran ver la semejanza que no se aprecia con la mirada y que se esconde bajo ropas y pieles… en verdad, no creo que todos nazcan bajo tal condición, es por ello que una vez que se recibe, tal estado debe ser ejercitado a diario o mejor aún, a instante, a razón de que cuanto menos nos percatemos puede perderse… y es debido a que esta cualidad no forma parte de nuestra naturaleza que como personas tenemos que aprender a aprehenderla practicando la humanidad como un acto automático, como si quisiéramos emular un acto de esencia.

     Sin embargo, al mismo tiempo una pregunta me amanece y vuelve a rondarme en la mente cada uno de mis días antes de ir a dormir, ¿en verdad podremos lograrlo si la acción concreta y manifiesta se ha diluido? Si hacemos caso omiso al compromiso, si transferimos a delegación nuestro derecho a participar y dirigir nuestros modos de vida, si nos cuesta ver que la rosa no sigue siendo rosa sin su espina. Ese graffiti que estampaba una esquina de la calle 3 de Febrero y se me inscribió por primera cuando regresaba del parque Urquiza, entonces debe tener razón. “Violencia es quedar indiferente ante tanta miseria”. Violencia es aquella que cometemos todos los días, cuando nos dejamos caer ante la inevitabilidad de que siguen cubriendo al mundo de sufrimiento a nuestra costa, cuando leemos acerca de los males que se han hecho y luego pasamos a otro tema, es que son invisibles las bombas de la resignación, el mayor crimen que podemos cometer contra nosotros mismos. ¿Por qué? Es una pregunta que podría ser formulada hasta por un niño. ¿Por qué nos hemos atrincherado en la guerrilla? ¿Por qué hemos retrocedido hasta perder la batalla previo a haberla comenzado? ¿Cuándo seremos capaces de librar la guerra por la verdadera humanidad?
    
    Pero ésta primero es una batalla interna. También se me permite saber de la existencia del alma cuando me punzan los dolores de los insultos, me estremecen los deseos de muerte arrojados unos contra otros, aunque duren la finitud de un partido de fútbol, el estremecimiento que me provoca ver la separación vociferante, no deja de perseguirme y atormentarme la condenada marginación de mi dolor que encierra el peso del dolor compartido, pues consiste en la miseria que nos aborda a todos… que en mi tiempo psicológico no dura lo que en una reunión una momentánea queja contra el gobierno que me hunde crónicamente, pues la individualidad de mi cuerpo ya no es suficiente para contenerlo y pugna por hacerlo emerger empujado en una acción. Es la única manera, es que siempre ha tenido que ser así, Demian ya lo había predicho, sólo el pensamiento vivido tiene valor... es que yo he abrazado con fuerza a la humanidad como mi ideal. Si mi desprecio hacia mí misma me desmembra cuando noto mi escaso aporte para poder revertir esta enajenación, si me desarmo al no poder hacerme comprender, si puede que definitivamente sea una trastornada nacida en un mundo con mayoría de cuerdos. ¿Dónde quedó extraviada la calma del saludo? Asoma de nuevo el muro antes de que intente surcar la mirada.

     Muchas veces me planteo si acaso el verdadero mal no nos será inherente (en algunos en mayor proporción que en otros), si la destrucción no nos estará signada de nacimiento, o si tal vez continúa siendo implantado para mantenernos parcialmente ciegos, diariamente forjadores del equilibrio que aparenta no terminar nunca de desplomarse y siempre hacerlo un poquito más, para que constantemente nos astille... entonces se hacen más fuertes mis deseos de humanidad, mis aspiraciones de jamás dejar de interrogarme a mí misma, de mirarme al final de cada día hacia adentro y cuestionarme cuán verdaderamente humana fui a lo largo del día... de cuestionarme cuál será el mal originario, aquél que se las ingenia astutamente para ir zanjando los otros, el que a la vez alimenta mis deseos para salir de mi caparazón a rebatirlo de una vez por todas, y que lo único que haya para destruir sea esta ambición de infundir el consumo por todos lados... la enfermedad a la cual no acabamos por suministrarle cura por (querer) creer que tenemos que seguir, porque tenemos que deslomarnos si queremos alimentarnos, porque de alguna u otra manera en algún lugar tenemos que vivir y como estamos históricamente situados dentro de un estado nación hay que pagar las cuentas… aunque realmente no sea un camino dirigido a la humanidad.   

sábado, 31 de marzo de 2012

The Dark Side Of The Moon


Speak To Me
Has conseguido exhalar el grito...

Breathe
Es hora de hacer temblar tus estructuras...

On The Run
Viviendo con intensidad...

Time
Viviendo tu individuación, elevándote...

The Great Gig In The Sky
No temas morir siempre que sientas necesario hacerlo...

Money
Y para renacer, tomate un receso...

Us And Them
¿Podés sentir al universo danzar a nuestro alrededor?

Any Colour You Like
 Sólo tenés que descubrir tu forma...

Brain Damage
Excluida del tiempo, fuera del espacio y más allá de la realidad...

Eclipse
Donde sincronicemos alma y cuerpo, donde sea el alma la que determine su pulso,
donde estallemos eclipsados por la cordura.

martes, 27 de marzo de 2012

Migraciones

Habrá que emitir el grito,
habrá que descoser las alas desgastadas,
habrá que picotear espejos y poder dirigir la vista hacia el interior oceánico,
habrá que desencadenar al individuo,
habrá que turbarse como parte del proceso,
habrá que desentrañarse por necesidad,
habrá que aceptar la oscuridad como salvación y la soledad, como identidad,
habrá que engarzarse al alma como la Tierra a su eje, y así, volver a la vida,
habrá que dar unos cuantos brincos (de adentro hacia afuera) antes de poder labrar unos aleteos,
habrá que arriesgarse a desnredar el riesgo, pues el riesgo amolda las alas,
habrá que caerse y sostenerse, hasta por fin construir la propia altura,
habrá que estar dispuesto a ser único en el mundo, si se quiere tener un lugar dentro de él.
Y así, encontrándose preparado para romper el cascarón, Sinclair,
habrá que cuidar del nuevo estado, atendiendo por que no lo arrope la costumbre.
Entonces, ahora sí, podremos migrar, mi querido Principito...
pero habrá que conservar el alma.
Migremos.



Literariamente influenciada por Demian, de Herman Hesse 


y

El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry.

martes, 14 de febrero de 2012

Aquí ya apenas se escucha

   

    A mí me encantaría extender mis brazos en alas, ensancharme como el lobo estepario de Hesse y expandir todo lo que tengo para dar. Nadie más que yo sabría lo feliz que me haría poder remontar mis sueños en otros territorios. Sin embargo, ventanas y puertas están cerradas. De intermedio siempre están las palabras, los barrotes son las palabras que se manosean, se doblan, se exprimen y se secan en otros labios cuando éstos intentan abrirlos por su cuenta. Porque radica en un mecanismo corporal, si físicamente ninguno podrá ubicarse en el lugar del otro. Entonces al menos, espiritualmente tan sólo por un momento tiene que ocuparse el otro de desplazar mentalmente sus barrotes, escaparse tan sólo lo que dure el encuentro de su ensimismamiento individual que lo separa para poder escuchar, para que se concrete el encuentro. ¡Traspasemos las limitaciones físicas! Pero aquí las células están hechas de la materia que compone a cada ser, y no, los problemas no pueden ser celulares porque no podemos ser todos ladrones y quien se atreva a indagar en ellas sólo se descubrirá cuestionándose a sí mismo. 

    Aquí ya apenas se escucha. Se oye, es cierto, la mayoría nació con la capacidad de oír pero parece que fueran despojándose de la misma con el tiempo, a medida que maduran. No, madurar no significa crecer. Todos escuchan pero no todos comprenden, o más bien, simplemente oyen sólo aquello que quieren oír. Nadie puede posicionarse en el lugar de otro porque su subjetividad no supone un traslado sin su interpretación. Pero yo no pedí ayuda, no acudí a consejo porque mi singularidad es propia y como propia, única, y entraña la causa de que nunca podría compararse a la experiencia de los demás, por eso yo no necesito opinión, las lenguas se prolongan demasiado cuando irrumpen en juicios y terminan por regurgitar... y yo sólo necesito que me escuchen.

viernes, 16 de diciembre de 2011

"Como la comida o más"

   Algún grado de herencia nórdica debe haberse entremezclado con las raíces italianas de mis antepasados, pues ya son demasiadas las coincidencias: mi preferencia hacia el clima frío y otoñal por sobre el cálido, la fascinación y el misterio que me suscitan esos paisajes mágicos de bosques y montañas que aun no conozco donde a los caminos los traza la tierra, mi encanto por el acento musical francés, Sigur Rós, Yann Tiersen, Amiina, Ólafur Arnalds... y ahora, ¡quizás mi ascendencia involucre hasta los mismos Elfos!, de acuerdo a esta observación que Bilbo le hace a Frodo durante su estadía en Rivendel...
   [...] “Los hobbits nunca llegarán a necesitar de la música y la poesía y las leyendas tanto como los Elfos. Parece que las necesitaran como la comida o más.


La Comunidad del Anillo,
J.R.R. Tolkien

viernes, 6 de mayo de 2011

"Doctor Saturno, dame un turno..."

   Coloquémonos en la siguiente hipótesis, ya que forma parte de nuestra cotidianeidad que además de los médicos titulados las inquisidoras vecinitas que patrullan nuestro dulce hogar, al indagar sobre nuestros hábitos, también nos insistan en que deberíamos dormir 8 horas continuas al día, durante la noche, claro, pues de este modo, rendiremos mejor al día siguiente...  Por otro lado, desde la mañana hasta la noche debemos nutrirnos de 4 comidas principales, consistiendo éstas en desayuno, almuerzo, merienda y cena, agregando colaciones entre éstas, sobre todo si transcurre bastante tiempo hasta la siguiente ingesta... es de vital importancia que mastiquemos  y esto no es todo, porque además en nuestra dieta debemos incluir fibras provenientes de vegetales y frutas, así que no sólo deberíamos hacer lugar en nuestra agenda para un postre, sino que cabe la posibilidad y  debemos considerar seriamente esa posibilidad de que en algún momento surjan incontenibles ganas de "desalojar a estos inquilinos", y este deseo, por supuesto debe ser espontáneo e inminente, no vaya a ser que no contemos con espacio apropiado y debamos inducir esas ganas mediante alguna que otra trampita envasada.
   Aun más, no bastando con nuestras necesidades básicas, se nos aconseja también, siempre bajo un tono sutil y expiatorio que suele ser acompañado nuevamente con el modal deberíamos, que elijamos entre los diferentes dolores de articulaciones cuál nos gusta más, para hacernos sentir mejor, seguramente, podemos eludir esta aclaración... o quizás pertenezcamos a la especie de aquellos a quienes nos gusta correr sin rumbo definido, colaborando con el sudor al menos 3 veces cada semana. Ahora bien, después, casi mascullando  y ocultando su participación en esto, nos cuentan que también es recomendable caminar 30 minutos al día, para mejorar la circulación, y que incluso equivale a un ejercicio físico aeróbico, obviamente sin detenerse, aunque nos cuesten un par de bocinazos y algún que otro dedo del pie... pero todo sea por esa circulación, amén.
   Por supuesto, no te olvides de guardar entre tus papeles y junto a tus biromes el cepillo de dientes y su correspondiente dentífrico porque como enseña la frase célebre de los odontólogos, hay que cepillárselos después de cada comida, o masticación, según los ortodoxos... y no quedan absueltos ni los bebedores compulsivos de café, porque el dentista también forma parte del club salud y es todo un perito en las huellas dentales.
   ¡Cómo si sólo de matemática viviera el ser humano! Acaso me pregunto: -¿cuándo queda tiempo para uno?
"El hígado crece,
el cerebro envejece,
y hay algo muy raro en mi plato..."
Doctor Saturno, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

Imagen: Mafalda, de Quino.

lunes, 2 de mayo de 2011

Qué hacer...

   El sábado, durante una tarde de novios, lluvia y tostadas con miel, intentábamos responder al interrogante que a Lenin le tomó toda una obra, bajo el mismo título, Qué hacer. Fue entonces que se nos ocurrió despejarnos de nuestras dudas, enviándole el famoso breviario telefónico que se arroga en llamarse texto a un chico que habíamos conocido dos días atrás en la Biblioteca Argentina después de haberle preguntado con gran inquietud cuál era el libro que se apropiaba y no lograba apartarse de su profunda mirada.
  En el mismo utensilio tecnológico, le preguntábamos al muchacho, quien había resultado ser un  efervescente lector de la Biblia, si quería que nos encontrásemos a tomar algo nosotros dos, junto a su novia quien también lo acompañaba el día del encuentro. Ante la ausencia de respuesta y luego de deliberaciones varias sobre las posibles causas sobre la comunicación inconclusa, indagamos aun más con un marcado y acentuadísimo escepticismo religioso en modo on...
- ¿Será que lo único que toman los cristianos es la comunión o la confirmación...?

miércoles, 6 de abril de 2011

"Hast du ein fester Freund?"

   La cuestión es que no había caso con el semi-famoso Cristian U., que me aburría de manera insigne, y decidí ir a inscribirme a un curso de alemán que termine de impregnar lo que el tiempo y quizás también, el exceso de inglés fueron impermeabilizando desde que me gradué de la escuela secundaria en 2006.
   Ayer, como preludio a la primera clase, y gesto de confianza, el profesor dio espacio para la presentación personal que suele motivarse (en cursos reducidos, sobre todo) seguramente con el fin de que dejemos fuera a la timidez, que no es necesaria para enfrentarse al desafío del conocimiento. Fue entonces que ante la uniformidad de los relatos, el profesor quiso darle un tono de mayor familiaridad al asunto y comenzó a indagar: "Hast du ein fester Freund?", con la variante del femenino feste Freundin para la minoría de los chicos presentes. Cabe añadir aquí que la traducción literal de la palabra alemana Fest al español significa fiesta. Entonces, por deducción, fester sería lo que en español conocemos como fiestero, siendo clara la referencia a si uno tiene un novio o novia fiestero. La asociación fue inevitable, tanto como la risa desatada al darle la razón a nuestro sano y pícaro juicio. Después de todo, doce años de alemán durante la etapa escolar no podían refutarlo.
   Sin embargo, resultó ser todo un chasco, cuando la combinación fester Freund (masculino) / feste Freundin (femenino) no se remite a otra cosa que un novio fijo o novia fija, es decir estable sin pretensiones de adentrarnos más en el estado de ánimo de esa persona.

lunes, 26 de julio de 2010

Confiamos en las mentiras, continuación obligada

   El médico me dijo, ante mi negativa a ingerir el medicamento que me había recetado contra mis persistentes dolores de cabeza: "Tomá la pastilla", frente a mi resistencia. Y de nuevo, luego de haberlo inquirido sobre la composición del medicamento, su fabricante, etc.  insistió: "Pero ésto que no es natural, te va a ayudar a estar mejor... vos por ejemplo, usás anteojos". "Sí, señor, pero yo a los lentes no me los trago".

sábado, 30 de mayo de 2009

Expectativas

    ¿Cuánto resta para llegar a lo suficiente?
    ¿Y cuánto vale colmarlo y luego desbordarlo?
    ¿Cuándo hay que limpiar la lente para llegar a salvo?
    Pero y si la lente traiciona, entonces existe un otro   ineludible.
    Así como algo único y conocido.
    Y no es una paradoja, se trata de la vida misma.
    De la introspección, salen nuevas reformas.

lunes, 2 de marzo de 2009

De exámenes universitarios

   El viernes me presenté a rendir nomás, con todas las ganas de no haber llegado nunca... (Suele pasarme). Pero ya me había quedado hasta las 4 de la mañana, bajo el lema "lee, lee que algo quedará", y había tomado el tan siempre impuntual 138 que me dejó a una cuadra de la facultad como para huir despavoridamente en un acto de inaudita cobardía con tintes de ridiculez extrema.

   Muchas veces lo pensé: creo que los profesores disfrutan, algunos sino hasta gozan (al menos en mi facultad) de apreciar a sus presas preferidas en los estivales turnos libres versión oral: estudiante x que pasó de los suaves 30 a los rozantes e inquietantes 40ºC, probando todos los traslados y/o cambios de velocidades del ventilador (o en su caso, aire, subrayo, envidiado sea) posibles para descubrir a través de cuál se volaba más rápido la pila de fotocopias que recién terminaba de acomodar. Ese mismo que probó cócteles de mate, café, tereré y cuanto asegure mantenernos despiertos desde que se mentalizó "empiezo despacito con la lectura" hasta llegar a ser uno de esos "tipos que no duermen por la noche" cuando confirmó que siempre nos van a faltar 2 días largos para tener todos los temas a punto.
    Estás frito, Angelito. Llega el llamado tan ansiado como letal (imagínense música en lenta progresión de Psicosis), bien alto, para que todo el mundo sepa de quién se trata: el nuestro es el próximo turno. Ya vimos cómo uno a uno nuestros amigos, conocidos y otros por conocer en el grupo de apoyo psicológico pre-examen fueron mareados de acá para allá, efectos de todas las energy drink consumidas la noche anterior y de la incogruencia de los docentes al hablar uno sobre el otro. Nos conocemos cada cambio de expresión en el rostro de cada profesor, directamente proporcional a la magnitud del bolazo o error.
    No sabemos cuánto tiempo puede pasar hasta que diga "mucho gusto, suficiente", firme la libreta y nos la entregue en las manos o el desolador "nos vemos en el próximo turno" y la deje por ahí con desdén, pero la idea de sentarse ante el tribunal nos llega desde que estudiamos por enésima vez los 3 resúmenes que encontramos sobre ese tema imposible que ¡entra seguro!, y se hace realidad en los momentos menos oportunos, hasta cuando está dicho y hecho que seguro el examen va a ser escrito.
    Pero vamos, que "la que-te-jedi prepara el festín" y luego de la susodicha experiencia, viene tiempo para recuperar aire y resucitar de entre los muertos... Pero... "¿otra vez vos por acá?".

lunes, 2 de febrero de 2009

Besos por celular... y ahora también, por Facebook

   ¿Libro de cara? "De qué estás hablando, Willis?" Es una especie de gente que busca gente (si Franco Bagnato nos presta el nombre de su programa y nos permite la analogía), pero virtual. Con sólo teclear el nombre y apellido de la persona que buscamos, lo encuentra al instante (si está registrado, los milagros no existen). ¡Hágalo ud. mismo!
   Sin embargo, también puede definirse como un fotolog más restringido, donde el creador tiene que confirmar a quienes serán sus futuros amigos para que ellos puedan tener acceso tanto a sus fotos como a su perfil y a su muro, el lugar sagrado donde los visitantes dejarán su huella "muro a muro". Pero hay que tener cuidado de que el incremento de amigos sea de tal magnitud que pasemos a tener fans, estos intimiden a nuestro ego y se nos caiga la vanidad por un rato. No es broma, esto existe: hace unas semanas el intendente de la ciudad, ing. Miguel Ángel Lifschitz, fue víctima de esa experiencia y... vivió para contarlo... y para pedir que le restauraran la categoría original, así podía seguir teniendo amigos nuevamente para felicidad y tranquilidad de todos (léase conservación de su impecable sonrisa siempre lista para la foto, claro).
   Ahora vamos a lo realmente importante (remarcado en negrita, sí). No se ofendan, bookers (anotar denominación de nueva tribu), no los traté de floggers... si el Facebook nos ofrece una gran variedad de herramientas, como las que detallo a continuación.
   Me pueden cumplir el sueño de tener la mascotita virtual que nunca tuve, y para que no se aburra la llevamos de visita con las mascotas de nuestros amigos.
   También ahora es posible mandarle el abrazo a esa persona que nunca nos animamos ¡y con la que nunca hablamos personalmente! ¡O hasta secuestrarla!
   ¿Y quién dijo que no podemos probar nuestros conocimientos acerca de música, con sólo responder preguntas sobre los nombres de los integrantes de los Beatles ya seremos una biblioteca musical. ¡Sorprendente!
   ¿Qué tal si nos hacemos fans de la pizza o del emoticon ¬¬ ? No, mejor creamos un grupo: "Amo que en invierno haga calor y en verano esté fresquito" (para mayor información sobre cuestiones climatológicas, recurrir a Maldición, va a ser un día hermoso, en este blog) y hasta ellos mismos reconozcan que es sólo por diversión, sin demasiado sentido.
   Pero no podemos dejar de advertirle lo siguiente: ud. no ha explotado el libro de cara al máximo sino hasta que no hace un uso asiduo del mensaje de estado. Mediante el mismo uno puede informarse de lo que estaban haciendo sus amigos la última vez que actualizaron su Facebook y no dejará de tentarse con la mayor cantidad de pavadas que alguna vez haya leído, es incluso más volátil que el mensaje que se deja en el msn.
   Dedicado a los que protagonizan algún que otro episodio de nostalgia, preguntándose por qué dejaron de ver a tanta gente y ahora quieren encontrarla por distintas razones, en vistas de declararle su amor, ahora que ya no somos chiquilines... ¡y cuánto hemos cambiado!, o para reclamar algún libro o disco cuya desaparición siempre se la habíamos atribuido a los duendes que merodean la casa. ¿Entonces qué está esperando? A memorizar todos los conceptos nuevos, por favor, y no perderse por las vías de la comunicación que la que suscribe este blog ya está haciendo incursiones en este nuevo chiche de la tecnología.

"... que ayer no es hoy, que hoy es hoy,
y que no soy actor de lo que fui".
Spaghetti del rock, Divididos.


Nota de la autora: por cuestiones que quizás luego se explayen en este blog, la autora ha renunciado a su cuenta de Facebook. Abandonando este estilo discursivo en tercera persona riquelmístico, saluda atentamente hasta otra próxima entrada.  

lunes, 19 de enero de 2009

"El Zumba se colgó del bondi a Finisterre..."

   Nos ubicamos en nuestros respectivos asientos y tras recibir un amable saludo (tradúzcase: subí y dame el pasaje rápido, nene/a) del chofer, llega con andar arrepentido y cabizbajo el vendedor de tarjetas, y hasta que no se acerca lo suficiente y nos sentamos en el asiento correcto, salvándonos de lidiar con alguno que se abrochó a su asiento, afirmando y reafirmando que le pertenece; moraleja para el terco aquel: todos los asientos son iguales, salvo que exista alguna diferenciación por precio.
    Volviendo al vendedor, que ya hace rato está parado justo a nuestro lado y nos muestra entusiasmado su popurrí de tarjetas, no me decido a comprarle porque estas suelen ser de amor y traen impresas frases como "No puedo vivir sin vos sin no estar triste". ¡Un balde de agua para el empalago de cursilería, por favor! Me pregunto: ¿por qué no venden calendarios? Yo ya me pierdo entre los días, necesito uno urgente.
    No terminamos de acomodarnos y ya empieza el que nunca pudo expresarse en el vientre materno a dar patadones que cree que lo colocarán en el próximo Mundial... ¡de karate! Contrario a lo que se cree, no son pequeñas bestias las que propician estos golpes, hay unos cuantos trancos que también merecen el escrache.
Imagen que ilustra la portada del recomendable disco Yield, de Pearl Jam.
    Y por si esto fuera poco, cuando algunos inclinan hacia atrás el asiento (y de paso nos machacan la cabeza cuando buscamos algo en el bolso), dispuestos a tomar un descansito, comienza a escucharse música que nunca coincide con la que nos gusta a todo volumen de su Ipod... "¿Ipod-és bajar un poco el volumen?", los intrépidos que se animarán a preguntar amablemente, quienes a todo esto, tendrán que luchar con el no siempre grato canto del poseedor del objeto fetiche.
    Luego está el celular, desde donde no sólo se pueden oír los más increíbles relatos sin siquiera prestar atención y enterarnos de las más ocultas privacidades, sino que cuando por fin comenzamos a encontrar al menos digerible el reggaeton-to de nuestro vecino, el del lpod, nos interrumpe el cabeceo de sueño algún ruidito proveniente de un mensaje nuevo o de algún choque de la viborita contra la pared.
    Las charletas del viaje son infaltables, las chicas que eligen contarse todo lo que nunca se contaron jamás y de lo que probablemente nunca se acordarán haber dicho, en el colectivo, sin hablar de las risotadas a hemorragias que acompañan a sus chillonas voces. Ni hablar de las parejas que se pelean, fui testigo de un cambio abrupto de asiento a causa de una discordia sobre ruedas.
   Creo que no me olvidé de ningún personaje, o por lo menos estos son los que yo considero los más molestos de los viajes en bondi.

   ¡Esto es to-to-to todo, amigos!


Canción del título: Gualicho, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.