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domingo, 23 de octubre de 2011

Donnie Darko

   "La destrucción es una clase de creación". Después de haber visto por segunda vez la película, lo atisbo a Donnie como un lobo estepario hessiano, es decir un joven visionario y perspicaz cuyas concepciones y valores estaban muy adelantados con respecto al común de la población de Middlesex, donde vive junto a su familia, siempre tan apegada a la moral  que deviene inexorablemente en hipócrita, albergando a personas no sólo conformistas sino también intolerantes quienes se atreven a desalentar cualquier conducta que no concuerde con su modo de actuar sin mayor fundamento que la reprobación. El pseudo-pastor Jim Cunningham y su súbdita fanática, la señorita Kitty Farmer son el perfecto factor que conjuga de manera tan exacerbada como insoportable esta cualidad.
   "Donnie Darko", ¿qué clase de nombre es ése? Suena a un superhéroe o algo por el estilo". En cambio, él quería cambiar las cosas, como se lo manifestó a su compañera de clases, Gretchen Ross, y de ese modo llevaba cabo sus acciones, si bien era consciente de que sus consecuencias no lograban encajar en ese mundo, un mundo reprimido sexualmente, el cual no era capaz de ver que no todos los aspectos en la vida podían acomodarse dentro de una línea del miedo y el amor, o el bien y el mal, y que lo dejaba constantemente tan agobiado y perturbado. En definitiva, a medida de que el punto de vista general acordoba que Donnie apenas era un loco que sufría alucinaciones, él se sentía más solo y ahogándose  de dolor, careciendo de sentimientos recíprocos que le hicieran soportar su estadía en ese mundo, comprendiendo cada vez con mayor certeza y desesperación de que nada tenía que hacer allí, que ya había cortado los lazos con esa realidad, o a decir verdad nunca los había tenido.
   "I find it kind of funny, I find it kind of sad"... y macabro, en cuanto a las apariciones  del conejo gigante y tenebroso, que sin embargo me traen reminisencias a otra historia literaria, que durante el transcurso de la película proliferan, esta vez la de Alicia en el país de las maravillas, cuando es precisamente un conejo también el ser que introduce a la protagonista a otra realidad paralela.
   "The dreams in which I'm dying are the best I've ever had". Estaba predestinado que iba a ser Donnie quien tenía que enmendar cada uno de los inusitados virajes de la historia, puesto que él los había ocasionado, y en cierto modo también él mismo había provenido de algún agujero de tiempo, entonces debía dejar este universo tal como se encontraba, despidiéndose de su vida con una sonrisa sorna y dando fin a la paradoja.
Carcajadas de libertad: excepcional representación de Jake Gyllenhaal


Children waiting for the day they feel good.
Happy birthday, happy birthday.
And I feel the way that every child should:
sit and listen, sit and listen
Mad world, canción que describe la historia y la atraviesa en cada una de sus emociones, escrita por Roland Orzabal e interpretada para la conmovedora banda sonora de la película por Gary Jules y Michael Andrews.
Niños esperando por el día en el cual ellos se sienten bien.
Feliz cumpleaños, feliz cumpleaños.
Y luego me siento de la manera en que todo chico debería:
sentate y escuchá, sentate y escuchá.

viernes, 4 de marzo de 2011

Lágrimas del Sol

Parias de su propia tierra. Pueden contarse varios relatos sobre el bestiario que, fuera de Europa, dios sabe por qué diablos puso a vivir en África hasta que un puñado de reinos le encontró razón de ser, y comenzó a devorarla por la boca del tráfico negrero. Las potencias del norte sellaron su destino, sirviéndose del continente a su gusto durante la era de la paz armada  que desembocó en la guerra de 1914, y completaron su tarea, heredándole armas para la provisión de golpes de Estado y guerras civiles como compensación por los recursos naturales que pululaban, como lo hacen ahora las panzas hinchadas de hambre y familias quebrantadas. Afirma Eduardo Galeano en Espejos, "ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: -Yo mato para robar", de este modo son disfrazadas de étnicas, religiosas o culturales, para ocultar el carácter económico innato que persiguen estas matanzas. Es que resulta menos desgastante hacerse del poder debilitando e irritando al oponente, que enfrentarlo abiertamente.  
    En este contexto, Lágrimas del Sol (Tears of the sun) escribe una historia ficticia, la de la doctora Lena Kendricks, quien a pesar de la muerte de su esposo decidió permanecer en Nigeria dedicada al cuidado de un grupo de enfermos refugiados de un conflicto que ya ha derrocado al gobierno, y amenaza con destruir a gran parte de la población.
     De este modo, es enviada una misión de la Marina proveniente de Estados Unidos, con el objetivo de rescatar a dicha prestigiosa médica interpretada sin esfuerzos por Monica Bellucci, cuyos planes son, sin embargo diferentes a los del teniente Waters, encarnado por Bruce Willis, pues ella se rehúsa a abandonar el lugar sin asegurarse de que podrán trasladarse a un territorio seguro, después de haber cruzado la frontera a través de una frondosa selva.
   En este sentido, el teniente Waters se verá en la disyuntiva de tener que cumplir con lo encomendado por su oficial en jefe y no sólo acceder al pedido de Kendricks, sino también involucrar a su equipo de militares en una guerra, cuya brutalidad y desamparo ya tomó parte de ellos mismos.
    La película goza de logradas tomas en impresionantes paisajes, que de cierto modo intentan representar la belleza de la tierra africana, a la vez que sustentan la aseveración de Galeano, tiznada sólo por la violencia derramada. Por otro lado, los momentos emotivos están bien captados, incluso en Bruce Willis no desentonan con su papel de militar. Se tiene claro de que se encuentran dentro de la lucha armada y no queda otro camino que continuar hacia adelante, o de otra manera, esperarán a la muerte. En contraste a algunas críticas que he leído, esta vez no me resultó exagerada la impronta hollywoodense, más aún teniendo en cuenta que la película data de 2003 me impactaron las escenas con granadas y explosivos arrojados desde los helicópteros, encaminándose al desenlace. Asimismo, tampoco fue delineado el personaje de Bruce Willis en torno a un mesías (y esto es un hito en lo que respecta a las grandes producciones bélicas), en cambio me pareció más una persona real, con sus fortalezas y falencias.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Griffin & Phoenix (o Una lección de vida)

    La vi por segunda vez y creo que si no me emocioné como la primera fue porque no lo vi a aparecer a mi compañero, entusiasmado por haber visto una buena película por el cable desde hacía tiempo y pedirme que lo acompañe en otra vista.
    La cámara comienza por posarse en Griffin, un hombre habituado a la fatigante rutina del trabajo, a quien el divorcio y los trajines de la vida cotidiana le impiden encontrar tiempo con sus dos hijos. En ese contexto es cuando recibe una noticia asoladora: su médica le pronostica con toda naturalidad que le queda no más de un año de vida. Es entonces cuando decide abandonar sus actividades diarias para concentrarse en comenzar a vivir, hacer aquéllo que había postergado siempre, eso que no había podido hacer nunca.
    Así es como conoce a Phoenix, aun cuando ella le dice que no es momento de conocer a alguien, sin preguntarse sus nombres, ni indagar acerca de sus vidas, surge a través de su presencia el amor, sólo importa ser feliz de la manera más intensa. Con conversaciones frescas y sinceras, además de situaciones divertidas e inusuales, la película lleva su propio ritmo, el cual no se detiene, sino sólo cambia su rumbo al revelarse la realidad de la mala situación que está atravesando Phoenix, aunque sin atinar a hundirse en el drama demoledor al cual nos tienen acostumbrados cuando se trata de enfermedades en la pantalla.
    Si bien se trata de una película para la cual no van a faltar algunos pañuelos, tanto Dermot Mulroney como Amanda Peet nos acercan una oportunidad repleta de emociones al margen de las típicas historias de amor que recibimos a menudo de la pantalla para descubrir cómo la fuerza del amor pueden ayudarnos a afrontar las dificultades  que nos depara este mundo y aprender que podemos disfrutar de cada momento ya sea del que parezca más banal (para los demás), encontrando una transparente felicidad en ellos. ¿Acaso quién dijo que la felicidad se funda en la grandeza? ¿Alguna vez se dijo que la grandeza no podía hallarse en los pequeños detalles que forman parte de nuestros humanos días? Como terminé de leer hace pocos días en El Principito (esperé hasta recién los 21 para comenzar a deshojarlo), "lo esencial es invisible a los ojos", es el tiempo que compartimos con las personas que elegimos en el camino de la vida, y en ciertas cosas lo que las hace únicas (y por eso, a veces diferentes), realmente importantes  además de especiales para cada uno de nosotros.
   Por otro lado, una interesante alusión mitológica que surge a partir de los apellidos en inglés de los personajes refuerza el sentido del mensaje de la película. Tanto el Fénix como el Grifo corresponden a nombres de criaturas descriptas por culturas antiguas como seres alados. Tradiciones como las egipcias coinciden en el ave Fénix consumiéndose por el fuego cada 500 años para resurgir de sus cenizas luego en una joven y fuerte ave, como la inmortalidad y la resurrección, un símbolo que alude al Sol que muere por la noche y renace por la mañana, tal como contemplar el antes y el después de la primera salida de los protagonistas. En relación a este personaje, cuentan las leyendas griegas que el Grifo, criatura imponente desde que es mitad superior de águila y mitad inferior, de león, tenía las alas enormes de color dorado por su consagración a Apolo, dios del Sol, cuyo tesoro custodiaba. Podía entonces vigilar así tanto el cielo como la tierra, tan valiente como fuerte, así podría describirse el amor de la pareja, desde donde comienza a vislumbrarse una esperanza, casi como un renacer y volver a sentirse vivos aun cuando se presagian los últimos días.
    Basada en su homónima televisiva de 1976, creo que Griffin & Phoenix (2006) sí es una lección de vida, y también una de esas pocas películas para volver a disfrutar y compartir dos veces (y tantas más).

martes, 6 de octubre de 2009

La Ola

   Lamentablemente, esta ola no es sino una cresta apenas visible, y parece haber emergido en nuestras costas arrastrada por una marejada mundial.
   Es casi estremecedor cómo puede construirse el arquetipo de un Führer a partir de unos pocos elementos -desde una típica y uniforme forma de vestir hasta el confortable sentimiento que da la pertenencia a un determinado, aunque cada vez más hermético grupo-, pero sobre todo cuando la palabra ahora sólo es nexo para apartarnos, directriz a la egolatría y creernos que de los sórdidos peldaños moldeados en el pasado pisaremos fuerte, hundiendo a los más débiles y elevándonos en el mismo acto a nosotros mismos. Bueno, esto efectivamente ya ha sacudido las arenas más lastimosas de Honduras, está sucediendo en niveles extremos en Italia... la nieta de Il Duce integrando el parlamento... y en Argentina me provoca escozor comprobar -por sólo citar algunos ejemplos, los nefastos funcionarios de Macri (jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires) y él mismo, su familia, religiosos de las prácticas dictatoriales a cargo de la policía, las ya legitimadas socialmente patrullas ciudadanas importadas directamente de la Italia de Berlusconi, con presencia en muchos pueblos, y ahora sí quiero terminar con la disgresión... los recientes cinistas, pendencieros y jactanciosos cruces de palabras (otra cosa no fueron) escupidos por la clase media y no más valorable que como relleno de ornamento televisivo sobre el inestimable valor de la pena de muerte- nuevamente que las cruces de la más cruenta dictadura todavía subyacen desde las vísceras mezclado entre resquemor y aun latente como alternativa, lo cual no necesariamente tiene que involucrar el sistema en absoluto, pues basta ver cómo un elemento puede desencadenar el efecto para convocar a todos los demás. Es que "no queremos ponerle nuestro balazo", o de otro modo, las responsabilidades no terminaron de asumirse.
   Esto hace temblar una vez más los endebles cimientos sobre los cuales reposa la democracia, que no es más que una fachada para trastocar la base esencialmente injusta cuyo sustento está dado por una mayoría, superpuesta a una minoría que carece de representación. Parece la constante de todas las crisis volver al conservadurismo, es que esto no es más que una fachada encubriendo al sistema monetarista.
   Aquí llegamos al entramado de La ola (die Welle), película alemana que recrea el experimento llevado a cabo en 1967 por un profesor de historia de una escuela norteamericana, quien en su afán de advertir los peligros de la autocracia termina trasvasando los límites a medida que se convierte en la única fuente y motor para el entusiasmo al quedar irrversiblemente sumergido en el propio régimen que ha instituido. Es así que mientras revitalizará la confianza en el grupo, en cuanto a sí mismo y para sí mismo, exasperará a la vez de enaltecer a toda la comunidad, y sobre todo al cautivante líder principio y fin de todo, formando una ola muy difícil de detener su fuerza de arrastre sobre lo demás, pero probablemente tan inestable cuanto sociedad decisiva conozcamos.

"Se va la ola a joder y chau"
Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado

miércoles, 22 de abril de 2009

Eraserhead

Surrealismo desde el ápice de la palabra podríamos decir acerca de esta película. El preludio "no es para cualquiera" entraría con seguridad en la reseña de los críticos de cine.
Bastante tiempo fue el transcurrido desde que alguna no me ofuscaba como lo hizo esta, desde el inicio. Un sonido estrepitoso que se transforma en un seseo es la antesala para ver a un cerebro contra la cabeza del protagonista principal, llevando su característico peinado hacia arriba, que aparece de costado, de la cual luego sale un espermatozoide a toda velocidad causan el primer impacto al espectador. Luego, el desarrollo lento intercalado por la aparición de imágenes, y de personajes excéntricos y de pocas palabras, definitivamente impiden desviar la mirada para sólo focalizarla en la pantalla. La atmósfera perturbadora creada a partir del paso solitario del extraño personaje, mientras atraviesa el laberinto urbano-industrial, y los ruidos asiduos se mimetizan para dar lugar a un ambiente sórdido que se dinamiza a partir de lo que será el eje de la película: la noticia del nacimiento de un ser semejante a un feto de oveja es revelado al padre de éste, y se convierte de este modo en el desencadenante de los sucesos de la película ante los cuales actuará de un modo tan natural, interpretado brillantemente por Jack Nance.
  Sin embargo, lo interesante de Eraserhead (Cabeza borradora) o "Historias de Filadelfia" (1977), como prefería llamarla su director David Lynch, por significar ésta una historia muy personal sobre sus recuerdos en esa ciudad, ha llegado a dicha combinación sin crear un absurdo de ello. De él sabemos que es un reconocido director norteamericano referente del género, quien en este caso se encargó asimismo del guión, y hasta de los efectos especiales y la música de la película. Aun me producen zozobra los jadeos constantes del  horripilante bebé, y la aparición en escena de la mujer del radiador en medio de las oníricas experiencias, y nuevamente se desprenden los efectos del sonido, los cuales evocan la angustia, y enmarcan el trinomio de la pesadilla conyugal-paternal-familiar que vive en carne propia Henry, vislumbran los extremos de cuyo hilo penden sus destinos opuestos. Es increíble cómo aún con un presupuesto tan escaso pueden lograrse efectos visuales por demás de impactantes.

Clic para verla desde Google sin subtítulos, pero si saben algo de inglés es entendible además, debido a los pocos diálogos.