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martes, 11 de noviembre de 2014

Un tedio bien fallido

    La lectura académica de hoy me provocó un tedio bien ilustrativo: cuando releí un concepto que había acabado de apuntar, me di cuenta de que en lugar de "real", había escrito "trivial". Un tedio bien fallido, Dr. Freud.  

martes, 12 de noviembre de 2013

La recompensa de los temibles curiosos

     Dicen que los investigadores audaces no desdeñan de ninguna fuente, tal vez porque persisten en la creencia de que cualquier sitio en la ciudad puede albergar la pista más imprevista, mientras uno anda recopilando boletos de colectivo para luego descartarlos en su casa como ignorante inmutable. Así que menudo pretexto se otorgan estos exploradores de lo desapercibido para salir a curiosear como gatito con dos hocicos. Y huele allí, huele acá... algún estudiante de Psicología había decidido que su material de estudio de DPC muy útil había sido, muy detallado, muuuy apropiado para darse un empacho freudiano... pero el mismo ya había cumplido la mayoría de edad (databa de 2008) y como el susodicho universitario apenas era nostálgico o estaba empezando a poner en práctica el desapego "zen", resolvió dejar la patria potestad de sus retoños en manos de otros adoptantes ¡¡¡y a plena vista de los merodeadores curiosos!!!

     Frente a mí, junto al contenedor de basura destinado a la cuadra estaban cuando salí de casa. A decir verdad, fue aquella expresión enojadizo-canchera de Segismundo la que me tentó, ésa cuya muestra aparece en cuanto googleás "Freud" en el buscador de imágenes. Sí, donde además te apunta con un habano: "o me decís sin censura todo lo que se te ocurra o te quemo todo"... No puede menos que convocarte esa postura, aunque más no sea para amagar a convencerle: "che, desfruncite, ¿o acaso tenés 'un Edipo' no resuelto?", "peeero... alegrate un poco, que te va a hacer bien y quién sabe si no te evita una neurosis, al menos te ahorrás el psicólogo". Bueno... dejando los chistes a un lado por el momento, que el asunto se pone serio porque venía escribiendo que estaban bien sensuales los apuntes de DPC ante mis ojos y yo todavía tenía que rendir el examen final de esa materia y además, quién sabe si no estarían interesantes, y una lectura no hace mal, y yo canté primero... y etcétera. De manera que mi mirada fulminante ya se había paseado a mi alrededor anunciando que los apuntes eran míos, como para ir desestimando giles. Mi cuerpo venía a ser el cebo y el inconsciente irrefrenable echaba rienda suelta a capturar el material de estudio. Aplicando su teoría se conquista a la presa, me habían enseñado... o algo así. Ahora podía estar segura, me apresté a calcular mis movimientos, dibujé un trotecito de tres pasos y me abalancé heroica sobre la pila de hojas de DPC cuidadosamente acomodada dentro de un folio de los gruesos, el cual yacía sobre una caja. ¡Lo había logrado!, si hasta tenía a la música triunfal de Rocky tarareando en mi cabeza.

     Sin embargo, mi trotecito de tres pasos había sido lo suficientemente torpe como para empujar y echar por pavimento material de estudio de otras materias, que al parecer todo el tiempo durante el cual la mirada del viejo Segismundo me cautivó, también había esperado recostado sobre la caja. El hecho fue que no pude rescatarlos de la mugre citadina circundante y allí quedaron a la espera de otros estudiantes adoptivos. ¿Se puede creer que este texto había sido imaginado para servirle de introducción a lo que en realidad quería transmitir? Ay, ay, ay... las vueltas de Clarisa.

Con nosotros... la foto

jueves, 7 de noviembre de 2013

Prendimi l'anima

Te doy mi alma
Roberto Faenza
2002

-Sabina
-Loca linda.
-Ánima. 
-Guardiana del alma. 

    A veces queremos ser escuchados sin más, sin que nos antepongan prejuicios ni nos finalicen con juicios. Y qué más decir, inevitablemente que amamos a quien nos religa, que nos hace sentir parte y todo.
    La película comienza cuando una joven, emparentada con Sabina Spielrein, trata reconstruir su historia con la ayuda de un historiador que se aparece durante su búsqueda.
    Así, a partir de la lectura de textos y cartas, y la visita a lugares decisivos se vuelven a levantar los escenarios de los sucesos que unieron a Carl Jung con su primera paciente, Sabina.
    Me pareció excelente la Sabina que devolvió a la vida la actriz Emilia Fox, es exquisita en sus detalles y en verdad enamora, esta mujer que al parecer tenía algunas ideas sobre la reforma a este sistema que oprime e inhibe a tantos niños en nombre de la educación.

Tumbala Tumbala Tumbalalaika


Gracias a Luis Alves (You Tube) por el video

miércoles, 23 de enero de 2013

El Hombre y sus Símbolos

     Hola. Sólo vine a decir que me encanta este libro, así que en otras palabras, vengo a comunirlo. Y también puedo asegurar que se añadirá a la colección de los libros a releer. Que me ha motivado a querer atender a mis sueños, apoyando sobre la mesita de luz los instrumentos para anotarlos o en su caso intentar representarlos mediante el dibujo cuando despierte, antes de que los escurra el día. Y que será una tanza agradable, que me transportará a más de sus libros, a los cuales intentaré acercarme por mi cuenta aunque eso implique tener que ignorar conscientemente que existe el Instituto Jung en Buenos Aires, pero también signifique fijar una cita con el encantador estrés que supone el esfuerzo de la comprensión, y reservarme cierto dinero para helados comunidos. 

     Suele sucederme que cuando me topo con alguien llamativo a mi parecer en el sentido de que puedo crecer con lo que expresa, pero no incrementando medidas tangibles, sino desarraigándome de los prejuicios que cargo, aunque sea a través de un libro, me abrazo a él. Así que vengo a darle un abrazo de compañero psicológico a Carl Jung, si bien apenas lo conozco y sólo eso me baste para saber que me encuentro a una distancia y tal vez, dificultad no despreciables de su comprensión abarcadora, su relato me dio la impresión junto a las excelentes exposiciones de sus colaboradores de que ninguno de ellos saluda desde una nube, aunque tienen mucho que aportarnos. Se nota que su constancia puesta en el conocimiento ha contribuido a personalizarlos como seres de mente abierta, quienes acortan la brecha pues son capaces de atravesar la distancia que nos impone la forma que adoptamos en la materia. Sigo sin entender por qué nos apartan de sus obras en la facultad de Psicología. Creo que la ideología, además de que nos seduce con la pertenencia a un grupo, nos separa, convirtiendo a quienes disienten en otros y a quienes caemos, en desconocidos, tanto así nos violenta.


     "Lo que llamamos consciencia civilizada se ha ido separando, de forma constante, de sus instintos básicos. Pero estos instintos no han desaparecido. Simplemente han perdido su contacto con nuestra consciencia y, por tanto, se han visto obligados a hacerse valer mediante una forma indirecta. Esta puede ser por medio de síntomas físicos en el caso de las neurosis, o por medio de incidentes de diversas clases, con inexplicables raptos de malhumor; olvidos inesperados o equivocaciones al hablar. Al hombre le gusta creer que es dueño de su alma. Pero como es incapaz de dominar sus humores y emociones, o de darse cuenta de la miríada de formas ocultas con que los factores inconscientes se insinúan en sus disposiciones y decisiones, en realidad, no es su dueño. Estos factores inconscientes deben su existencia a la autonomía de los arquetipos. El hombre moderno se protege, por medio de un sistema de compartimientos, contra la idea de ver dividido su propio dominio. Ciertas zonas de la vida exterior y de su propia conducta se mantienen, como si dijéramos, en cajones separados y jamás se enfrentan mutuamente. Como ejemplo de esa especie de psicología en compartimientos, recuerdo el caso de un alcohólico que llegó a quedar bajo la influencia laudable de cierto movimiento religioso y, que necesitaba beber. Era evidente que Jesús le había curado con un milagro y, por tanto, le mostraron como el testigo de la gracia divina o de la eficacia de la mencionada organización religiosa. Pero unas semanas después de la confesión pública, la novedad comenzó a esfumarse y pareció apropiado algún refresco alcohólico, y de ese modo volvió a beber. Pero esta vez la caritativa organización religiosa llegó a la conclusión de que el caso era “patológico” y, evidentemente, no era adecuado para la intervención de Jesús, así es que le llevaron a una clínica para que el médico lo hiciera mejor que el divino Sanador. Este es un aspecto de la moderna mente “cultural” que merece lo examinemos. Muestra un alarmante grado de disociación y confusión psicológicas. Si, por un momento consideramos a la humanidad como un individuo, vemos que el género humano es como una persona arrastrada por fuerzas inconscientes; y también al género humano le gusta mantener relegados ciertos problemas en cajones separados. Pero esta es la razón de que concedamos tanta consideración a lo que estamos haciendo, porque la humanidad se ve ahora amenazada por peligros autocreados y mortales que se están desarrollando fuera de nuestro dominio. Nuestro mando, por así decirlo, está disociado como un neurótico, con el telón de acero marcando la simbólica línea de división. El hombre occidental, dándose cuenta del agresivo deseo de poder del Este, se ve forzado a tomar medidas extraordinarias de defensa, al mismo tiempo que se jacta de su virtud y sus buenas intenciones. Lo que no consigue ver es que son sus propios vicios, que ha cubierto con buenos modales internacionales, los que el comunista le devuelve, descarada y metódicamente, como un reflejo en el rostro. Lo que Occidente toleró, aunque secretamente y con una ligera sensación de vergüenza (la mentira diplomática, el engaño sistemático, las amenazas veladas), sale ahora a plena luz y en gran cantidad procedente del Este y nos ata con nudos neuróticos. Es el rostro de la sombra de su propio mal, que sonríe con una mueca al hombre occidental desde el otro lado del telón de acero. Es ese estado de cosas el que explica el peculiar sentimiento de desamparo de tantas gentes de sociedades occidentales. Han comenzado a darse cuenta de que las dificultades con las que nos enfrentamos son problemas morales y que los intentos para resolverlos con una política de acumulamiento de armas nucleares o de “competición” económica sirve de poco, porque corta los caminos a unos y otros. Muchos de nosotros comprendemos ahora que los medios morales y mentales serían más eficaces, ya que podrían proporcionarnos una inmunidad psíquica contra la infección siempre creciente. Pero todos esos intentos han demostrado su singular ineficacia, y la seguirán teniendo mientras tratemos de convencer al mundo y a nosotros de que son solamente ellos (es decir, nuestros adversarios) quienes están equivocados. Sería mucho mejor para nosotros hacer intentos serios para reconocer nuestra propia sombra y sus hechos malvados. Si pudiéramos ver nuestra sombra (el lado oscuro de nuestra naturaleza), seríamos inmunes a toda infección moral y mental y a toda insinuación. Tal como están ahora las cosas, estamos expuestos a cualquier infección, porque, en realidad, estamos haciendo, en la práctica, las mismas cosas que ellos. Sólo que nosotros tenemos la desventaja adicional de que ni vemos ni deseamos comprender lo que estamos haciendo bajo la capa de los buenos modales. El mundo comunista, como puede observarse, tiene un gran mito (al que llamamos ilusión, con la vana esperanza de que nuestro juicio superior lo haga desaparecer). Es el sueño arquetípico, consagrado por el tiempo, de una Edad de Oro (o Paraíso), donde todo se provee en abundancia a todo el mundo, y un jefe grande, justo y sabio, gobierna el jardín de infancia de la humanidad. Este poderoso arquetipo, en su forma infantil, se ha apoderado de ellos, pero jamás desaparecerá del mundo con la simple mirada de nuestro superior punto de vista. Incluso lo mantenemos con nuestro propio infantilismo, porque nuestra civilización occidental también está aferrada por esa mitología. Inconscientemente, acariciamos los mismos prejuicios, esperanzas y anhelos. También creemos en el estado feliz, la paz universal, la igualdad de los hombres, en sus eternos derechos humanos, en la justicia, la verdad y (no lo digamos en voz demasiado alta) en el Reino de Dios en la tierra.
     La triste verdad es que la auténtica vida del hombre consiste en un complejo de oposiciones inexorables: día y noche, nacimiento y muerte, felicidad y desgracia, bueno y malo. Ni siquiera estamos seguros de que uno prevalecerá sobre el otro, de que el bien vencerá al mal o la alegría derrotará a la tristeza. La vida es un campo de batalla. Siempre lo fue y siempre lo será, y si no fuera así, la existencia llegaría a su fin".


El Hombre y Sus Símbolos (1964)
Carl Gustav Jung 

martes, 4 de septiembre de 2012

La santa curiosidad

"Siéntete como un niño pequeño ante los hechos
y prepárate a abandonar cualquier noción preconcebida,
sigue humildemente adondequiera
y a cualquier abismo que conduzca la naturaleza,
o no aprenderás nada".
Thomas Henry Huxley en El Paradigma Holográfico

     Qué menoscabo hacia aquellos estudiantes imbuidos de deseos de conocer teorías que indagaron en un fenómeno tan apasionante de estudiar como lo es la percepción (a la manera que, por ejemplo, lo expone la escuela psicológica de la Gestalt), el tener que verse forzados a aceptar que los docentes a cargo de las materias que curso en la Facultad de Psicología de Rosario no pueden retirarse de su raigambre psicoanalítica al menos lo que dure el tiempo de hora y media de clase.

     Tal vez ignoren que en nuestros primeros acercamientos, los prejuicios que encierran sus referencias de reprobación a dichas teorías desalientan las posteriores revisiones, coyuntura que sólo puedo comprender desde su inferencia prematura de que todos los estudiantes ya hayamos decidido en primer año adoptar como método de trabajo al psicoanálisis. No desacredito, claro que se hayan formado una opinión propia de otras escuelas, sólo que me resisto a dar como verosímiles críticas que muestran su invalidez desde que son infundadas. 

     Me considero afortunada cuando descubro que puedo contar con el entusiasmo que me brinda mi curiosidad, la cual me impide descartar nada de antemano, sin antes haber despertado mi atención a posar mis ojos sobre ello. Aunque creo que esta cualidad debería ser motivada o fortalecida en la educación, sobre todo desde quienes se encuentran orientando la dirección donde se encaminan las clases, como lo son los docentes. Puesto que si un docente carece de esta disposición, el espíritu curioso, esencial en mi opinión para no desviarse nunca del intrincado camino del aprendizaje, y en cambio se presta a visiones prestablecidas, muchas de las cuales se replican si uno transita varias materias a la vez, ante ningún imperativo de examen podrá lograr que los estudiantes se aparten de la lógica del estudio a base de la memorización de libro y purga textual de autor, que muchos luego, de manera contradictoria, manifiestan despreciar.

     Resulta claro, y de aquí se desprende, que esta crítica también está dirigida hacia a mí por haber adherido a la cobardía de la indecisión, porque no fui capaz de haber alzado la mano durante la clase para decir que según mis últimas lecturas el principio sobre el cual se sostenía la teoría de la Gestalt quedaría demostrado gracias a la teoría holográfica, y aún viceversa... cuando ella, docente de D.P.C, tuvo que expresar que "algunos todavía creen que los animales sueñan... como si pudieran pensar". Con mi silencio incliné la cabeza ante la autoridad y en apenas el transcurso de efímeros segundos firmé mi aval a una muy peligrosa realidad (que se ensancha casi inconscientemente), contribuyendo a asentar el riesgo de que en lugar de una genuina formación (que por cierto, no cese) que no sólo tienda a la obtención de un trabajo sino a abarcar nuestra posición en el mundo y en nosotros mismos, por el contrario se nos esté inculcando un adoctrinamiento que nos acostumbre a dar por sentados los hechos sin necesidad de una discusión previa, que nos haga conformistas, holgazanes de mente, enjaulados de prejuicios que aplastan todo intento de crecimiento, fieles hasta el punto de ser moldeados de acuerdo a las exigencias exteriores e ignorando que no es otro que cada uno el responsable de hacerla valer en su sentido más pleno, el de vivir.

lunes, 9 de abril de 2012

Ágætis byrjun

    ¡Qué dicha la de poder concretar en acciones aquello que a uno le inspira! Y comprender, estudiar lo que ha sabido cautivar a mi pensamiento durante tantos años. Qué inmensa amenidad cuando se percibe que aún dentro de un salón lo bastante poblado uno puede hallar su lugar. Qué grato fue descubrir al llegar que el aula anidaba a un lector de 1984, concentrado a pesar del yeso alrededor de uno de sus brazos. Y fabricar un refugio recorriendo tus añejos pasillos. ¡Qué placer que en nuestro primer encuentro me hayas propuesto comenzar con Filosofía, facultad! ¡Qué ansias de textos! 
    Esta decisión cuyo llamado no podía seguir ignorando, hoy comienza a materializarse en carrera y a formar una gran parte comprensiva de mí. Por eso, a través de una lengua cuyas palabras recibo tan cargadas de profundidad y vitalidad que adquieren un significado más sensible para mí, quiero desearme un ágætis byrjun, que en islandés quiere decir “un buen comienzo”.

jueves, 7 de octubre de 2010

El Miedo a la Libertad

    ¿Hasta qué punto la libertad puede transformarse en una carga demasiado pesada, al extremo de querer prescindir de ella? Desde que el hombre nace se ve predeterminado a atravesar una determinada secuencia, dependiendo del sistema económico, llegando a ser el factor primordial en la determinación de toda la estructura de su carácter, por cuanto la necesidad de autoconservación lo obliga a aceptar las condiciones en las cuales debe vivir y pronto deberá alimentarse, beber, asimismo desarrollarse en un lugar adecuado, es decir se verá obligado a escoger un trabajo o profesión que le permita sostener su modo de vida. Pero además de estas necesidades fisiológicamente condicionadas, tendrá la necesidad de relacionarse con el mundo exterior, de evitar el aislamiento para no sentirse solo e inseguro. ¿Pueden estos deseos ser tan compulsivamente abrumadores como responsabilidades que lo lleven a renunciar a su propio yo individual en detrimento de ser parte de la sociedad y de sus éxitos?
    Tal como el niño sufre el desarraigo de su madre a medida que comienza a concebir su existencia como una entidad separada de un mundo que se le sobrepondrá en su inmensidad como sus exigencias, Erich Fromm traza un paralelo con el período de producción feudal en su pasaje hacia la era capitalista. El individuo ahora está solo, ya no posee su determinado, inmutable e indiscutido lugar en el planeta, tampoco la Iglesia para explicarle (y justificarle) su origen y destino, ni los brazos de su madre son suficientes para salvarlo de las dudas. Es entonces cuando sobreviene la emergencia del individuo, quien podrá tener miedo, sentirse amenazado, sufrir de angustia e impotencia, sin embargo ya no podrá regresar al seno materno como tampoco revertir el proceso de inviduación, ya que si bien conscientemente volverá a sentirse seguro y satisfecho, en su inconsciente se encuentra abandonando la fuerza y la integridad de su yo, es decir renunciar a su personalidad para sentirse parte del mundo exterior.
    Así inicia el reconocido psicoanalista alemán su recorrido a través de El Miedo a la Libertad (1941) en la historia de la humanidad con el afán de encontrarle respuesta al interrogante de cómo fue posible el surgimiento y establecimiento del nazismo, proponiendo dejar al margen las visiones estrechas que consideran su advenimiento a partir de causas económicas, o psicológicas, sino indagando en ambas.
    "La bella señora está desencarnada". Así como dio el puntapie al afianzamiento de la denominada Reforma protestante y del nazismo, la vorágine de la oleada capitalista fue incorporándose de tal magnitud a través de los siglos que encontró a quienes no pudieron treparse a su cresta tan indefensos en la decadencia bajo la inflación y posteriores devaluaciones de dinero, que los sentimientos de angustia e impotencia ante el mundo tan abrumador como aplastante no tardaron en llegar. Más tarde, no obstante  serían conquistados por los movimientos democráticos en dirección a la destructividad del mal que los amenazaba, encarnado en la superación del autoritarismo. Parece ser que como contrapropuesta, nos ha sido ofrecida la liberación de la sumisión a otro poder externo, ya sea la Iglesia o el fascismo. Sin embargo, formula Erich Fromm "el derecho de expresar nuestros pensamientos tiene sentido sólo si somos capaces de tener pensamientos propios". En este sentido, puedo afirmar la falacia que constituye la base de la democracia, social de origen cristiano, como bien escribía Nietzsche, y propugna que dado que somos iguales merecemos los mismos derechos. Esta postura no ha conducido sino a otro mecanismo de evasión, la automatización de la población, que resulta en un conformismo compulsivo, en el cual mientras continúa concibiéndose como libre y sujeto sólo a su propia determinación, va desprendiéndose de su identidad.
    "Un par de sienes ardientes, que son todo el tesoro". El ejemplo más directo de esta tendencia, puede apreciarse en la influencia de los medios de comunicación y en particular, en su modo tan banal de presentar las noticias como fragmentos de la realidad sin relación alguna entre sí. Por otro lado, tratan de la misma manera, con idénticos tonos de voz sugestivos y esas expresiones gestuales insinuantes una catástrofe devastadora como algún suceso trascendente que pueda llegar a ocurrir en el reality Gran Hermano. La pregunta que vendría a situarse entonces es: ¿cómo sabemos lo que sabemos? No resulta extraño encontrar gente que está convencida que sabe de política, cuando en realidad reproduce casi textualmente lo que lee en el periódico a diario. Pues, otro ejemplo, cuyos efectos podemos ver más a menudo está dada por los métodos de enseñanza. Aun prevalece el falso dogma de que se sabe más cuando se posee mayor información. Mediante esta superstición los estudiantes no aprenden a pensar, en su lugar sólo amontonan cúmulos de hechos recortados e inconexos. Esto no puede provocar más que indiferencia y confusión ante los sucesos del mundo moderno. Si constantemente cambian las necesidades, un teléfono celular se transforma en un reproductor de mp3-cámara de fotos-internet con un celular, si cuando estamos en la universidad, lo único que queremos es obtener buenas notas para graduarnos lo más pronto posible, y cuando lo hemos conseguido, sólo generar dinero para tenerlo todo cuanto pueda poseerse... ¿qué hemos obtenido en el camino?, ¿dónde hemos estado acaso mientras eso ocurría?, ¿qué se supone que deseamos?, ¿queremos en realidad eso, lo hemos elegido como propio?, ¿qué somos?, ¿humanos o emociones prefabricadas?
    Espero que cuando la noche sea más oscura se venga el día en nuestros corazones, como canta Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Queda claro que el capitalismo y la democracia no se llevan bien. Quizás la vida en democracia sea una ilusión, quizás la libertad sea sólo libertad de consumo.